Cita 1
¿En qué consiste la religión? Es la conformidad del ser entero a la voluntad de Dios. “Si alguno quiere venir en pos de mí -dijo Cristo-, niéguese a sí mismo, tome su cruz cada día, y sígame”. Lucas 9:23. Lo que Ud. necesita es creer inteligentemente en la Palabra de Dios. Ella es nuestra norma de acción. No debe cavilar diciendo: “¿Qué debo hacer?” Creer correctamente es hacer las cosas correctamente. Cristo dio su vida para hacer posible que Ud. llegue a ser partícipe de la naturaleza divina… Recuerde que Dios bendecirá a todos los que pongan su confianza en El. Su hermana, Elena G. de White.
— Carta 159, del 11 de junio de 1905, dirigida a una desalentada hermana de iglesia. (Alza tus Ojos – 11 de Junio).
Cita 2
Caminó, pues, Enoc con Dios, y desapareció, porque le llevó Dios. Genesis 5:24.
Dios tenía una iglesia cuando Adán, Eva y Abel recibieron con gozo las buenas nuevas de que Jesús era su Redentor. Comprendieron tan plenamente entonces como nosotros ahora, la promesa de la presencia del Señor en medio de ellos.
Dondequiera que Enoc se encontraba con uno o dos que estuvieran deseosos de oír el mensaje que tenía para ellos, Jesús se les unía en su adoración. En los días de Enoc había algunos, entre los inicuos habitantes de la tierra, que creían. El Señor, sin embargo, nunca dejó a sus pocos fieles sin su presencia, ni al mundo sin un testigo.
—Manuscrito 43, del 2 de agosto de 1900, “El profeta Enoc”. (Alza tus Ojos – 2 de Agosto).
Cita 3
Porque nadie puede poner otro fundamento que el que está puesto, el cual es Jesucristo. 1 Corintios 3:11.
Muchos profesos seguidores de Cristo no tienen los ojos puestos únicamente en la gloria de Dios. Tienen sus propias ideas y normas, y mantienen éstas ante ellos en vez de la norma de la Palabra de Dios.
Necesitamos una religión pura y sin mancha. Es menester que imploremos por la justicia que llega al alma verdaderamente convertida, que acepta la vida del Redentor como su ejemplo. No pensemos que podemos pasar por este mundo haciendo lo que nos place, y no obstante ser aceptados por Dios como seguidores de su Hijo. Las puertas de la ciudad de Dios no se abrirán para los que no han levantado la cruz y seguido a Cristo en renunciamiento y abnegación. Si alguna vez hemos de tomar posesión del reino de gloria, debemos aceptar por fe los méritos de Jesucristo: debemos ser partícipes de su naturaleza, y vencer por medio de su gracia…
—Manuscrito 85, del 21 de agosto de 1909, sermón predicado en Nevada, Iowa. (Alza tus Ojos – 21 de Agosto).
Cita 4
Nuestro Salvador es el médico más experto del mundo. Lo alabo por la notable bendición que me concedió en ese momento. La verdadera religión tiene siempre presente la honra y la gloria de Dios. Debemos considerar a nuestro Padre Celestial con santo temor y reverencia. Requiere gozosa obediencia de su herencia adquirida con sangre. Al comprender su gran amor, nuestros corazones se llenarán de gratitud, lo serviremos con alegría, y pondremos firme y confiadamente toda nuestra fe en él.
—Carta 139, del 17 de abril de 1904, dirigida al Hno. Robert Vickery, miembro laico de la Asociación de Illinois. (Cada Día con Dios – 17 de Abril).
Cita 5
Y esto, conociendo el tiempo, que es ya hora de levantarnos del sueño; porque ahora está más cerca de nosotros nuestra salvación que cuando creímos. La noche está avanzada, y se acerca el día. Desechemos, pues, las obras de las tinieblas, y vistámonos las armas de la luz. Romanos 13:11, 12.
Formamos parte de la gran tela de la humanidad, y una influencia pasa de uno a otro, no sólo en la iglesia, pues la familia del cielo y de la tierra se amalgaman a fin de que Cristo pueda llegar a ser un poder en el mundo. Todas las joyas de la verdad concedidas a los patriarcas y profetas que se han ido acumulando de era en era y de generación en generación, deben reunirse ahora como la herencia que se nos ha confiado.
Las sagradas influencias de las generaciones del presente y del pasado constituyen un poderoso instrumento de Dios, capaz de prevalecer, no contra carne y sangre, sino contra principados y potestades, y malicias espirituales en los aires. El pueblo de Dios de la actualidad tiene todos los privilegios y oportunidades de las generaciones pasadas, y mucho más luz que le puede conferir más poder para la obra de Dios, que el que han tenido las generaciones precedentes.
Estas ventajas requieren que se produzcan los correspondientes dividendos. Nuestros esfuerzos para abrir el camino delante de los demás deben estar en armonía con los tesoros celestiales que poseemos. El Señor se acerca. Las inteligencias celestiales, unidas con las influencias santificadas de la tierra, deben proclamar el mensaje del tercer ángel y dar esta advertencia: “El fin de todas las cosas se acerca”. “Porque aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará”. Hebreos 10:37.
—Manuscrito 7, del 10 de junio de 1891, “El servicio cristiano en la iglesia viviente”. (Cada Día con Dios – 10 de Junio).
Cita 6
No debemos seguir a los seres humanos. Cristo es nuestro Conductor. En todo momento, en todo lugar, en toda necesidad, descubriremos que él es un pronto auxilio para nosotros. Puesto que hay quienes profesan ser cristianos y que deshonran a Cristo mediante sus pensamientos, palabras y hechos, debemos dar una evidencia más definida que nunca de nuestra perfecta relación con él. Debemos avanzar iluminados por la luz de su rostro. Podemos demostrar que Cristo es luz, y que en él no hay tinieblas.
Si queremos dejarnos guiar por él, nos llevará desde las profundidades del pecado hasta las más elevadas alturas de la gracia. No debemos oscurecer nuestras vidas al hablar de nuestras propias imperfecciones o las de los demás. Debemos ser luces en el Señor, en el pleno sentido de la palabra.
—Carta 249, del 11 de noviembre de 1903, dirigida a P. T. Magan y E. A. Sutherland, educadores que desempeñaron un papel importante en la fundación del Colegio Misionero Emanuel. (Cada Día con Dios – 11 de Noviembre).