Cita 1
“Algunos miran siempre los detalles defectuosos y desalentadores, y por lo tanto, los sobrecoge el desaliento. Se olvidan de que el universo celestial aguarda para hacerlos agentes de bendición para el mundo; y que el Señor Jesús es una reserva inagotable de la cual los seres humanos pueden sacar fuerza y valor. No hay necesidad de sentir abatimiento ni aprensión. Nunca llegará el tiempo en que la sombra de Satanás no atraviese nuestra senda. Porque con ello el enemigo trata de ocultar la luz del Sol de justicia. Pero nuestra fe debe atravesar esta sombra.”— Obreros Evangélicos, 280, 281.
Cita 2
“La esperanza y el valor son esenciales para dar a Dios un servicio perfecto. Son el fruto de la fe. El abatimiento es pecaminoso e irracional. Dios puede y quiere dar ‘más abundantemente’ (Hebreos 6:17) a sus siervos la fuerza que necesitan para las pruebas. Para los desalentados hay un remedio seguro en la fe, la oración y el trabajo.”—La Historia de Profetas y Reyes, 120, 121.
Cita 3
Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 1 Corintios 16:13.
Los discípulos de Cristo no deben asombrarse si son llamados a participar de los sufrimientos de Cristo. La obra de los representantes de Cristo debe ser similar a la de su Redentor. No deben contemplarse a sí mismos ni confiar en el yo. No deben hacer una evaluación demasiado alta de sus propios esfuerzos, pues cuando vean que otros no consideran sus labores de tanto valor como ellos mismos las estiman, llegan a sentir que no vale la pena seguir trabajando. Pero ésta es la obra del enemigo.
No vivimos para los hombres sino para Dios. El considera nuestra obra en su verdadero valor. Aprecia la nobleza de carácter, y sea que los hombres la aprecien o no, ella continúa viviendo después que el hombre ha desaparecido. Cuando ya el ser humano no tiene nada que hacer con cosa alguna debajo del sol, el ejemplo que dejó, las palabras de oro que pronunció, continúan viviendo por toda la eternidad. Esta influencia que correspondió al modelo divino nunca muere. Su vida se conectó con Dios.
Todos ejercemos una influencia personal, y nuestras palabras y acciones dejan una impresión indeleble. Es nuestro deber vivir, no para el yo, sino para el bien de otros; no para ser manejados por nuestros sentimientos, sino para tener en cuenta que nuestra influencia es un poder para el bien o para el mal.
Dios quiere que sus obreros sean lo que David encomendó a Salomón que fuera: “Sé hombre”. A Dios no le complace que alguno de sus representantes se preocupe, se canse y se agote al punto de no poder esparcir ya la dulce fragancia del cielo en su vida. No tenemos sino una vida para vivir. Jesús vino a nuestro mundo para enseñamos a vivir esa vida a fin de que podamos representar el carácter del Cielo.
Nunca debiéramos ser pusilánimes, porque ello será perjudicial para nosotros mismos y para aquellos que estén al alcance de nuestra influencia. Dios requiere que nos comportemos con dignidad en las pruebas y en las tentaciones. El Varón de dolores, experimentado en quebranto, está ante nosotros como nuestro ejemplo. “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Apocalipsis 3:21.
—Carta 7, del 10 de febrero de 1885, dirigida a Daniel T. Bourdeau, uno de nuestros primeros misioneros en Europa. (Alza tus Ojos – 10 de Febrero).
Cita 4
Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:13, 14.
Es deber de toda persona que profesa ser cristiana mantener sus pensamientos bajo el control de la razón, y obligarse a ser animosa y feliz. No importa cuán amarga pueda ser la causa de su pena, debiera cultivar un espíritu de reposo y quietud en Dios. El descanso que está en Cristo Jesús, la paz de Cristo, ¡cuán preciosa es! ¡Cuán sanadora es su influencia, cuán suavizadora es al alma oprimida! No importa cuán oscura sea su perspectiva, albergue un espíritu de esperanza para bien.
Mientras que el buen ánimo, una aceptación calmada y la paz contribuirán a la felicidad y salud de otros, serán también del mayor beneficio para uno mismo. La tristeza y el hablar de cosas poco gratas estimulan las escenas desagradables, las que a su vez hacen repercutir sobre uno mismo su efecto pernicioso. Dios desea que olvidemos todas estas cosas, que no miremos hacia abajo sino hacia arriba. ¡Hacia arriba!
La tristeza entorpece la circulación en los vasos sanguíneos y en los nervios, y también retarda la acción del hígado. Obstaculiza el proceso de la digestión y también el de la nutrición y tiene una tendencia a minar todo el organismo… A menudo los propósitos de Dios están velados en el misterio. Resultan incomprensibles para las mentes finitas, pero Aquel que ve el fin desde el principio conoce las cosas mejor de lo que las conocemos nosotros. Lo que necesitamos es limpiarnos de toda mundanalidad, a fin de perfeccionar nuestro carácter cristiano de tal manera que el manto de la justicia de Cristo sea colocado sobre nosotros…
La fe, la paciencia, la clemencia, la actitud mental celestial, la confianza en nuestro sabio Padre celestial, son las flores perfectas que maduran en medio de las nubes de chascos y aflicciones. La orden que la Providencia dirige al pueblo de Dios es que avance, que progrese. El sendero de la santidad es de avance continuo, elevándose más alto y más alto aún en el conocimiento y en el amor de Dios. El cumplimiento de las promesas de Dios será correspondiente a la fe y la obediencia de su pueblo Dios es inmutable; el mismo ayer, hoy y para siempre.
La fe debe ser ejercitada en todas nuestras oraciones, porque no ha perdido su poder así como tampoco la obediencia humilde ha perdido su recompensa. Si nuestros hermanos que profesan creer en la verdad mostraran su fe por sus obras, honrarían a Dios y serían capacitados para convencer a muchas almas de que ellos tienen la verdad, porque de acuerdo a su fe y a su obediencia percibirían el cumplimiento de las promesas de Dios y serían dotados con poder de lo alto.
—Carta 1, del 29 de marzo de 1883, dirigida a J. N. Andrews, nuestro primer misionero, que estaba muriendo de tuberculosis en Suiza. (Alza tus Ojos – 29 de Marzo).
Cita 5
No menosprecies, hijo mío, el castigo de Jehová, ni te fatigues de su corrección. Proverbios 3:11
No permitas que el desánimo se apodere de ti. No permitas que te afecte la provocación, pero haz que la razón inteligente controle tus acciones. Piensa en qué cosa buena podría resultar de ser impaciente. Eso solamente alegraría al enemigo y confirmaría en su opinión a los que piensan mal de ti. Tú puedes, mediante una conducta apacible, mostrar que son falsas las palabras de las personas malintencionadas. No te preocupes por defenderte, sino más bien, cumple tu deber con perseverancia.
Cuando tu fe se vea probada, no te inquietes. Espera solamente, y con calma somete a El tu juicio, tu voluntad, tu camino, y manifiéstate dispuesto a ser conducido.
las dificultades y pruebas son parte del legado cristiano. Cristo, la Majestad del cielo, vino a esta tierra para mostrarnos cómo soportar los reproches del mundo sin desmayar y sin tomar represalias. Cada tribulación que se soporta sabiamente será una bendición para los que la experimenten. Serán elevados y no abatidos. Los que están continuamente tratando de evitar las situaciones difíciles, buscando un sendero más fácil, un camino más placentero, tendrán que enfrentar la frustración y la adversidad. Pero si fortalecen su alma para la prueba y para el deber, y marchan valerosamente hacia adelante confiando en Dios, encontrarán que el sendero de la abnegación y del sacrificio propio conducen al honor y a las riquezas celestiales en la vida futura inmortal…
—Carta 24, del 5 de mayo de 1874, dirigida a Edson White. (Alza tus Ojos – 5 de Mayo).
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mí? Espera en Dios; porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío. Salmos 42:11.
Cuando alguien les pregunte cómo se sienten, no se quejen, ni critiquen, ni traten de pensar en algo triste para contarle con el fin de ganar su compasión; sino tómelo de la mano, diciendo: “¡Alabado sea Dios! ¡Bueno es el Señor, y digno de ser honrado en gran manera! Lo amo porque El me amó primero”. Sea su conversación alentadora y llena de esperanza. No hablen con desánimo, contando su falta de fe, sus penas y sufrimientos, pues el diablo se deleita en oír tales palabras. Cuando hablan de temas deprimentes, están glorificando al enemigo. Hablen de la fe, la esperanza y el valor, glorificando así a Dios. En vez de causar daño con los chismes, hablemos del inigualable poder de Cristo, y conversemos de su gloria, magnificando y exaltando así al Señor Jehová de los ejércitos, y preparándonos para entonar el cántico de victoria en el reino de gloria.
-Manuscrito 111, del 19 de octubre de 1901, un sermón predicado en la capilla del Sanatorio de Santa Elena. (Alza tus Ojos – 19 de Octubre).
Cita 7
Cita 8
Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Salmos 37:3
“Confía en Jehová”. Cada día tiene sus preocupaciones, cuidados y perplejidades; y cuando conversamos, ¡cuán dispuestos estamos a hablar de nuestras dificultades y pruebas! Aparecen tantos problemas innecesarios, nos explayamos en tantos temores, damos a conocer un cúmulo tan grande de ansiedades que se podría suponer que no disponemos de un Salvador amante y piadoso, listo para escuchar nuestras plegarias y para ser nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Algunos están continuamente albergando temores y cargándose de problemas. Cada día están rodeados de las manifestaciones del amor de Dios, cada día gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones. Sus mentes se espacian continuamente en algo desagradable que temen pueda sobrevenir; o pueda ser que exista realmente alguna dificultad que, aunque pequeña, no les permite ver las muchas cosas que demandan su gratitud. Las dificultades que encuentran, en lugar de conducirlos a Dios, la única fuente de auxilio, los separarán de él, porque les sugieren inquietud y los inducen a quejarse. Hermanos y hermanas: ¿Hacemos bien en ser tan incrédulos? ¿Por qué tenemos que ser tan ingratos y desconfiados?
Jesús es nuestro amigo. Todo el cielo está interesado en nuestro bienestar; y nuestra ansiedad y nuestro temor entristecen al Santo Espíritu de Dios. No debemos permitir que nos embarguen preocupaciones que sólo nos desgastan y nos cansan, y que no nos ayudan a sobrellevar las dificultades. No debiéramos dar lugar a esta desconfianza en Dios que nos induce a descuidar la preparación necesaria para cumplir en el futuro el principal propósito de la vida, como si nuestra felicidad dependiera de las cosas terrenales, y pudiéramos lograrlas mientras ignoramos el hecho de que Dios controla todo.
Los negocios pueden sumirlos en perplejidad; las perspectivas pueden ser cada vez más oscuras e incluso pueden enfrentar la amenaza de alguna pérdida financiera. Pero no se desanimen; depositen en Dios sus preocupaciones y permanezcan tranquilos y alegres. Comiencen cada día con una ferviente oración, sin olvidarse de alabar y dar gracias. Pidan sabiduría para administrar sus asuntos con discreción, para que no experimenten pérdidas ni desastres. Hagan todo lo posible para lograr resultados favorables. Jesús ha prometido ayuda divina, pero no sin el concurso del esfuerzo humano.
— The Review and Herald, 3 de febrero de 1885. (Cada Día con Dios – 3 de Febrero).
Me acordaré de las obras de JAH; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos. Salmos 77:11, 12.
El futuro nos depara grandes acontecimientos, y deseamos invitar al pueblo para que abandone su indiferencia y se prepare para ese día… No tenemos que abandonar ahora nuestra confianza, sino tener una firme seguridad, más firme que nunca antes. Hasta ahora nos ha ayudado el Señor, y nos ayudará hasta el fin.
Contemplaremos las monumentales columnas, recuerdos de lo que el Señor ha hecho por nosotros, para consolarnos y salvarnos de la mano del destructor. Debemos recordar con nitidez cada lágrima nuestra que el Señor ha enjugado, cada dolor que ha calmado, cada ansiedad que ha eliminado, cada temor que ha disipado, cada necesidad que ha satisfecho, cada misericordia concedida…
Sólo podemos esperar nuevas perplejidades en el conflicto que está por venir, pero podemos considerar tanto lo pasado como lo venidero, y decir: “Hasta aquí nos ayudó Jehová”. 1 Samuel 7:12. “Como tus días serán tus fuerzas”. Deuteronomio 33:25. La prueba no sobrepujará la fortaleza que se nos concederá para resistirla. Emprendamos, entonces, nuestra tarea justamente donde la encontramos, sin una palabra de queja, sin pensar en otra cosa que no sea la seguridad de que recibiremos fortaleza suficiente para hacer frente a la prueba.
Nuestros hijos están en las manos de Dios. Nuestra fe debe despertarse para captar las promesas de Dios, y no debemos quejarnos ni estar tristes, porque si lo hacemos deshonramos a Dios. Debemos tratar de tener una actitud mental que nos llene de alegría y esperanza. La paz de que gozamos en la actualidad no debe ser perturbada por pruebas anticipadas, porque Dios nunca abandonará una sola alma que confíe en él. Dios es más poderoso que nuestros temores.
Si pusiéramos empeño en recordar y enumerar sus misericordias, rememorando los casos cuando Dios obró en nuestro favor y superó nuestros temores, cuando interpuso su poder y su gracia en momentos cuando estábamos sumamente perplejos, y nos sostuvo cuando estábamos a punto de caer, cómo nos consoló cuando estábamos tristes, descubriríamos que manifestar desconfianza en Dios y llenarnos de ansiedad es incredulidad. Recordemos cada día sus misericordias y disfrutemos de ellas. Debemos vivir por fe siempre… Regocíjense siempre en Dios. Alaben hoy a Dios por su gracia y sigan alabándolo cada día.
—Carta 11a, del 19 de febrero de 1884, dirigida al pastor Urías Smith y Sra. (Cada Día con Dios – 19 de Febrero).
Cita 10
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:9.
Dormí muy poco la noche pasada. Traté de mirar a Jesús, de ponerme en las manos del gran Médico. El ha dicho: “Bástate mi gracia”. La gracia de Cristo induce a los hombres a pronunciar palabras acertadas en todas circunstancias. El sufrimiento físico no excusa las acciones anticristianas. Durante estas horas de insomnio, el tema de la victoria era el motivo central de mis pensamientos. “Al que venciere -declara el Señor-, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Apocalipsis 3:21.
Hay quienes siempre presentan excusas por andar de acuerdo con los consejos del enemigo. Hay quienes piensan que porque padecen una debilidad física, tienen el privilegio de pronunciar palabras mezquinas y actuar de manera antipática. Pero, ¿acaso no ha hecho provisión Jesús para que los tales venzan la tentación? ¿Han de ser desagradecidos e impíos por causa de las pruebas y las aflicciones? ¿No son acaso los rayos de la justicia de Cristo lo suficientemente luminosos como para disipar las sombras de Satanás?
Se afirma que la gracia de Dios es suficiente para contrarrestar todos los males y las pruebas contra los cuales tienen que luchar los seres humanos. ¿Podrá carecer de poder entonces contra las debilidades físicas? ¿Retrocederá la gracia divina mientras Satanás ocupa el campo y mantiene sus víctimas bajo el poder de sus malos atributos? ¡Oh, cuán precioso es Jesús para el alma que confía en el! Pero muchos andan en tinieblas porque sepultan su fe en las sombras de Satanás. No han hecho lo que podían hacer por medio de la gracia de Jesús. No hablan acerca de la fe, la esperanza y el valor.
Jamás deberíamos permitirle a Satanás que crea que su poder para perturbar y molestar es mayor que el poder de Cristo para sostener y fortalecer. Hay que “orar siempre y no desmayar”. Lucas 18:1. Toda oración sincera que se ofrece a Dios va mezclada con la eficacia de la sangre de Cristo. Si la respuesta se demora, se debe a que Dios desea que manifestemos una santa osadía al reclamar el cumplimiento de la palabra empeñada por Dios. Fiel es el que prometió.
—Manuscrito 19, del 17 de junio de 1892. (Cada Día con Dios – 17 de Junio).
Cita 11
Por cuanto has guardado la palabra de mi paciencia, yo también te guardaré de la hora de la prueba que ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra. Apocalipsis 3:10.
Estas palabras son importantes y solemnes, y sería provechoso para nosotros que las lleváramos a casa, y escudriñáramos allí las Escrituras para descubrir su verdadero significado. La hora de la prueba ha de venir sobre el mundo entero, para probar a los que moran sobre la tierra; y aunque no deseemos provocar un tiempo de prueba ahora, ni estemos dispuestos a quejarnos de las pruebas que han de venir en el futuro, debiéramos estar en tan íntima comunión con Dios que no caigamos en tentación cuando ésta sobrevenga.
“¿Quién hay entre vosotros que teme a Jehová, y oye la voz de su siervo? El que anda en tinieblas y carece de luz, confíe en el nombre de Jehová, y apóyese en su Dios”. Isaías 50:10. El Señor levantará bandera en favor de nosotros contra el enemigo. Debiéramos creer que tenemos un ayudador en Dios, que no necesitamos temer, ni llenarnos de admiración y espanto, porque sabemos que el Dios de Israel ha estado con su pueblo desde el mismo principio, que desde la misma infancia de este mundo el Señor ha estado con sus hijos obedientes. Debemos demostrar que tenemos confianza en Dios y manifestar al mundo que podemos confiar en él porque creemos en él. Ha empeñado su palabra en el sentido de que no nos sobrevendrá tentación, sin que venga el auxilio necesario para sostenernos…
Esperamos que sobrevengan pruebas en estos últimos días; no esperamos otra cosa; pero quiera Dios darnos gracia para que podamos soportarlas cuando vengan, y para que no desmayemos ante la persecución. No quisiéramos que ese momento nos encontrara sin fuerzas. Por lo tanto, amistémonos con Dios ahora mismo. Dios tiene un pueblo que no recibirá la marca de la bestia en la mano derecha ni en la frente. Dios tiene un lugar que quiere que su pueblo ocupe en este mundo, para que refleje luz.
—The Review and Herald, 15 de abril de 1890. (Cada Día con Dios – 15 de Abril).
Cita 12
He aquí te he purificado, y no como a plata; te he escogido en horno de aflicción. Isaías 48:10.
Todas las palabras de consuelo que le pueda dirigir no valdrán mucho. Usted sabe cuál es la Fuente de su fortaleza y su consuelo. No es ajeno a Jesús y a su amor. Usted es uno de aquellos para quienes la vida es un largo conflicto lleno de dolor, fatiga y desilusión. La esperanza diferida ha entristecido su corazón, pero recuerde que este mundo es el escenario de nuestras pruebas, nuestros pesares y dolores. Estamos aquí para pasar la prueba a que Dios nos somete. El fuego debe ser avivado hasta que consuma la escoria y nosotros salgamos como oro purificado en el horno de la aflicción.
Usted puede meditar, mi querido hermano, en la misteriosa providencia de Dios que lo ha privado ahora de la luz de sus ojos. Usted cree que si no fuera por esta gran pérdida, sería un hombre comparativamente feliz. Pero podría ser que precisamente la pérdida de su hija fuera para usted, y no sólo para usted, sino para mucha gente en Suiza, algo que ha acontecido para la salvación de sus almas. De estas tinieblas, que a veces parecen incomprensibles, surgirá la luz. “Jehová dio, y Jehová quitó; sea el nombre Jehová bendito”. Job 1:21. Sea éste el idioma de su corazón.
La nube de misericordia se cierne sobre usted, y se derramará sobre usted incluso en la hora más sombría. Los beneficios de Dios son tan numerosos como las gotas de lluvia que caen de las nubes sobre la tierra sedienta, para regarla y refrigerarla. La misericordia de Dios está sobre usted… El Señor lo ama, mi querido hermano. Lo ama. “Los montes se moverán, y los collados temblarán, pero no se apartará de ti mi misericordia, ni el pacto de mi paz se quebrantará”. Isaías 54:10. “Todas las cosas les ayudan a bien… a los que conforme a su propósito son llamados”. Romanos 8:28.
Si sus ojos se pudieran abrir, podría ver a su Padre celestial amorosamente inclinado sobre usted, y si pudiera escuchar su voz, descubriría que le habla en tono compasivo puesto que está postrado por su sufrimiento y su aflicción. Sosténgase en su fortaleza; hay descanso para usted, que está fatigado.
—Carta 7, del 5 de diciembre de 1878, dirigida al pastor J. N. Andrews, que acababa de perder una hija mientras trabajaba en Europa. (Cada Día con Dios – 5 de Diciembre).
*Las citas de este libro se actualizan constantemente