La Amabilidad

Cita 1

Vuelve ahora en amistad con él, y tendrás paz; y por ello te vendrá bien. Job 22:21.

El amor por Dios debería guiarnos a encontrar verdadero placer en conocer y hacer su voluntad. Así estaremos diariamente mejor preparados para ser vencedores, para ser ejemplos del poder que tiene la gracia celestial para elevar y ennoblecer a los seres humanos. Cristo fue tentado en todo punto como nosotros, no obstante El venció. Y hoy espera oír y responder los fervientes pedidos de sus hijos en favor de la gracia que los capacitará para triunfar. Sean amables con quienes se relacionen; así lo serán también con Dios. Alábenlo por su bondad; así se constituyen en sus testigos, y se preparan para asociarse con los ángeles. Están aprendiendo en este mundo a cómo conducirse en la familia de Cristo en los cielos. No demoren en familiarizarse con los principios que los hijos de Dios deben seguir. Estamos aquí para imitar el carácter de Cristo y familiarizamos con su bondad, su humildad. Esto nos colocará donde nuestra foja de servicios indique: “Estáis completos en él”. Colosenses 2:10.

Por la paciencia, la amabilidad, el dominio propio, hemos de mostrar que no somos del mundo, que día tras día estamos aprendiendo las lecciones que nos harán idóneos para entrar en la escuela superior.

Cuando los redimidos de Dios sean llamados al cielo, no dejarán tras ellos el progreso que lograron en esta vida al contemplar a Cristo. Continuarán aprendiendo más y aun más acerca de Dios. Llevará sus logros espirituales a las cortes celestiales, sin dejar en este mundo nada de origen divino. Cuando los libros del cielo sean abiertos, se le asignará a cada vencedor su parte y su lugar allí, según el perfeccionamiento que haya alcanzado en esta vida.

—Manuscrito 31, del 22 de agosto de 1903, “Enseñanzas del tercer capítulo de primera de Juan”. (Alza tus Ojos – 22 de Agosto).


Cita 2

Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. 1 Pedro 3:8.

Cuánta necesidad hay de cultivar la ternura y la gentileza. Nadie debería avergonzarse por manifestar un espíritu tierno y compasivo con los que yerran; porque los que piensan que no cometen errores están muy lejos de no tener falta alguna delante de Dios. Nadie piense que al manifestar compasión está haciendo algo de lo cual se debería avergonzar…

Cuando sobreviene una crisis en la vida de un alma, y alguien intenta aconsejarla, ese consejo sólo tendrá el peso de la influencia para bien que pueda ejercer el ejemplo del consejero. Es la vida consecuente, la revelación de un interés sincero y cristiano por las almas en peligro, lo que le dará eficacia al consejo para persuadir y lograr que dicha alma retorne a la senda segura.

—Carta 70, del 13 de enero de 1894, para los “queridos hermanos dirigentes de la Review and Herald”. (Cada Día con Dios – 13 de Enero).


Cita 3

Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío. Salmos 19:14.

Todos necesitamos estudiar la vida de Cristo y las lecciones que nos dio, para saber conducirnos en nuestras relaciones mutuas. Alberguemos la suave influencia del Espíritu de Dios. Recordemos que el habla es un talento de gran valor cuando se lo usa correctamente, y que de la abundancia del corazón habla la boca. Recordemos también que por nuestras palabras seremos justificados, y por nuestras palabras seremos condenados.

Las palabras imprudentes a menudo crean dificultades que de otra manera no se hubieran producido. Hemos sido puestos en este mundo para ser hijos de Dios y a fin de prepararnos para la futura vida inmortal. No pronunciemos palabras imprudentes y poco amables. En nuestra relación familiar, tengamos cuidado de decir palabras amables y tiernas que consuelen y animen. No nos olvidemos de los pequeños actos de bondad que tanto ayudan al miembro de la familia que está luchando con debilidades que sólo él puede comprender. No vale la pena insistir en que las cosas se hagan como uno quiere, y en no ceder en asuntos de menor importancia, que suscitan amargura y resentimiento en el hogar.

La vida es demasiado corta, y está demasiado llena de pesares. Sin pérdida de tiempo deberíamos atender toda herida y a todo corazón sometido a la tentación. Cada cual sea considerado y amable con el otro. Jamás permita que el sol se ponga sobre su enojo. Jamás cierre los ojos para dormir sin arreglar esas pequeñas e insignificantes dificultades que hieren y dañan el alma… Cada vez que se sienta tentado a hablar imprudentemente, arrodíllese donde está, y ore hasta encontrar descanso en Jesús. Estoy segura de que no lo dejará ni lo olvidará. Tal vez usted se desprecie por las palabras apasionadas que acaba de pronunciar, pero recuerde que Jesús tiene piedad de usted, y que le va a cuidar su cuerpo y su alma, si está dispuesto a hacer su voluntad.

Estas son sus palabras: “Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo”. Isaías 27:5. Jesús quiere crear una armonía celestial en su alma. Lea sus palabras, no con desánimo, sino con confianza y esperanza. Escuche las benditas palabras que Dios le dirige. Caminar con Cristo significa que, aunque invisible, Cristo camina con usted.

—Carta 104, del 4 de agosto de 1901, dirigida a E. K. Beaman. (Cada Día con Dios – 4 de Agosto).


Cita 4

El que quiere amar la vida y ver días buenos, refrene su lengua del mal, y sus labios no hablen engaño. 1 Pedro 3:10.

El padre cristiano jamás debiera perder de vista que es uno de los hijos de Dios y que debe cultivar una disposición cortés y compasiva porque es un educador. Debe representar a Jesús ante sus hijos. Al tratar con ellos, no debiera haber impetuosidad, ni tampoco esa fría dignidad que congela el amor en el corazón. Debiera ser tan amable y tierno que los corazones de sus hijos se suavicen y se sometan, y se preparen para recibir el amor y la gracia de Cristo.

El cristiano no debe dirigir palabras ásperas a nadie, ya sea viejo o joven. El enemigo sugiere esas palabras… La Palabra de Dios nos enseña a ser amables, tiernos, compasivos y corteses. Cultivemos el amor cristiano. Lleve todo lo que hagamos el sello de este amor. Los que no hablan las palabras de Cristo ni hacen sus obras, tratan de entrar al cielo de otra manera y no por la puerta. No traten de conservar su fría y poco cristiana dignidad. Esto no es religión; no es cristianismo. Lo que necesitan es la luz que resplandece en el rostro de Cristo para que los rostros de ustedes resplandezcan con la luz de su amor.

—Carta 203, del 14 de septiembre de 1903, dirigida a los administradores de la Casa Editora de Nashville. (Cada Día con Dios – 14 de Septiembre).


Cita 5

Porque de la abundancia del corazón habla la boca. El hombre bueno, del buen tesoro del corazón saca buenas cosas; y el hombre malo, del mal tesoro saca malas cosas. Mateo 12:34, 35.

Nunca tratemos como infieles a aquellos por quienes trabajamos, a menos que tengamos evidencias indubitables de que lo son. Y aún cuando la infidelidad de un obrero sea plenamente probada, nunca trate con él de manera que tenga excusa para decir: “Usted fue duro conmigo”. No debe hacer nada que provoque a ira a los que yerran. No trate a creyentes o incrédulos de tal manera que llegue a excitar los peores sentimientos de sus corazones. No lance acusaciones que puedan ser crueles e injustas. Mediante esta manera de proceder, puede conducir a las almas a la perdición…

Usted debe manifestar en su obra la simpatía de Cristo. Sus palabras deben ser una expresión de ella. Debe hablar el idioma de Canaán. Usted ya no forma parte del mundo. Ha salido de él y debe evitar sus métodos y procedimientos. Mediante sus palabras y actos debe manifestar los amantes propósitos de Dios. Debe tratar siempre con respeto a sus colaboradores, recordando que fueron creados a imagen de Dios. El que sirve en lugar de Cristo sólo cumple su deber cuando manifiesta las gracias del Espíritu de Dios a todos los que se relacionan con él.

No deben escucharse ni reprimendas ni expresiones airadas, porque esas palabras deshonran a Cristo y son un baldón para el nombre de cristiano. Parte del deber del que sirve como director consiste en aprender a ejercer dominio propio. El Señor Jesús ha elegido a seres humanos para que sean su instrumento. Deben cumplir su propósito. Su muerte en la cruz del Calvario fue la culminación de su humillación. Su obra redentora trasciende el entendimiento finito…

 

—Carta 196, del 18 de septiembre de 1901, dirigida a un administrador del Sanatorio de Santa Elena. (Cada Día con Dios – 18 de Septiembre).


*Las citas de este libro se actualizan constantemente 

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