El Tiempo de Gracia

Cita 1

El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es sucio, ensúciese todavía; y el que es justo, sea todavía justificado; y el santo sea santificado todavía. Apocalipsis 22:11.

“Dios no nos ha revelado el tiempo cuando este mensaje (del tercer ángel) terminará, o cuando llegará a su fin el tiempo de gracia…. Me han llegado cartas preguntando si he recibido luz especial acerca del tiempo en que terminará la gracia; y he contestado que sólo tengo un mensaje: Que ahora es el tiempo de trabajar mientras el día dura, porque la noche viene cuando nadie puede obrar.”—The Review and Herald, 9 de Octubre de 1894.


Cita 2

“Entonces la suerte de cada alma habrá sido decidida, y ya no habrá sangre expiatoria para limpiarnos del pecado…. Entonces el Espíritu que reprime el mal se retirará de la tierra.”—Historia de los Patriarcas y Profetas, 199.


Cita 3

“Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos…. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Como los ángeles de Dios dejan ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contención se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en ruinas más espantosas que las que estallaron antiguamente sobre Jerusalén.”—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 672.


Cita 4

Vi un trono, y sobre él se sentaban el Padre y el Hijo. Me fijé en el rostro de Jesús y admiré su hermosa persona. No pude contemplar la persona del Padre, pues le cubría una nube de gloriosa luz. Pregunté a Jesús si su Padre tenía forma como él. Dijo que la tenía, pero que yo no podía contemplarla, porque, dijo: “Si llegases a contemplar la gloria de su persona, dejarías de existir.” Delante del trono vi al pueblo adventista—la iglesia y el mundo. Vi dos compañías, la una postrada ante el trono, profundamente interesada, mientras que la otra no manifestaba interés y permanecía de pie, indiferente. Los que estaban postrados delante del trono elevaban sus oraciones a Dios y miraban a Jesús; miraba él entonces a su Padre, y parecía interceder para con él. Una luz se transmitía del Padre al Hijo y de éste a la compañía que oraba. Entonces vi que una luz excesivamente brillante procedía del Padre hacia el Hijo, y desde el Hijo ondeaba sobre el pueblo que estaba delante del trono. Pero pocos recibían esta gran luz. Muchos salían de debajo de ella y la resistían inmediatamente; otros eran descuidados y no apreciaban la luz, y ésta se alejaba de ellos. Algunos la apreciaban, y se acercaban para postrarse con la pequeña compañía que oraba. Esta recibía la luz y se regocijaba en ella, y sus rostros brillaban con su gloria. PE 54.1

Después de eso, un carro de nubes, cuyas ruedas eran como llamas de fuego, llegó rodeado de ángeles, adonde estaba Jesús. El entró en el carro y fué llevado al lugar santísimo, donde el Padre estaba sentado. Allí contemplé a Jesús, el gran Sumo sacerdote, de pie delante del Padre. En la orla de su vestidura había una campana y una granada; luego otra campana y otra granada. Los que se levantaron con Jesús elevaban su fe hacia él en el lugar santísimo, y rogaban: “Padre mío, danos tu Espíritu.” Entonces Jesús soplaba sobre ellos el Espíritu Santo. En ese aliento había luz, poder y mucho amor, gozo y paz. PE 55.2


Cita 5

Vi luego el tercer ángel. Dijo mi ángel acompañante: “Su obra es terrible. Su misión es tremenda. Es el ángel que ha de separar el trigo de la cizaña, y sellar o atar el trigo para el granero celestial. Estas cosas debieran absorber completamente la mente y la atención.” PE 118.


Cita 6

Todos los que han recibido la luz sobre estos asuntos deben dar testimonio de las grandes verdades que Dios les ha confiado. El santuario en el cielo es el centro mismo de la obra de Cristo en favor de los hombres. Concierne a toda alma que vive en la tierra. Nos revela el plan de la redención, nos conduce hasta el fin mismo del tiempo y anuncia el triunfo final de la lucha entre la justicia y el pecado. Es de la mayor importancia que todos investiguen a fondo estos asuntos, y que estén siempre prontos a dar respuesta a todo aquel que les pidiere razón de la esperanza que hay en ellos. CS 479.2

La intercesión de Cristo por el hombre en el santuario celestial es tan esencial para el plan de la salvación como lo fue su muerte en la cruz. Con su muerte dio principio a aquella obra para cuya conclusión ascendió al cielo después de su resurrección. Por la fe debemos entrar velo adentro, “donde entró por nosotros como precursor Jesús”. Hebreos 6:20. Allí se refleja la luz de la cruz del Calvario; y allí podemos obtener una comprensión más clara de los misterios de la redención, La salvación del hombre se cumple a un precio infinito para el cielo; el sacrificio hecho corresponde a las más amplias exigencias de la ley de Dios quebrantada. Jesús abrió el camino que lleva al trono del Padre, y por su mediación pueden ser presentados ante Dios los deseos sinceros de todos los que a él se allegan con fe. CS 479.3

“El que encubre sus transgresiones, no prosperará; mas el que las confiesa y las abandona, alcanzará misericordia” Proverbios 28:13 (VM). Si los que esconden y disculpan sus faltas pudiesen ver cómo Satanás se alegra de ello, y los usa para desafiar a Cristo y sus santos ángeles, se apresurarían a confesar sus pecados, y a renunciar a ellos. De los defectos de carácter se vale Satanás para intentar dominar toda la mente, y sabe muy bien que si se conservan estos defectos, lo logrará. De ahí que trate constantemente de engañar a los discípulos de Cristo con su fatal sofisma de que les es imposible vencer. Pero Jesús aboga en su favor con sus manos heridas, su cuerpo quebrantado, y declara a todos los que quieran seguirle: “Bástate mi gracia”. 2 Corintios 12:9. “Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mi, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas. Porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:29, 30. Nadie considere, pues, sus defectos como incurables. Dios concederá fe y gracia para vencerlos. CS 479.4

Estamos viviendo ahora en el gran día de la expiación. Cuando en el servicio simbólico el sumo sacerdote hacia la propiciación por Israel, todos debían afligir sus almas arrepintiéndose de sus pecados y humillándose ante el Señor, si no querían verse separados del pueblo. De la misma manera, todos los que desean que sus nombres sean conservados en el libro de la vida, deben ahora, en los pocos días que les quedan de este tiempo de gracia, afligir sus almas ante Dios con verdadero arrepentimiento y dolor por sus pecados. Hay que escudriñar honda y sinceramente el corazón. Hay que deponer el espíritu liviano y frívolo al que se entregan tantos cristianos de profesión. Empeñada lucha espera a todos aquellos que quieran subyugar las malas inclinaciones que tratan de dominarlos. La obra de preparación es obra individual. No somos salvados en grupos. La pureza y la devoción de uno no suplirá la falta de estas cualidades en otro. Si bien todas las naciones deben pasar en juicio ante Dios, sin embargo él examinará el caso de cada individuo de un modo tan rígido y minucioso como si no hubiese otro ser en la tierra. Cada cual tiene que ser probado y encontrado sin mancha, ni arruga, ni cosa semejante. CS 480.1

Solemnes son las escenas relacionadas con la obra final de la expiación. Incalculables son los intereses que esta envuelve. El juicio se lleva ahora adelante en el santuario celestial. Esta obra se viene realizando desde hace muchos años. Pronto—nadie sabe cuándo—les tocará ser juzgados a los vivos. En la augusta presencia de Dios nuestras vidas deben ser pasadas en revista. En este más que en cualquier otro tiempo conviene que toda alma preste atención a la  amonestación del Señor: “Velad y orad: porque no sabéis cuándo será el tiempo”. “Y si no velares, vendré a ti como ladrón, y no sabrás en qué hora vendré a ti”. Marcos 13:33; Apocalipsis 3:3. CS 480.2

Cuando quede concluida la obra del juicio investigador, quedará también decidida la suerte de todos para vida o para muerte. El tiempo de gracia terminará poco antes de que el Señor aparezca en las nubes del cielo. Al mirar hacia ese tiempo, Cristo declara en el Apocalipsis: “¡El que es injusto, sea injusto aún; y el que es sucio, sea sucio aún; y el que es justo, sea justo aún; y el que es santo, sea aún santo! He aquí, yo vengo presto, y, mi galardón está conmigo, para dar la recompensa a cada uno según sea su obra”. Apocalipsis 22:11, 12 (VM). CS 481.1

Los justos y los impíos continuarán viviendo en la tierra en su estado mortal, los hombres seguirán plantando y edificando, comiendo y bebiendo, inconscientes todos ellos de que la decisión final e irrevocable ha sido pronunciada en el santuario celestial. Antes del diluvio, después que Noé, hubo entrado en el arca, Dios le encerró en ella, dejando fuera a los impíos; pero por espacio de siete días el pueblo, no sabiendo que su suerte estaba decidida continuó en su indiferente búsqueda de placeres y se mofó de las advertencias del juicio que le amenazaba. “Así—dice el Salvador—será también la venida del Hijo del hombre”. Mateo 24:39. Inadvertida como ladrón a medianoche, llegará la hora decisiva que fija el destino de cada uno, cuando será retirado definitivamente el ofrecimiento de la gracia que se dirigiera a los culpables. CS 481.2


Cita 7

Muchos, muchísimos, serán terriblemente sorprendidos cuando el Señor venga súbitamente como ladrón en la noche. Velemos y oremos, no sea que venga de repente y nos encuentre durmiendo. Mi alma se conmueve profundamente cuando considero cuánto tenemos que hacer por las almas que perecen.

Carta 12, del 23 de enero de 1897, dirigida al “Hermano y la hermana Nicola”. (Alza tus Ojos – 23 de Enero).


Cita 8

Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Proverbios 2:6.

En un mundo como el nuestro, donde la verdad y el error están tan entremezclados que es difícil distinguirlos, es peligroso dejar de buscar sabiduría de lo alto. Los que quieren prestar atención ahora mismo y volverse al Señor sin demora, ubicándose sobre el verdadero fundamento, recibirán perdón. Todo error está mezclado con algo de verdad y esta circunstancia contribuye a que los engaños de Satanás sean más difíciles de discernir.

Muchos de los que han conocido la verdad han corrompido su camino delante de Dios y se han apartado de la fe. Las filas raleadas se llenarán con aquellos a quienes Cristo se refiere cuando dice que acuden a la hora undécima.

Hay muchos con quienes el Espíritu de Dios todavía está luchando. El momento de los juicios destructivos de Dios será la hora de la misericordia para los que no han tenido la oportunidad de aprender la verdad. El Señor los contemplará con ternura.

Su corazón misericordioso se sentirá conmovido; su brazo seguirá extendido para salvar, mientras se cierra la puerta para los que no quieren entrar. Serán admitidos en grandes cantidades los que en estos últimos días oigan acerca de la verdad por primera vez.

—Carta 103, del 3 de junio de 1903, al pastor Jorge B. Starr y Sra., obreros de mucha experiencia relacionados con la Hna. White tanto en los Estados Unidos como en Australia. (Cada Día con Dios – 3 de Junio).


Cita 9

Por la fe Noé, cuando fue advertido por Dios acerca de las cosas que aún no se veían, con temor preparó el arca en que su casa se salvase; y por esa fe condenó al mundo, y fue hecho heredero de la justicia que viene por la fe. Hebreos 11:7.

La combinación de la fe y las obras de Noé condenó al mundo. No sólo predicó la verdad presente apropiada para su época, sino que puso en práctica cada sermón que pronunció. Aunque nunca hubiera elevado su voz para formular sus amonestaciones, sus obras, su carácter santo en medio de los corruptos e impíos, habrían sido sermones condenatorios para los incrédulos y disolutos de aquella época. Soportó con paciencia y humildad semejante a la de Cristo las provocaciones, los insultos, las burlas y los escarnios…

Llegó el momento cuando la última invitación de Noé se extendió a la raza culpable. Una vez más les suplicó que prestaran atención al mensaje de advertencia y que buscaran refugio en el arca. Extendió sus manos suplicantes con voz saturada de simpatía. Con labios temblorosos y ojos llenos de lágrimas les comunicó que su obra estaba terminada, pero las burlas, los escarnios y los insultos, pronunciados en alta voz y más decididos que nunca, se amontonaron sobre Noé. El entusiasmo, el fanatismo y la locura llenaron su oído. Se despidió de ellos. Junto con su familia entró en el arca y Dios cerró la puerta, y la puerta que se cerró detrás de Noé dejó el mundo afuera. Una puerta se cerró en tiempos de Noé. Y el Señor la cerró tras él.

En aquella época Dios había abierto una puerta para que los habitantes del mundo antiguo pudieran encontrar refugio si creían en el mensaje que les había enviado. Pero esa puerta se había cerrado ahora y nadie la podía abrir. El tiempo de prueba había terminado. Había cesado la gran paciencia de Dios, se habían acumulado las cifras en el divino libro de registro, la copa de los injustos estaba llena. Había cesado la misericordia y la justicia blandió entonces la espada de la venganza…

Hubo una puerta que se cerró en tiempo de Noé. Hubo otra puerta que se cerró para los incrédulos en ocasión de la destrucción de Sodoma, pero hubo una puerta que se abrió para Lot. Hubo una puerta que se cerró para los habitantes de Tiro y otra puerta que se cerró para los habitantes de Jerusalén… que no creyeron, pero había una puerta abierta para los humildes creyentes que obedecían a Dios. Lo mismo ocurrirá al fin del tiempo.

—Manuscrito 17, del 14 de agosto de 1885,  “Meditaciones a bordo”. (Cada Día con Dios – 14 de Agosto).


Cita 10

“No tenemos tiempo que perder. No sabemos cuán pronto puede terminar el tiempo de gracia…. Cristo viene pronto.”—Testimonies for the Church 8:314.


Cita 11

“Creemos sin lugar a dudas que Cristo viene pronto…. Cuando venga no lo hará para limpiarnos de nuestros pecados, para corregir nuestros defectos de carácter, o para curarnos de las debilidades de nuestro temperamento y disposición…. Cuando el Señor venga, los que son santos seguirán siendo santos … pero los que son injustos, impuros y corrompidos permanecerán así para siempre…. El Refinador no se sentará entonces para realizar el proceso de purificación y quitar los pecados y la corrupción…. Ahora es cuando debemos realizar esta obra.”—Testimonies for the Church 2:355.


Cita 12

“Dios está ahora probando a su pueblo. Está desarrollando su carácter. Los ángeles están pesando el valor moral, y llevando un registro fiel de todos los actos de los hijos de los hombres.”—Joyas de los Testimonios 1:131.


Cita 13

“Ya no habrá más tiempo de gracia en el cual prepararse para la eternidad. En esta vida hemos de vestirnos con el manto de la justicia de Cristo. Esta es nuestra única oportunidad de formar caracteres para el hogar que Cristo ha preparado para los que obedecen sus mandamientos.”—Sketches From the Life of Paul, 294.


Cita 14

“El Dios que lee lo que hay en el corazón de cada uno, sacará a luz cosas ocultas … para eliminar las piedras de tropiezo que han estorbado el progreso de la verdad, a fin de que Dios tenga un pueblo limpio y santo que declare sus estatutos y juicios.”—Joyas de los Testimonios 1:131.


*Las citas de este libro se actualizan constantemente

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