Cita 1
Por lo demás, me está guardada la corona de justicia, la cual me dará el Señor, juez justo, en aquel día; y no sólo a mí, sino también a todos los que aman su venida. 2 Timoteo 4:8.
Sobre la cabeza de los vencedores, Jesús coloca con su propia diestra la corona de gloria. Cada cual recibe una corona que lleva su propio “nombre nuevo”, y la inscripción: “Santidad a Jehová”. A todos se les pone en la mano la palma de la victoria y el arpa brillante. Luego que los ángeles que mandan dan la nota, todas las manos tocan con maestría las cuerdas de las arpas, produciendo dulce música en ricos y melodiosos acordes. Dicha indecible estremece todos los corazones, y cada voz se eleva en alabanzas de agradecimiento: “¡Al que nos amó, y nos lavó de nuestros pecados con su sangre, y nos hizo reyes y sacerdotes para Dios, su Padre, a él sea gloria e imperio por los siglos de los siglos!” (Dios nos Cuida – 28 de Febrero).
Cita 2
El cielo no sería deseable para las personas de ánimo carnal; sus corazones naturales y profanos no serían atraídos por aquel lugar puro y santo; y si se les permitiera entrar, no hallarían allí cosa alguna que les agradase. Las propensiones que dominan el corazón natural deben ser subyugadas por la gracia de Cristo, antes que el hombre caído sea apto para entrar en el cielo y gozar del compañerismo de los ángeles puros y santos. (Hechos de los apóstoles. Pág. 221) Por Will Chavarría, Costa Rica.
Cita 3
Al ascender después de su resurrección, los ángeles estaban esperando para dar la bienvenida a Jesús. La hueste celestial anhelaba saludar otra vez a su amado Comandante, devuelto a ellos de la casa de la muerte… Pero él les pidió que se apartaran. Su corazón acompañaba al grupo solitario y afligido de discípulos que había dejado en el monte de los Olivos.
Todavía está con sus hijos que luchan sobre la tierra, que enfrentan todavía una batalla con el destructor. “Padre—dice—… quiero que donde yo estoy, también ellos estén conmigo”. Los redimidos por Cristo son sus joyas, su tesoro precioso y especial. “Como piedras de diademas serán” Zacarías 9: 16 , “las riquezas de la gloria de su herencia en los santos”. Efesios 1: 18 En ellos “verá el fruto de la aflicción de su alma, y quedará satisfecho”. Isaias 53: 11 ¿Y no se regocijarán también sus obreros cuando vean el fruto de sus labores?.. Maravillosa será la revelación cuando se pueda ver la acción de la santa influencia con sus preciosos resultados.
¡Cuánta será la gratitud de las almas que nos saldrán al encuentro en las cortes celestiales cuando comprendan el interés y la amante simpatía que los ha conducido a la salvación! Toda la alabanza, el honor y la gloria serán dados a Dios y al Cordero por nuestra redención, pero no disminuirá la gloria de Dios el expresar la gratitud a los instrumentos que él empleó en la salvación de las almas que estaban a punto de perecer. Los redimidos se encontrarán con aquellos cuya atención dirigieron al Salvador ensalzado, y los reconocerán. ¡Qué benditas conversaciones tendrán con esas almas! “Yo era un pecador—se dirá—… y tú viniste a mí, llamaste mi atención al precioso Salvador como mi única esperanza. Y yo creí en él”… ¡Qué gozo habrá cuando estos redimidos se encuentren y saluden a los que se preocuparon por ellos! (Dios nos Cuida – 22 de Noviembre).
Cita 4
Entonces conoceré como fui conocido. 1 Corintios 13:12.
Conoceremos a nuestros amigos, como los discípulos conocieron a Jesús. Pueden haber estado deformados, enfermos o desfigurados en esta vida mortal, y levantarse con perfecta salud y simetría; sin embargo, en el cuerpo glorificado su identidad será perfectamente conservada. Entonces conoceremos así como somos conocidos. En la luz radiante que resplandecerá del rostro de Jesús, reconoceremos los rasgos de aquellos a quienes amamos.
Los redimidos se encontrarán y reconocerán a las personas por ellos conducidos al Salvador. ¡Qué bienaventurada plática sostendrán con esos seres! “Yo era pecador—dirá uno—; sin Dios y sin esperanza en el mundo; tú te acercaste a mí y me diste a conocer al precioso Salvador como mi única esperanza”… Otros dirán: “Yo era un pagano que vivía en un país pagano también. Y tú dejaste a tus amigos y tu cómodo hogar para ir a enseñarme cómo descubrir a Jesús y creer en él como el único Dios verdadero. Yo derribé todos mis ídolos y adoré a Dios, y ahora lo veo cara a cara. Estoy salvado para siempre, y podré contemplar eternamente al que amo”…
Algunos expresarán su gratitud hacia los que alimentaron a los hambrientos y cubrieron al desnudo. “Cuando la desesperación cegó mi alma con incredulidad, el Señor te envió a mí—dirán—, para que hablaras palabras de esperanza y consuelo. Me trajiste alimento para suplir mis necesidades físicas, y me abriste la Palabra de Dios, haciéndome comprender mis necesidades espirituales… En medio de mi ignorancia me enseñaste pacientemente que tenía un Padre celestial que velaba por mí. Me leíste las preciosas promesas de la Palabra de Dios. Me inspiraste confianza en el hecho de que Cristo me salvaría. Mi corazón se suavizó y ablandó hasta quebrantarse, al contemplar el sacrificio que Jesús había hecho por mí… Y aquí me tienes, salvado eternamente para vivir siempre en su presencia y alabar al que entregó su vida por mí”.
¡Qué regocijo sentirán esos redimidos al encontrarse y saludar a los que se preocuparon por su salvación!… ¡Cuánto gozo y satisfacción sentirán palpitar en su corazón aquellos que han vivido, no para complacerse a sí mismos, sino para ser una bendición para los desafortunados que tienen tan pocas bendiciones! (Dios no cuida – 25 de Diciembre).
Cita 5
El día de Dios revelará cuánto debe el mundo a las madres piadosas… Cuando el Juez se siente, y se abran los libros; cuando el gran Juez pronuncie el “bien, buen siervo y fiel”, y la corona de gloria inmortal se coloque sobre la cabeza del vencedor, muchos levantarán sus coronas a la vista de todo el universo y se las colocarán a sus madres diciendo: “Ella hizo de mí lo que soy por la gracia de Dios. Su instrucción, sus oraciones, fueron bendecidas para mi salvación eterna”. Con indecible gozo, los padres contemplan la corona, la vestimenta, el arpa, dados a sus hijos. Los días de esperanza y temor han pasado. La semilla sembrada con lágrimas y oraciones puede haber parecido que se esparcía en vano, pero su cosecha se levanta con gozo al final. Sus hijos habrán sido redimidos. ¡Oh, maravillosa redención, tan descrita y tan esperada, contemplada con anticipación febril, pero jamás enteramente comprendida! (Dios no cuida – 26 de Diciembre).
Cita 6
Su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mateo 25:23.
Con amor inexpresable, Jesús admite a sus fieles “en el gozo de su Señor”. El Salvador se regocija al ver en el reino de gloria las almas que fueron salvadas por su agonía y humillación. Y los redimidos participarán de este gozo, al contemplar entre los bienvenidos a aquellos a quienes ganaron para Cristo por sus oraciones, sus trabajos y sacrificios de amor.
Al reunirse en torno del gran trono blanco, indecible alegría llenará sus corazones cuando noten a aquellos a quienes han conquistado para Cristo, y vean que uno ganó a otros, y éstos a otros más, para ser todos llevados al puerto de descanso donde depositarán sus coronas a los pies de Jesús y lo alabarán durante los siglos sin fin de la eternidad.
Cuando se da la bienvenida a los redimidos en la ciudad de Dios, un grito triunfante de admiración llena los aires. Los dos Adanes están a punto de encontrarse. El Hijo de Dios está en pie con los brazos extendidos para recibir al padre de nuestra raza; al ser que él creó, que pecó contra su Hacedor, y por cuyo pecado el Salvador lleva las señales de la crucifixión. Al distinguir Adán las cruentas señales de los clavos, no se echa en los brazos de su Señor, sino que se arroja humildemente a sus pies, exclamando: “¡Digno, digno es el Cordero que fue inmolado!”
El Salvador lo levanta con ternura, y lo invita a contemplar nuevamente la morada edénica de la cual ha estado desterrado por tanto tiempo. Después de su expulsión del Edén, la vida de Adán en la tierra estuvo llena de pesar. Cada hoja marchita, cada víctima ofrecida en sacrificio, cada ajamiento en el hermoso aspecto de la naturaleza, cada mancha en la pureza del hombre, le volvían a recordar su pecado…Con paciencia y humildad soportó, por cerca de mil años, el castigo de su transgresión. Se arrepintió sinceramente de su pecado y confió en los méritos del Salvador prometido, y murió con la esperanza de la resurrección. El Hijo de Dios reparó la culpa y caída del hombre, y ahora, merced a la obra de propiciación, Adán es restablecido a su primitiva soberanía. (Dios no cuida – 27 de Diciembre).
Cita 7
Estos son los que han salido de la gran tribulación, y han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del Cordero. Apocalipsis 7:14.
Cuanto más hablamos de Jesús, tanto más reflejaremos su divina imagen. Mediante la contemplación somos transformados. Necesitamos que Cristo forme parte de nuestra experiencia religiosa. Cuando os reunís, sea Cristo y su salvación el motivo de vuestra conversación… Mientras más hablemos de Jesús, más de sus incomparables encantos lograremos contemplar. Los que no hallan placer en pensar y hablar de Dios en esta vida, no gozarán de la vida venidera, donde Dios estará siempre presente, habitando con su pueblo. Pero los que se deleitan en pensar en Dios, estarán en su elemento respirando la atmósfera del cielo. Los que en esta tierra aman los pensamientos relacionados con el cielo, se sentirán felices con las compañías y los placeres santos…
(Dios no cuida – 28 de Diciembre).
Cita 8
Y le preguntarán: ¿Qué heridas son estas en tus manos? Y él responderá: Con ellas fui herido en casa de mis amigos. Zacarias 13:6.
“Vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado”. Apocalipsis 21:1 (VM). El fuego que consume a los impíos purifica la tierra. Desaparece todo rastro de maldición… Sólo queda un recuerdo: nuestro Redentor llevará siempre las señales de su crucifixión. En su cabeza herida, en su costado, en sus manos y en sus pies se ven las únicas huellas de la obra cruel efectuada por el pecado.
El profeta, al contemplar a Cristo en su gloria, dice: “Su resplandor es como el fuego, y salen de su mano rayos de luz; y allí mismo está el escondedero de su poder”. Habacuc 3:4 (VM). En sus manos, y su costado heridos, de donde manó la corriente purpurina que reconcilió al hombre con Dios, allí está la gloria del Salvador, “allí mismo está el escondedero de su poder”… Y las marcas de su humillación son su mayor honor; a través de las edades eternas, las llagas del Calvario proclamarán su alabanza y declararán su poder. La cruz de Cristo será la ciencia y el canto de los redimidos durante toda la eternidad. En el Cristo glorificado contemplarán al Cristo crucificado.
Nunca olvidarán que Aquel cuyo poder creó los mundos innumerables y los sostiene a través de la inmensidad del espacio, el Amado de Dios, la Majestad del cielo, Aquel a quien los querubines y los serafines resplandecientes se deleitan en adorar, se humilló para levantar al hombre caído; que llevó la culpa y el oprobio del pecado, y sintió el ocultamiento del rostro de su Padre, hasta que la maldición de un mundo perdido quebrantó su corazón y le arrancó la vida en la cruz del Calvario.
El hecho de que el Hacedor de todos los mundos, el Arbitro de todos los destinos, dejase su gloria y se humillase por amor al hombre, despertará eternamente la admiración y la adoración del universo. Cuando las naciones de los salvos miren a su Redentor y vean la gloria eterna del Padre brillar en su rostro; cuando contemplen su trono, que es desde la eternidad hasta la eternidad, y sepan que su reino no tendrá fin, entonces prorrumpirán en un cántico de júbilo: “¡Digno, digno es el Cordero que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios con su propia preciosísima sangre!” (Dios no cuida – 31 de Diciembre).
Cita 9
“Los principios de bondad, misericordia y amor enseñados y puestos en práctica por nuestro Salvador, son fiel trasunto de la voluntad del carácter de Dios…. Dios ejecuta su juicio sobre los malos para el bien del universo, y hasta para el bien de aquellos sobre quienes recaen sus juicios…. Los que han escogido a Satanás por jefe, y se han puesto bajo su poder, no están preparados para comparecer ante Dios…. ¿Qué goces podría ofrecer el cielo a los que están completamente absorbidos en los intereses egoístas de la tierra? … No; años de prueba les fueron concedidos para que pudiesen formar caracteres para el cielo; pero no se acostumbraron a amar lo que es puro; nunca han aprendido el lenguaje del cielo, y ya es demasiado tarde.”—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 590, 591, 597.
Cita 10
Vi luego que Jesús conducía a su pueblo al árbol de la vida, y nuevamente oímos que su hermosa voz, más dulce que cuantas melodías escucharon jamás los mortales decía: “Las hojas de este árbol son para la sanidad de las naciones. Comed todos de ellas.” El árbol de vida daba hermosísimos frutos, de los que los santos podían comer libremente. En la ciudad había un brillantísimo trono, del que manaba un puro río de agua de vida, clara como el cristal. A uno y a otro lado de ese río estaba el árbol de la vida, y en las márgenes había otros hermosos árboles que llevaban fruto bueno para comer. PE 288.2
Cita 11
En la santa ciudad hay perfecto orden y armonía. Todos los ángeles comisionados para visitar la tierra llevan una tarjeta de oro que, al salir o entrar en la ciudad, presentan a los ángeles de la puerta. El cielo es un lugar agradable. Yo anhelo estar allí y contemplar a mi hermoso Jesús que por mí dió la vida, y ser transmutada a su gloriosa imagen. ¡Oh! ¡quién me diera palabras para expresar la gloria del brillante mundo venidero! Estoy sedienta de las vivas corrientes que alegran la ciudad de nuestro Dios. PE 39.2
Cita 12
El Cielo triunfará, porque los lugares dejados vacantes por Satanás y su hueste serán ocupados por los redimidos del Señor.
—Manuscrito 21, del 16 de Febrero de 1900, “La manifestación del amor de Dios”. (Alza tus Ojos – 16 de Febrero).
Cita 13
Dios no aceptará nada menos que una entrega total. Los cristianos profesos, fríos y pecaminosos arruinarían el cielo si se les permitiera entrar en él. Incitarían allí a una segunda rebelión. Aquellos que conocen la verdad y sin embargo no exaltan a su Autor, nunca ingresarán en la ciudad de Dios. El cielo sería un purgatorio para ellos, porque no conocen los elevados y santos principios que rigen a los miembros de la familia real de lo alto.Las instrucciones que Cristo ha dado son tan preciosas y tan definidas que nadie tiene por qué dar un paso en falso…
—Manuscrito 61, del 2 de julio de 1903, “Entrega sin reservas”. (Alza tus Ojos – 2 de Julio).
Cita 14
En el reino de Dios no se obtiene un puesto por medio del favoritismo. No se gana, ni es otorgado por medio de una gracia arbitraria. Es el resultado del carácter. La cruz y el trono son los símbolos de una condición alcanzada, los símbolos de la conquista propia por medio de la gracia de nuestro Señor Jesucristo.
Aquel que ocupe el lugar más cerca de Cristo, será el que haya bebido más profundamente de su espíritu de amor abnegado… amor que induce al discípulo, así como indujo a nuestro Señor, a darlo todo, a vivir y trabajar y sacrificarse aun hasta la muerte para la salvación de la humanidad . (Los hechos de los apóstoles, p. 433).
Cita 15
Si queremos vivir la vida cristiana debemos colaborar constantemente con Dios, de manera que el yo desaparezca al depender de Jesucristo. Cada día debiéramos trabajar como si fuera para la eternidad. El hombre fue hecho un poco menor que los ángeles. No obstante, cuando sea purificado y trasladado a las cortes celestiales, tendrá aún más privilegios que los ángeles. Todo lo que necesitan sus hermanos y hermanas, todo lo que cada uno de nosotros necesita es vivir una humilde vida cristiana para revelar, mediante el carácter, la fortaleza recibida de Jesucristo gracias a nuestra unión con él.
—Carta 196, del 3 de septiembre de 1903, dirigida a un hombre de negocios. (Cada Día con Dios – 3 de Septiembre).
Cita 16
Porque lo que al presente es momentáneo y leve de nuestra tribulación, nos obra un sobremanera alto y eterno peso de gloria. 2 Corintios 4:17.
“Se me mostró la gloria del cielo y los tesoros que esperan a los fieles. Todo era bello y esplendente. Los ángeles entonaron una hermosa canción, luego cesaron de cantar y tomando las coronas de sus frentes las depositaban a los pies del amante Jesús y con voces melodiosas cantaban: ‘Gloria, aleluya.’ Me uní a sus cantos de alabanzas y honor al Cordero, y cada vez que abría los labios para alabarlo me embargaba una inexplicable sensación de la gloria que me rodeaba. Era un sobremanera alto peso de gloria. El ángel dijo: ‘El pequeño remanente que ama a Dios y guarda sus mandamientos y permanece fiel hasta el fin, disfrutará de esta gloria y estará para siempre en la presencia de Jesús y cantará con los santos ángeles.’ FV 361.2 {La Fe por la cual Vivo}
“Luego mis ojos se apartaron de la gloria y se me hizo contemplar el remanente sobre la tierra. El ángel les dijo … ‘Preparaos, preparaos. Debéis adquirir una mayor preparación de la que ahora tenéis, porque el día del Señor se acerca con ira y gran enojo para poner la tierra en soledad y raer de ella a los pecadores. Sacrificad todo a Dios. Poned todo sobre su altar: el yo, las propiedades y todo lo que tenéis como un sacrificio vivo. Entrar en la gloria costará la entrega de todo. Haceos tesoros en el cielo…. Debéis ser participantes de los sufrimientos de Cristo aquí si queréis ser participantes de su gloria en el más allá.’ FV 361.3 {La Fe por la cual Vivo}
Cita 17
“El cielo resultará muy barato aun si lo obtenemos por medio del sufrimiento. Debemos negarnos a nosotros mismos a lo largo del camino … y mantener siempre en vista su gloria.”—Early Writings, 66, 67.
Cita 18
Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra se fueron, y el mar ya no es. Apocalipsis 21:1.
“El cielo es una escuela; su campo de estudio, el universo; su maestro, el Ser infinito. En el Edén fue establecida una dependencia de esta escuela y, una vez consumado el plan de redención, se reanudará la educación en la escuela del Edén…. FV 362.2 {La Fe por la cual Vivo}
“El profeta de Patmos describe así la sede de la escuela futura: ‘Y vi un cielo nuevo y una tierra nueva; porque el primer cielo y la primera tierra han pasado.’ … ‘Y vi la santa ciudad, la nueva Jerusalén, descendiendo del cielo, desde Dios.’ … FV 362.3 {La Fe por la cual Vivo}
“Todos los tesoros del universo serán ofrecidos al estudio de los hijos de Dios. Entraremos con inefable deleite en el gozo y en la sabiduría de los seres no caídos. Compartiremos los tesoros ganados durante siglos y siglos pasados en la contemplación de la obra de Dios. Y los años de la eternidad a medida que transcurran, seguirán ofreciendo revelaciones más gloriosas. Infinitamente más de todo cuanto podemos pedir, ni aun pensar, será para siempre el otorgamiento de los dones de Dios…. FV 362.4 {La Fe por la cual Vivo}
Cita 19
“La vida en la tierra es el comienzo de la vida en el cielo…. La obra de la vida aquí es una preparación para la obra de la vida allá. Lo que somos ahora en carácter y servicio santo es el símbolo seguro de lo que seremos.”—La Educación, 291, 296, 297.
“La participación del árbol de la vida en el Edén, era condicional y finalmente fue suprimida. Pero los dones de la vida futura son absolutos y eternos.”—Ibid. 292.
{LA PALABRA IBID SIGNIFICA QUE ESTE TEXTO ESTA RELACIONADO AL ULTIMO TEXTO ESCRITO ARRIBA Y PERTENECE AL MISMO LIBRO}
Cita 20
Antes, como está escrito: Cosas que ojo no vio, ni oreja oyó, ni han subido en corazón de hombre, son las que ha Dios preparado para aquellos que le aman. 1 Corintios 2:9.
“La gloria del mundo eterno ha sido abierta ante mí. Os digo que vale la pena ganar el cielo…. Si pudiéramos tener aunque sea una vislumbre de la ciudad celestial jamás desearíamos vivir nuevamente en la tierra. Hay panoramas muy hermosos en esta tierra y yo he disfrutado de todos estos bellos paisajes que la naturaleza ofrece…. La belleza que vemos en las escenas naturales no ofrecen ni comparación con las glorias del mundo eterno.”—The Signs of the Times, 8 de abril de 1889.
Cita 21
“¡Qué campo se abrirá allí a nuestro estudio cuando se quite el velo que oscurece nuestra vista y nuestros ojos contemplen ese mundo de belleza del cual ahora tenemos vislumbres por medio del microscopio; cuando contemplemos las glorias de los cielos estudiados ahora por medio del telescopio; cuando, borrada la mancha del pecado, toda la tierra aparezca en ‘la hermosura de Jehová nuestro Dios’! Allí el estudiante de la ciencia podrá leer los informes de la creación, sin hallar señales de la ley del mal. Escuchará la música de las voces de la naturaleza y no descubrirá ninguna nota de llanto ni voz de dolor. En todas las cosas creadas descubrirá una escritura, en el vasto universo contemplará ‘el nombre de Dios escrito en grandes caracteres’ y ni en la tierra, ni en el mar, ni en el cielo, quedará señal del mal.”—La Educación, 293.
Cita 22
“Si no recibimos la religión de Cristo por alimentarnos de la Palabra de Dios, no tendremos derecho a la entrada en la ciudad de Dios. Habiéndonos alimentado de manjares terrenales, habiendo educado nuestros gustos en el amor a las cosas mundanas, no estaremos capacitados para entrar en las cortes celestiales; no apreciaríamos las puras corrientes celestiales que circulan en el cielo. No nos satisfarían las voces de los ángeles ni la música de sus arpas. La ciencia del cielo resultaría un enigma para nuestras mentes. Necesitamos tener hambre y sed de la justicia de Cristo; necesitamos ser modelados y formados por la influencia transformadora de su gracia para que seamos idóneos para la sociedad de los ángeles celestiales.”—The Review and Herald, 4 de mayo de 1897.
Cita 23
“Necesitamos tener una visión del futuro y de la santidad del cielo…. Allí los redimidos se encuentran con los que los condujeron al Salvador crucificado…. Todas las tribulaciones y contiendas han terminado. Los cantos de victoria llenan el cielo mientras los redimidos rodean el trono de Dios.”—Testimonies for the Church 8:44.
“Entonces las naciones no tendrán otra ley que la ley del cielo. Constituirán una familia unida y feliz vestida con el ropaje de la alabanza y la gratitud. … Sobre la escena, todas las estrellas matutinas cantarán y los hijos de Dios gritarán de gozo mientras Dios y Cristo se unan para exclamar: ‘¡No habrá más pecado, ni muerte!’”—Ibid. 42.
{LA PALABRA IBID SIGNIFICA QUE ESTE TEXTO ESTA RELACIONADO AL ULTIMO TEXTO ESCRITO ARRIBA Y PERTENECE AL MISMO LIBRO}
Cita 24
“Cierto cristiano dijo una vez que cuando llegara al cielo esperaba encontrarse con tres motivos de asombro: se asombraría de hallar a algunos que no esperaba ver allá; se asombraría de no ver a algunos que esperaba encontrar; y finalmente, más que todo, se asombraría de encontrarse él mismo en el paraíso de Dios, un pecador tan indigno. Muchos que ocuparon lugares muy destacados como cristianos aquí en la tierra no se hallarán en la dichosa multitud que rodeará el trono. Los que han tenido conocimientos y talentos y no obstante se complacieron en controversias y contiendas profanas, no estarán entre los redimidos…. Quisieron hacer algo grande para ser admirados y halagados pero sus nombres no estuvieron escritos en el libro de la vida del Cordero…. Pero aquellos cuyas vidas fueron embellecidos por pequeños actos de bondad, por tiernas palabras de afecto y simpatía, cuyos corazones rehuyeron la lucha y la contienda, que nunca realizaron algo grande con el propósito de ser alabados, éstos fueron hallados en el libro de la vida del Cordero. El mundo los consideró insignificantes pero Dios los aprobó ante el universo entero.”—The Signs of the Times, 24 de febrero de 1890.
Cita 25
“Allí espíritus inmortales contemplarán con eterno deleite las maravillas del poder creador, los misterios del amor redentor. Allí no hay enemigo cruel y engañador para tentar a que se olvide a Dios. Toda facultad será desarrollada, toda capacidad aumentada. La adquisición de conocimientos no cansará la inteligencia ni agotará las energías. Las más grandes empresas se llevarán a cabo, las aspiraciones más sublimes serán satisfechas, se realizarán las más encumbradas ambiciones; y sin embargo surgirán nuevas alturas que ascender, nuevas verdades que comprender, nuevos objetos que agucen las facultades del espíritu, del alma y del cuerpo.
“Todos los tesoros del universo estarán abiertos para el estudio de los redimidos de Dios. Libres de las cadenas de la mortalidad, se lanzan en incansable vuelo hacia los lejanos mundos…. Participan de los tesoros de conocimientos e inteligencia adquiridos durante siglos y siglos en la contemplación de las obras de Dios…. Cuanto más sepan los hombres acerca de Dios, tanto más admirarán su carácter. A medida que Jesús les descubra la riqueza de la redención y los resultados inefables del gran conflicto con Satanás, los corazones de los redimidos se estremecerán con más ferviente gratitud, y con más arrebatadora alegría tocarán sus arpas de oro; y miríadas de miríadas y millares de millares de voces se unirán para engrosar el potente coro de alabanza…. La misma pulsación de armonía y de gozo late en toda la creación.”—Seguridad y Paz en el Conflicto de los Siglos, 736, 737. FV 373.2 {La Fe por la cual Vivo}
Cita 26
No comprendemos cuán cerca está el fin de todas las cosas. No apreciamos como deberíamos la necesidad de ser diariamente vencedores y de asegurar el premio eterno. Los que vencen las tentaciones que están en el mundo debido a la concupiscencia son participantes de la naturaleza divina… Eso requiere oración, requiere fe, requiere entendimiento, llegar a ser participantes de la naturaleza divina. Pero cuando alcanzamos esta experiencia, no estamos beneficiándonos únicamente nosotros, estamos dando a todos los que nos rodean una evidencia de que todos pueden ser participantes de la naturaleza divina, de que todos pueden ser vencedores.
Aferraos a Jesús. Esforzaos por ser vencedores para que el Salvador pueda daros la bienvenida a la ciudad de Dios … ¡Oh, qué escena de alegría será cuando el Cordero de Dios coloque sobre la cabeza de los redimidos la corona de victoria! Nunca, nunca más seréis llevados a la tentación y el pecado. Veréis al Rey en su hermosura. Y encontraréis allí a aquellos a quienes ayudasteis a ir hacia el cielo. Ellos pondrán sus brazos alrededor de vosotros y reconocerán lo que habéis hecho por ellos. “Tú velaste por mí”, dirán, “oraste por mí, me ayudaste a ganar el cielo”. (En los Lugares Celestiales – 30 de Septiembre).
Cita 27
Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos. Efesios 6:18.
“Primeramente habéis de velar. Velad, para que no habléis precipitada, colérica, e impacientemente. Velad para que el orgullo no halle cabida en vuestro corazón. Velad para que las malas pasiones no os dominen en vez de ser dominadas por vosotros. Velad para que un espíritu indiferente y descuidado no se apodere de vosotros y descuidéis vuestros deberes y seáis livianos y frívolos….
“En segundo término, habéis de orar. Jesús no os hubiera dado este mandato si no hubiera una real necesidad de oración. El bien sabe que por nosotros mismos no podéis vencer las muchas tentaciones del enemigo y las muchas trampas que tiende a vuestros pies….
“La oración correcta consiste en pedir a Dios con fe las cosas específicas que necesitáis. Id a vuestro aposento o algún lugar apartado y en el nombre de Jesús pedid que el Padre os ayude. Hay poder en la oración que brota de un corazón convencido de su propia debilidad pero que no obstante anhela fervientemente aquella fortaleza que viene de Dios. La oración fervorosa será oída y contestada. FV 226.4 {La Fe por la cual Vivo}
Cita 28
“No desmayéis. Acudid a los pies de Jesús quien fue tentado en todo y sabe cómo ayudar a los que son tentados…. Presentad vuestro caso ante Dios por medio de Jesús hasta que vuestra alma descanse confiadamente en su fortaleza y sintáis que no estáis solos en esta lucha por la victoria.”—The Youth’s Instructor, 1 de octubre de 1855.
Cita 29
“Se está apoderando del mundo un afán nunca visto. En las diversiones, en la acumulación de dinero, en la lucha por el poder, hasta en la lucha por la existencia, hay una fuerza terrible que embarga el cuerpo, la mente y el alma. En medio de esta precipitación enloquecedora, habla Dios. Nos invita a apartarnos y tener comunión con él. ‘Callad, y sabed que yo soy Dios.’ Salmos 46:10. FV 227.2 {La Fe por la cual Vivo}
“Muchos aun en sus momentos de devoción, no reciben la bendición de la verdadera comunión con Dios. Están demasiado apremiados. Con pasos presurosos penetran en la amorosa presencia de Cristo y se detienen tal vez un momento, mas no esperan consejo. No tienen tiempo para permanecer con el divino Maestro. Vuelven con sus preocupaciones al trabajo…. FV 227.3 {La Fe por la cual Vivo}
Cita 30
“Nuestra necesidad no consiste en detenernos un momento en su presencia, sino en tener relación personal con Cristo, sentarnos en su compañía.”—La Educación, 254.
Cita 31
Podemos llevarle nuestros pequeños problemas y perplejidades tanto como nuestras preocupaciones mayores. Cualquier cosa que nos turbe o aflija debemos llevar al Señor en oración.”—Testimonies for the Church 5:200, 201.
Cita 32
“Si mantenemos al Señor siempre delante de nosotros … tendremos una frescura perdurable en nuestra experiencia religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo…. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús.”—Sketches From the Life of Paul, 120.
Cita 33
“Si manifestamos aquí el carácter de Cristo, guardando todos los mandamientos de Dios, seremos alegrados y bendecidos con destellos del placentero hogar que tendremos en las mansiones que Jesús ha ido a preparar.”—The Signs of the Times, 14 de noviembre de 1892.
Cita 34
“Somos hijos del rey celestial, miembros de la familia real, herederos de Dios y coherederos con Cristo. Las mansiones que Jesús ha ido a preparar recibirán únicamente a los que son veraces y puros, a los que aman y obedecen su Palabra…. Si hemos de disfrutar de la eterna bienaventuranza, debemos cultivar la religión en el hogar…. Deben cultivarse persistentemente cada día la paz, la armonía, el afecto y la felicidad hasta que estas preciosas virtudes se arraiguen en los corazones de los miembros de la familia.”—The Signs of the Times, 14 de noviembre de 1892.
Cita 35
Allí hallarán aplicación más dulce y verdadera el amor y las simpatías que Dios ha implantado en el alma. La comunión pura con seres celestiales, la armoniosa vida social con los ángeles bienaventurados y los fieles de todas las épocas, el sagrado compañerismo que une ‘toda la familia en los cielos y en la tierra,’ se cuentan entre los incidentes del más allá.”—La Educación, 296.
Cita 36
“Es el privilegio de los padres llevar a sus hijos con ellos a las puertas de la ciudad de Dios y decir: ‘He tratado de enseñar a mis hijos a amar al Señor, hacer su voluntad y glorificarlo.’ Delante de los tales la puerta se abrirá y padres e hijos entrarán.”—Child Guidance, 13.
*Las citas de este libro se actualizan constantemente