Cita 1
Porque esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria. 2 Corintios 4:17.
Pretendernos ser los depositarios de la Ley de Dios, y como pueblo profesamos [tener] mayor luz y vivir a la altura de una norma más elevada que cualquier otro pueblo de la tierra; por lo tanto debemos mostrar mayor perfección de carácter y una más profunda devoción, que exalte las verdades sagradas y eternas.
La unidad de la iglesia es la evidencia de que Dios envió a Jesús a esta tierra como su Redentor, que el mundo no puede resistir ni controvertir. La unidad y armonía de ella constituyen un argumento convincente. Por eso Satanás está tratando constantemente de obrar para impedir esta armonía y unión, de manera que al observar los altercados, luchas y disensiones, los incrédulos sientan aversión al cristianismo y se afirmen en la incredulidad e infidelidad.
Los que profesan la verdad y al mismo tiempo están en desacuerdo los unos con los otros deshonran a Dios. Si nuestra convicción… [de tener] verdades más grandes que las [que tienen] otras denominaciones no nos lleva a una consagración más profunda, y a tener vidas más puras y santas, ¿de qué nos aprovecha esta verdad? Hubiera sido mejor no haber visto nunca la luz de la verdad que pretender aceptarla y no ser santificados por ella.
—Manuscrito 1 del 18 de febrero de 1880, “Dificultades en la iglesia”. (Alza tus Ojos – 18 de Febrero).
Cita 2
En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Salmos 34:2.
Estaba a punto de escribir unas palabras de ánimo a alguien que había ayudado en la obra… en un tiempo cuando las cosas se presentaban muy difíciles. Pero una mano se colocó sobre el papel impidiéndome escribir, y una voz me dijo: “Estas palabras de alabanza harán daño a la persona a la cual te estás dirigiendo. Dios es el gran Arquitecto. Glorifícalo a El, no al hombre”…
Seamos muy cuidadosos de no alabar o adular a ningún ser humano. No coloquemos delante de los siervos del Señor la tentación de la alabanza humana. Es Dios quien capacita a los hombres y las mujeres para realizar el bien. El está detrás de cada obrero. Sin su poder, el hombre es impotente…
Hay algunos que mediante la abnegación y el sacrificio propio han preparado el camino para la realización de una buena obra, y que con todo no tienen la capacidad que los habilitaría para llevar exitosamente esta obra hacia adelante al alcanzar ésta un cierto grado de desarrollo… El hermano S ha sido grandemente bendecido por Dios. El Señor lo usó para iniciar la obra en H. Pero él no debe pensar que, a causa de esto, es idóneo para llevar adelante la obra de la escuela en el plano amplio y elevado en el cual debe ser desarrollada.
Otros, cuya educación y entrenamiento los capacitan para ello, deben hacerse cargo de la obra en sus etapas avanzadas y llevarla hacia adelante y hacia arriba. No obstante, el Señor no valora como menos a los que mediante el sacrificio y la abnegación prepararon el camino para que la obra pudiera avanzar.
Los obreros del Señor no deben pensar que ellos deben ser sus propios jueces en relación con la posición que debieran ocupar. Recuerden todos que hay muchas líneas diferentes de trabajo, y que todas son necesarias. Los leñadores y los aguateros cumplen un servicio aceptable y tienen éxito donde otros ciertamente fracasarían…
Contempla a Jesús. No eches a perder tu registro cediendo ante el abatimiento y la desconfianza. Traza senderos rectos para tus pies, no sea que el cojo se aparte del camino… El hombre que está más cerca del Señor es el que espera en El como quien espera la mañana, es el que desconfía de sí mismo y pone toda su confianza en Dios, que puede salvar hasta lo sumo a los que se allegan a El…
El Señor tiene interés en toda la obra que está tratando de hacer para El. No te preocupes. El tiempo de confiar está en nuestras manos. El día del ajuste de cuentas mostrará cómo hemos hecho nuestra obra. Hagamos lo mejor que podamos. Si el Señor está con nosotros, prosperaremos.—
Carta 64, del 24 de abril de 1902, dirigida a J. E. White, quien estaba trabajando en favor de la gente de color del sur de los Estados Unidos. (Alza tus Ojos – 24 de Abril).
Cita 3
Todos sabemos cuánto daño puede hacer una lengua indisciplinada si se la deja suelta. Los que se han reunido en la iglesia se han obligado a sí mismos, por su unión a ella, a mantener fuera de su manera de ser la conversación maliciosa. Es el deber de quienes ocupan puestos de responsabilidad en la iglesia vigilar de cerca este asunto para cuidar que el orden y la armonía sean preservados en ella…
Como iglesia deben ubicarse donde puedan representar el carácter de Cristo ante el mundo. Deben situarse donde puedan edificarse mutuamente en la fe más santa. Nunca han de destrozarse unos a otros, pues estarían realizando la obra de Satanás. Día a día deben ayudarse mutuamente a crecer hasta la perfecta estatura de hombres y mujeres en Cristo. De este modo cierran la puerta al enemigo.
El poder del habla es un gran talento para bendecir a otros o una gran maldición para causar disensión y rivalidad. El que vive al acecho de los defectos de éste y de aquél, está descuidando su propia alma preciosa. Y los que permiten que alguien lleve adelante su obra anticristiana sin reprenderlos, son responsables ante Dios de agravio a sus hermanos.¿Podemos esperar que la bendición del Señor descanse sobre una iglesia cuando sus miembros están alimentando enconos entre sí?…
Aquellos en cuyos corazones mora Cristo mostrarán en sus vidas el fruto del Espíritu: amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe. Quienes estén dominados por el enemigo estarán llenos de envidia, contienda, malicia y conjeturas perversas. Si una de esas personas de quien se hablan palabras crueles estuviera esta noche en el lecho de muerte, qué diferentes serían las palabras que se pronunciarían de él. Cuán a menudo es este el caso: mientras una persona está viva y podría ser bendecida por palabras amables, se dicen cosas desagradables y amargas de él. Pero cuando su obra ha concluido y sus manos están entrelazadas en la muerte, se lo alaba con palabras de amor y reconocimiento. Pero éstas descienden a oídos que ya no escuchan. Se dirigen a corazones que ya no pueden ser consolados. ¡Es demasiado tarde! Oh, si algunas de estas palabras de amor se hubieran pronunciado en vida, cuánto mejor habría sido…
Dios desea que su pueblo tenga en sus hogares toda la paz, el gozo y el amor que es posible poseer. El amor que introduzcan en ellos será el que introduzcan en la iglesia.
Mis hermanos, mis hermanas, pueden traer la paz del cielo al hogar y a la iglesia, si santifican a Dios el talento del habla.
—Manuscrito 26, del 15 de julio de 1886, “Habladuría maliciosa”, un sermón predicado en Oslo, Noruega. (Alza tus Ojos – 15 de Julio).
Cita 4
Y él mismo constituyó a unos, apóstoles; a otros, profetas; a otros, evangelistas; a otros, pastores y maestros, a fin de perfeccionar a los santos para la obra del ministerio, para la edificación del cuerpo de Cristo. Efesios 4:11, 12.
Mediante nuestra unidad hemos de constituir una evidencia eficaz e irrefutable de que Cristo vino a este mundo a salvar a los pecadores. Satanás trabaja con todo su ingenio para evitar que los seres humanos den este testimonio. Desea que desarrollen una individualidad no santificada, de modo que no se amen unos a otros. Demasiado a menudo los cristianos profesos ceden al enemigo, y entonces la más insignificante trivialidad ocasiona diferencias entre ellos.
Hombres y mujeres que profesan piedad construyen muros de separación entre ellos y sus hermanos obreros, porque no todos piensan del mismo modo o aplican exactamente los mismos métodos. Los que se mantienen apartados, negándose a estar en armonía con el resto, deshonran a Dios ante el mundo. Cristo oró por unidad. Es su voluntad que sus seguidores trabajen juntos, en camaradería cristiana. ¿Ocurrirá así o lo afligiremos por nuestra desunión y falta de armonía?
El aunó sus intereses con los de la humanidad para que los hombres y las mujeres pudieran recibir su poder a fin de hacer su voluntad. Los que por medio de su gracia son partícipes de la naturaleza divina, reciben las abundantes bendiciones que, según se declaró en los concilios del cielo, serían concedidas a quienes creyeran en Cristo como Salvador personal…
— Carta 205, del 14 de septiembre de 1903, dirigida a “Mis queridos hermanos y hermanas de Australia”. (Alza tus Ojos – 14 de Septiembre).
Cita 5
Si no hubiera alguna falencia en nuestra propia experiencia no seríamos tan suspicaces con nuestros hermanos.
Es el individuo condenado por su conciencia el que está listo para juzgar. Tiemble cada uno y tema por sí mismo. Trate de ver si su propio corazón está en una correcta relación con Dios. Quite las malezas de su propio jardín. Encontrará suficiente como para mantenerlo activamente ocupado. Si realiza fielmente esta obra, no tendrá tiempo para encontrar faltas en el jardín de los demás.
—Manuscrito 75a, del 18 de diciembre de 1900, “No juzguéis”. (Alza tus Ojos – 18 de Diciembre).
Cita 7
Dios nos ha dado dicho que cada uno de sus hijos tiene una obra que realizar. A cada uno se le han dado talentos de acuerdo con sus distintas habilidades. Para trabajar por el Señor no es necesario ser predicador. Hay muchos que, aunque no sienten que han sido apartados para la tarea especial de predicar, de todas maneras trabajan para Cristo. El Sol de justicia brilla sobre ellos, y revelan que son uno con Cristo. La Palabra de Dios es su consejera.
A medida que estudian las Escrituras son habilitados para comprender lo que leen. Trabajan en unión unos con otros. No habrá opiniones discordantes entre los que son instruidos por Dios. Los santos verdaderos son uno en espíritu y en acción. El Espíritu Santo los une, y ni aun todo el poder de los agentes satánicos puede destruir esa unión.
—Manuscrito 176, del 4 de noviembre de 1899, “Diario”, escrito en Rockhampton, Queensland, Australia. (Alza tus Ojos – 4 de Noviembre).
Cita 8
—Carta 90, del 6 de marzo de 1906, dirigida a los hermanos reunidos en consejo en Graysville, Tennessee. (Cada Día con Dios – 6 de Marzo).
Cita 9
Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 1 Pedro 5:2, 3.
¿Quién le dio vida al hombre? ¿Quién le dio inteligencia? ¿No fue acaso Dios? No se exalte por encima de sus hermanos el cristiano que depende de Dios hasta por su aliento. No debiera dictarles condiciones, como si les hubiera dado vida e inteligencia, y por lo tanto todos tuvieran que responder ante él. Se está manifestando entre vosotros un espíritu que Dios no va a tolerar. Jamás los cristianos deben creer que son señores sobre la herencia del Señor. No debería manifestarse entre los cristianos un espíritu que haga patrones de algunos y sirvientes de otros. Este mandamiento de Dios lo prohíbe: “Todos vosotros sois hermanos”. Mateo 23:8. Nadie debe creer que es dueño de las mentes y los talentos de sus hermanos. No debe pensar que los demás se tienen que someter a sus órdenes. Está sujeto a errar, a cometer equivocaciones, como todo ser humano. No debe tratar de manejar los asuntos de acuerdo con sus ideas. Quien ceda al espíritu de exaltación propia se pone bajo el dominio del enemigo.
—Carta 92, del 2 de julio de 1900, dirigida al Dr. J. H. Kellog. (Cada Día con Dios – 2 de Julio).