Amor al prójimo

Cita 1

Sed, pues, imitadores de Dios como hijos amados. Y andad en amor, como también Cristo nos amó, y se entregó a sí mismo por nosotros, ofrenda y sacrificio a Dios en olor fragante. Efesios 5:1-2.

Debéis seguir a Dios como hijos amados, ser obedientes a sus requerimientos, caminar en amor como él nos amó y se dio por nosotros, una ofrenda y sacrificio a Dios en olor suave. El amor era el ambiente en el cual Cristo se movía, caminaba y trabajaba. Vino a rodear al mundo con los brazos de su amor… Hemos de seguir el ejemplo presentado por Cristo y hacer de él nuestro modelo, hasta que tengamos el mismo amor por el prójimo que él manifestó por nosotros.  Esa es la medida que debéis alcanzar: “Que os améis los unos a los otros, como yo os he amado”. ¡Qué amor más alto, más profundo y más ancho! Este amor no debe abarcar solamente a unos cuantos favoritos, sino que debe llegar hasta la más baja y humilde de las criaturas de Dios. Jesús dice: “En cuanto lo hicisteis a uno de estos mis hermanos más pequeños, a mí lo hicisteis”...

El amor y la simpatía que Jesús quisiera que brindáramos a los demás no tiene sabor a sentimentalismo, que es una trampa para el alma; es un amor de origen celestial, que Jesús practicó por precepto y ejemplo. Pero en lugar de manifestar ese amor, nos sentimos separados y enajenados los unos de los otros… El resultado es una separación de Dios, una experiencia malograda, el menoscabo del crecimiento cristiano. El amor de Jesús es un principio activo que une corazón con corazón en lazos de comunión cristiana. Cada persona que entre en el cielo habrá sido perfeccionada en amor en la tierra; porque en el cielo los objetos de nuestro interés lo serán el Redentor y los redimidos.  (Dios nos Cuida – 16 de Enero)


Cita 2

Pues todos sois hijos de Dios por la fe en Cristo Jesús. Galátas 3:26.

Nunca encontramos a dos personas exactamente iguales. Entre los seres humanos como en las cosas del mundo natural existe la diversidad. La unidad en la diversidad entre los hijos de Dios, la manifestación de amor y tolerancia, a pesar de las diferencias de disposición, éste es el testimonio de que Dios envió a su Hijo al mundo para salvar a los pecadores.

La unidad que existe entre Cristo y sus discípulos no destruye la personalidad de uno ni otro. Son uno en mente, propósito y carácter, pero no en persona.  La unidad con Cristo establece un vínculo de unión de los unos con los otros. Esta unidad es para el mundo la prueba más convincente de la majestad y la virtud de Cristo, y de su poder para quitar el pecado. Los poderes de las tinieblas tienen poca ocasión contra los creyentes que se aman mutuamente como Cristo los amó, que rehúsan crear desunión y contienda, que permanecen juntos, que son bondadosos, corteses y compasivos, fomentando la fe que obra por amor y purifica el alma. Debemos poseer el Espíritu de Cristo, o no somos suyos. En la unidad está la fortaleza; en la división está la debilidad.

Mientras más íntima sea nuestra unión con Cristo, más íntima será nuestra unión con el prójimo. La discordia y el desafecto, el egoísmo y el orgullo, están luchando por la supremacía. Estos son los frutos de un corazón dividido y abierto a las sugerencias del enemigo de las almas. Satanás se goza cuando puede sembrar las semillas de la disensión. En la unidad hay una vida, un poder, que no puede obtenerse de ninguna otra manera. (Dios nos Cuida – 27 de Enero).


Cita 3

En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros. Juan 13:35.

Si deseamos ser verdaderas luces en el mundo, debemos manifestar el espíritu bondadoso y compasivo de Cristo. Para amar como Cristo amó debemos poner en práctica el dominio propio. Tenemos que revelar abnegación en todo momento y lugar. Debemos emplear palabras amables y tener una expresión agradable. Todo esto no cuesta nada al dador, y sin embargo al pasar deja una deliciosa fragancia. No es posible estimar la influencia benéfica que esas acciones ejercen. Son una bendición no solamente para el favorecido, sino también para el dador; porque se reflejan sobre este último. El amor genuino es un valioso atributo de origen celestial, que se vuelve más fragante a medida que se entrega a los demás… El amor que dirige palabras bondadosas a unos pocos, pero trata a otros con frialdad e indiferencia, no es amor, sino egoísmo. Nunca obrará para el bien de las almas o la gloria de Dios. (Dios nos Cuida – 7 de Febrero).


Cita 4

Finalmente, sed todos de un mismo sentir, compasivos, amándoos fraternalmente, misericordiosos, amigables. 1 Pedro 3:8 

Cuánta necesidad hay de cultivar la ternura y la gentileza. Nadie debería avergonzarse por manifestar un espíritu tierno y compasivo con los que yerra. Cuando sobreviene una crisis en la vida de un alma, y alguien intenta aconsejarla, ese consejo sólo tendrá el peso de la influencia para bien que pueda ejercer el ejemplo del consejero.

Es la vida consecuente, la revelación de un interés sincero y cristiano por las almas en peligro, lo que le dará eficacia al consejo para persuadir y lograr que dicha alma retorne a la senda segura. Los que se apresuran a censurar a los demás, los que pronuncian palabras que cortan y maltratan al alma herida, están haciendo la obra de Satanás y cooperan con el príncipe de las tinieblas… (Dios nos Cuida – 2 de Septiembre).


Cita 5

Así que, todas las cosas que queráis que los hombres hagan con vosotros, así también haced vosotros con ellos; porque esto es la ley y los profetas. Mateo 7:12.

Cristo vino a enseñarnos no solamente lo que debemos saber y creer, sino también lo que debemos hacer al relacionarnos con Dios y nuestro prójimo. La regla de oro de la justicia requiere que hagamos con los demás lo que quisiéramos que nos hicieran a nosotros: “Han sido adquiridos con la sangre del Salvador; han sido comprados por precio”. En toda nuestra relación con nuestros prójimos, ya sean creyentes o no, debemos tratarlos como Cristo los trataría en nuestro lugar. (Dios nos Cuida – 9 de Septiembre).


Cita 6

Mientras más conozca el hombre a Jesucristo, más cuidadoso será para tratar con respeto, cortesía y corrección a sus semejantes. (Dios nos Cuida – 10 de Septiembre).


Cita 7

Y ante todo, tened entre vosotros ferviente amor; porque el amor cubrirá multitud de pecados. 1 Pedro 4:8.

El joven que acudió a Jesús le pregunto acerca de qué podía hacer para heredar la vida eterna. Jesús le dijo que guardara los mandamientos y enumero varios preceptos de la ley. El joven replicó: “Todo esto lo he guardado desde mi juventud. ¿Qué más me falta?”. Mateo 19:20. Los cuatro primeros mandamientos señalan el deber del hombre de amar a Dios sobre todas las cosas, y los últimos seis presentan el requisito de amar a nuestro prójimo como a nosotros mismos. ¿Cuántos lo están haciendo verdadera y sinceramente, y de todo corazón? El Señor vendrá pronto, pero, ¿estamos cumpliendo los deberes que nos impone la justicia? El amor es la base de la piedad. Nadie ama a Dios, no importa cuán religioso pretenda ser, a menos que ame desinteresadamente a su hermano.

Puesto que Dios nos amó antes que nosotros lo amáramos a él, amaremos a todos aquellos por quienes Cristo murió. No dejaremos que esa alma que está en gran peligro y padece mucha necesidad se vaya sin amonestar, sin que trabajemos ni nos preocupemos por ella. No abandonaremos a los que yerran, ni seremos criticones ni exigentes, ni los dejaremos para que se hundan en mayor desgracia y desánimo, ni que caigan en el campo de batalla de Satanás, porque Dios nos tratará tal como trata a nuestros hermanos o a los miembros menores de la familia del Señor.

Cultiven la ternura del corazón; rodeen su vida de hogar con la atmósfera del amor. El espíritu que ha prevalecido por mucho tiempo en la iglesia ofende a Dios. Pero todos los que se han sentido libres de condenar, descorazonar y desanimar a su prójimo, todos los que han dejado de manifestar ternura, bondad, simpatía y compasión a los tentados y probados, verificarán por experiencia propia que se los llevará al terreno donde otros ya pasaron, y sufrirán ellos mismos las consecuencias de su dureza de corazón. Padecerán lo que otros han sufrido por causa de su falta de simpatía, hasta que aborrezcan la dureza de su corazón y abran la puerta para que Jesús pueda entrar.

El poder de Dios, que es capaz de convertir, debe entrar en cada alma que tiene alguna relación con la obra y la causa de Señor, para que cada cual sea lleno del amor y la compasión de Cristo, pues en caso contrario algunos nunca verán el reino de los cielos. Manuscrito 62, del 18 de agosto de 1894, “Obra misionera”. (Cada Día con Dios – 18 de Agosto).


Cita 8

El cristianismo se ha de revelar en el más tierno afecto mutuo […]. Cristo ha de recibir supremo amor de parte de los seres que ha creado. Y requiere que el hombre fomente una consideración sagrada por sus prójimos. Cada alma salvada lo será por el amor que comienza con Dios. La verdadera conversión es un cambio del egoísmo al amor santificado para Dios y al amor mutuo entre los hombres.—Mensajes Selectos 1:134-135 (1901).


Cita 9

Los atributos que Dios más aprecia son la caridad y la pureza, y debieran ser estimados por todo cristiano.—Testomonies for the Church 5:85 (1882).


Cita 10

El argumento más poderoso en favor del Evangelio es un cristiano amante y amable.—El Ministerio de Curación, 373 (1905).


Cita 11

Hermanos, si alguno fuere sorprendido en alguna falta, vosotros que sois espirituales, restauradle con espíritu de mansedumbre, considerándote a ti mismo, no sea que tú también seas tentado. Génesis 6:1.

Somos hebras en la gran trama de la humanidad y, como tales, estamos relacionados los unos con los otros. Nuestra vida deja sobre las mentes de otros impresiones que tendrán consecuencias eternas. Los ángeles toman nota de nuestras acciones, de nuestras palabras, del espíritu con el cual actuamos.

Aquellos que desean reformar a otros deben comenzar la reforma en sus propios corazones, y mostrar que han adquirido benignidad y humildad de corazón en la escuela de Cristo. Los que tienen a otros a su cargo deben aprender a dominarse a sí mismos, a abstenerse de proferir expresiones bruscas y censurar con exageración. Hay palabras cortantes que pueden ofender, lastimar y dejar cicatrices que han de permanecer en el alma. Hay palabras agudas que caen como chispas sobre un temperamento inflamable. Hay palabras cáusticas que muerden como víboras.

Las relaciones estrechas entre caracteres imperfectos y defectuosos, a menudo pueden dar como resultado un gran daño para ambas personas, porque Satanás tiene más influencia sobre sus mentes que el Espíritu de Cristo. No se ven el uno al otro bajo una luz verdadera y en forma imparcial, sino del modo más desfavorable. Al tratar de corregir el mal con un espíritu precipitado y malhumorado, se crearán dos males en vez de corregirse uno. El apoyo mutuo es esencial. Es el fruto del Espíritu el que se desarrolla en el árbol cristiano.

Debe haber una conversión radical en la forma como se trata con las diversas mentalidades. Si cada injusticia aparente es considerada como una afrenta, si por cada injuria leve se exigen reparaciones con un espíritu diferente del de Cristo, si se emplea un lenguaje áspero, si se manifiesta espíritu de impaciencia que se agita e irrita ante dificultades pequeñas o grandes, pronto habrá un estado de cosas peor que si no se hubiera hecho nada para corregir el mal. Si los creyentes manifiestan actitudes tales, y cada cual se siente libre de hablar en forma precipitada, habrá corazones que se sentirán miserables, familias desdichadas, y discordia y disensión en la iglesia. Hay una forma cristiana de arreglar todos estos asuntos. La presencia del amor de Cristo en el corazón conducirá a sentir amor por los que están extraviados y en el error… “¿Quién es sabio y entendido entre vosotros? Muestre por la buena conducta sus obras en sabia mansedumbre”. Santiago 3:13.Manuscrito 24, del 14 de febrero de 1887, “Testimonio a los obreros de la Casa Editora de Basilea”. (Alza tus Ojos – 14 de Febrero).


Cita 12

Porque la gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres. Tito 2:11.

Todas las acciones de nuestra vida, nuestras transacciones comerciales con nuestros prójimos, deben ser regidas por la ley de Dios, y bajo ninguna circunstancia debemos apartarnos de la verdad y la justicia en nuestro trato con los demás. El Señor no tolerará los pecados de ningún hombre que agravie a su prójimo. Con los rostros vueltos hacia el cielo, elevando nuestras peticiones a Dios, desarrollando un amor desinteresado por nuestros prójimos a causa de nuestro supremo amor a Cristo Jesús, quien los compró con su propia sangre, es como nos elevamos por encima de las tentaciones más gravosas y sutiles.

En todas las circunstancias debemos tratar a aquellos con quienes nos relacionamos, que son de condición humilde, con gran deferencia y respeto, porque tienen muy poco de lo que hace feliz la vida, y porque necesitan ayuda.Las almas son demasiado preciosas como para ser tratadas en forma descuidada. Son la posesión adquirida de Dios. Aquellos a quienes pasamos por alto como inferiores. el Señor los colocará en posiciones elevadas si confían en El.

Nunca olvide que los pensamientos se traducen en acciones. Las acciones repetidas forman los hábitos, y los hábitos forman el carácter. Por lo tanto, si se presta atención a las cosas pequeñas no hay razón para temer que las cosas grandes lleguen a mancharse y corromperse.

La Biblia debe ser la regla de conducta de la vida. Resulta pasmoso a los ojos del universo que los hombres que enseñan la Palabra no siempre practiquen la verdad. Pocos comprenden qué significa ser completos en Cristo Jesús, la voluntad revelada de Dios. Su Palabra no resulta deshonrada cuando se la introduce en la vida práctica para formar hábitos que desarrollarán el carácter… La mansedumbre cristiana abrirá caminos por todas partes y se salvarán almas preciosas para vida eterna. No tenemos ahora tiempo que perder consultando con la carne; debemos aferramos del poder espiritual de Dios y realizar las reformas antes que sea para siempre demasiado tarde. Carta 85, del 16 de marzo de 1896, dirigida a O. A. Olsen, presidente de la Asociación General.  (Alza tus Ojos – 16 de Marzo).


Cita 13

“Cada oportunidad de socorrer a un hermano necesitado o de ayudar a la causa de Dios en la promulgación de la verdad, es una perla que enviáis de antemano al cielo para ser depositada en el banco celestial donde es guardada con toda seguridad.” Testimonies for the Church 3:249.


Cita 14

Hermanos míos amados, oíd: ¿No ha elegido Dios a los pobres de este mundo, para que sean ricos en fe y herederos del reino que ha prometido a los que le aman? Santiago 2:5.

En la parábola del rico y Lázaro el gran Maestro levanta el telón y nos muestra que Dios es el fundamento de toda fe, de toda bondad y de toda misericordia. Los judíos pretendían ser descendientes de Abraham, pero al no hacer las obras de este patriarca demostraban que no eran sus verdaderos hijos. Sólo se reconoce como verdaderos descendientes suyos a los que están espiritualmente en armonía con él.

Cristo reconoció que el mendigo [Lázaro] podía ser recibido por Abraham en la intimidad de su amistad, aunque perteneciera a una clase considerada inferior por los hombres. Cada corazón debería albergar simpatía humana. Es un atributo de Dios y nunca se la debería descartar. “Todos vosotros sois hermanos”. Mateo 23:8.Dios ha depositado sobre los hombres la responsabilidad de brindar simpatía a sus semejantes, de ayudar al necesitado, al herido y al maltratado.

Los que carecen de los bienes de este mundo, pero que son pacientes y sufridos, y confían en Dios, serán exaltados un día por encima de muchos que ocupan los más elevados cargos que este mundo puede ofrecer. Dios no trata con nosotros como lo hace el hombre. Dio a su Hijo con inmenso sacrificio para lograr que entremos a su servicio, y con él nos dio todo el cielo. Lo hizo para mostrarnos cuánto valor asigna a los seres que creó.Manuscrito 81, del 23 de Junio de 1898, “El rico y Lázaro”. (Cada Día con Dios – 23 de Junio).


Cita 15

Y su señor le dijo: Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré; entra en el gozo de tu señor. Mateo 25:21.

¡Oh, cuántos están aguardando la oportunidad de realizar una tarea grande y abnegada, al mismo tiempo que no prestan atención a las pequeñas dificultades que Dios les envía todos los días para probarlos. Son estas pequeñas cosas de la vida las que desarrollan el espíritu de hombres y mujeres, y determinan el carácter.No se pueden descuidar estas nimiedades y esperar al mismo tiempo que el hombre esté listo para soportar las pruebas más duras cuando por fin les sobrevengan…

El edificio del carácter de ustedes de ninguna manera está terminado. Cada día se añade a la estructura un ladrillo malo o bueno. Están edificando en forma torcida, o lo están haciendo con exactitud y corrección a fin de que llegue a ser un hermoso templo para Dios. Por lo tanto, no esperen grandes oportunidades mientras descuidan las pequeñas ocasiones de llevar a cabo pequeños actos de bondad. Mediante las palabras, el tono de la voz, los gestos, las miradas, pueden representar el Espíritu de Jesús. El que deje de hacer estas pequeñas cosas, y al mismo tiempo se vanagloría de que está listo para hacer maravillas por el Maestro, está en peligro de fracasar completamente. La vida no está hecha de grandes sacrificios y maravillosas realizaciones, sino de cosas pequeñas. La amabilidad, el amor y la cortesía son las características del cristiano…

Ustedes necesitan admirar las preciosas cualidades que existían en el carácter de Jesús. Al relacionarnos los unos con los otros, recordemos siempre que hay capítulos en la experiencia de los demás que están sellados para los ojos mortales. Hay tristes historias escritas en los libros del cielo que están celosamente guardadas de los ojos indiscretos. Allí se registran largas y arduas batallas en medio de circunstancias difíciles en el seno de los mismos hogares, que día tras día minan el valor, la fe, la confianza, hasta que la misma virilidad parece que se va a desmoronar. Pero Jesús lo sabe todo y nunca lo olvida. Para los tales, las palabras amables y afectuosas son como la sonrisa de los ángeles. El apretón de manos de un amigo, fuerte y bondadoso, vale más que el oro y la plata. Le ayuda a recuperar su hombría. Carta 16, del 15 de mayo de 1886, a dos médicos del Sanatorio de Santa Elena. (Cada Día con Dios – 15 de Mayo).


Cita 16

Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. Juan 13:34.

Estas palabras no son de hombre, sino de nuestro Redentor ¡Y que importante es que cumplamos la instrucción que nos ha dado! Nada puede debilitar tanto la influencia de la iglesia como la falta de amor. Cristo dice: “He aquí, yo os envío como a ovejas en medio de lobos; sed, pues, prudentes como serpientes, y sencillos como palomas”. Mateo 10:16.

Si hemos de enfrentar la oposición de nuestros enemigos, representados por lobos, tengamos cuidado de no manifestar el mismo espíritu entre nosotros. El enemigo sabe muy bien que si no tenemos amor mutuo, puede alcanzar su objetivo, y herir y debilitar la iglesia, al provocar diferencias entre los hermanos.

Los puede inducir a sospechar el mal, a hablar del mal, a acusar, condenar y aborrecerse. De esta manera se deshonra la causa de Dios, se arroja baldón sobre el nombre de Cristo, y se le hace un daño indecible a las almas de los hombres.

¡Cuán cuidadosos deberíamos ser de que todas nuestras palabras y todos nuestros actos estén en armonía con la sagrada verdad que Dios nos ha encomendado! La gente del mundo nos está contemplando para ver qué influencia ejerce nuestra fe sobre nuestros caracteres y nuestras vidas. Nos está vigilando para ver si tiene un efecto santificador sobre nuestros corazones, si nos estamos transformando a la semejanza de Cristo. Están alerta para descubrir cada defecto en nuestras vidas, cada inconsecuencia en nuestros actos. No les demos la oportunidad de arrojar baldón sobre nuestra fe.

Si nos amamos así los unos a los otros, creceremos en el amor a Dios y a la verdad.–(Review and Herald, 5 de junio de 1888). (Cada Día con Dios – 5 de Junio).


Cita 17

El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor. Romanos 13:10.

El atributo que Cristo aprecia más en el hombre es la caridad (el amor) proveniente de un corazón puro. Este es el fruto que produce el árbol cristiano. “Todo aquel que ama, es nacido de Dios, y conoce a Dios”. 1 Juan 4:7. El Señor Jesús dijo: “Un mandamiento nuevo os doy: Que os améis unos a otros; como yo os he amado, que también os améis unos a otros. En esto conocerán todos que sois mis discípulos, si tuviereis amor los unos con los otros”. Juan 13:34, 35.

Mientras se manifestaba mediante la columna de nube, habló por medio de Moisés con los hijos de Israel de esta manera: “No aborrecerás a tu hermano en tu corazón; razonarás con tu prójimo, para que no participes de su pecado. No te vengarás, ni guardarás rencor a los hijos de tu pueblo, sino amarás a tu prójimo como a ti mismo. Yo Jehová. Levítico 19:17, 18. “Esto os mando: Que os améis unos a otros”. Juan 15:17. Si somos cristianos de acuerdo con la Biblia, cada cual tendrá un interés tan grande en su hermano obrero como en sí mismo.

La obra de impartir el pan de vida a las almas que perecen debiera ser tan absorbente que mantenga bondadoso y tierno el corazón de los obreros hacia sus colaboradores. Hay que cultivar la cortesía cristiana, hay que educar la mente y el corazón para realizar actos de bondad que manifiesten un interés sin egoísmo por cada compañero de trabajo en la obra.

Considérense misioneros, no entre los paganos, sino entre sus propios hermanos. Se necesita mucho tiempo y trabajo para convencer a un alma de la verdad. ¡Cuánto dinero se ha gastado para atraer a hombres y mujeres del pecado a la justicia! ¿Qué ocurre en el cielo cuando se traen almas a la verdad? Hay más gozo en la presencia de los ángeles por un pecador que se arrepiente que por noventa y nueve personas [que se creen] justas y que no necesitan arrepentimiento. Véase Lucas 15:7… Si nos mantenemos en el amor de Dios, rodeará al alma una influencia que será sabor de vida para vida. Tenemos que cuidar a las almas puesto que daremos cuenta de ellas. Manuscrito 16, del 22 de diciembre de 1892, “Amor por los hermanos”. (Cada Día con Dios – 22 de Diciembre).


Cita 18

Maestro, ¿cuál es el gran mandamiento en la ley? Mateo 22:36.

El amor a Dios sobre todas las cosas y el amor al prójimo son los dos grandes brazos de los cuales dependen la ley y los profetas. Un buen árbol produce buen fruto. La manifestación del amor mutuo es la evidencia del amor de Cristo. El amor abnegado por los que nos rodean se encuentra entre las más brillantes evidencias de la verdadera religión. Cada día, mediante ella, se testifica en favor de Cristo ante el mundo. Hay que subyugar y dominar los apetitos y las pasiones, para que los nervios puedan estar en calma y el cerebro esté en condiciones de percibir claramente el deber. Esto se puede lograr por medio de la gracia divina. Carta 21, del 5 de octubre de 1901, dirigida a un evangelista de Nueva York. (Cada Día con Dios – 5 de Octubre).


Cita 19

“Las horas que con tanta frecuencia se dedican a las diversiones que no refrigeran ni el cuerpo ni el alma, debieran dedicarse a visitar a los pobres, los enfermos y los dolientes, o a ayudar a algún necesitado.”—Joyas de los Testimonios 2:514.


Cita 20

“El amor, la cortesía, la abnegación, nunca se pierden…. Por los méritos de la justicia imputada de Cristo se conserva para siempre la fragancia de tales dichos y hechos.”—Manuscrito 161, 1897.


 

 

GS – 11/26/2022

 

*Las citas de este libro se actualizan constantemente

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