Cita 1
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mateo 7:7.
Necesitamos saber cómo orar. No son las oraciones insustanciales y abatidas las que se aferran de los atributos divinos. La oración es oída por Dios cuando proviene de un corazón quebrantado por un sentimiento de indignidad. La oración fue instituida para nuestro consuelo y salvación, para que mediante la fe y la esperanza podamos echar mano de las ricas promesas de Dios. La oración es la expresión de los deseos de un alma hambrienta y sedienta de justicia. —Carta 121, 1901…
—The Review and Herald, 28 de enero de 1904. (En los Lugares Celestiales – 9 de Marzo).
Cita 2
Y me buscaréis y me hallaréis, porque me buscaréis de todo vuestro corazón. Jeremías 29:13.
Lo que es llamado oración matutina y vespertina, de acuerdo con la costumbre, no siempre es ferviente y eficaz. Para muchos es una repetición de palabras adormecedora, aburrida y sin alma, que no alcanza el oído del Señor. Dios no necesita ni requiere vuestros cumplidos ceremoniosos, sino que prestará atención al corazón quebrantado, a la confesión de los pecados, a la contrición del alma. No desoirá el clamor del corazón humilde y contrito…
Deberíamos tener tal amor por Jesús que consideremos un privilegio el sufrir y aun morir por su causa. Podemos contarle al Señor nuestras pruebas, decirle todas nuestras debilidades, todo lo que dependemos de su fuerza y poder. Esto es verdadera oración. Si hubo un tiempo cuando se necesitara sobre nosotros un derramamiento del Espíritu de gracia y de súplica, Dios mismo dictando nuestras oraciones, ese tiempo es ahora. Y debe llevarse la promesa delante de cada iglesia, y considerarse con detenimiento la sencillez de la verdad. “Pedid y recibiréis”. Juan 16:24.
—Manuscrito 6, 1889. En los Lugares Celestiales – 21 de Marzo).
Cita 3
Orando en todo tiempo con toda deprecación y súplica en el Espíritu, y velando en ello con toda instancia y suplicación por todos los santos. Efesios 6:18.
“Primeramente habéis de velar. Velad, para que no habléis precipitada, colérica, e impacientemente. Velad para que el orgullo no halle cabida en vuestro corazón. Velad para que las malas pasiones no os dominen en vez de ser dominadas por vosotros. Velad para que un espíritu indiferente y descuidado no se apodere de vosotros y descuidéis vuestros deberes y seáis livianos y frívolos….
“En segundo término, habéis de orar. Jesús no os hubiera dado este mandato si no hubiera una real necesidad de oración. El bien sabe que por nosotros mismos no podéis vencer las muchas tentaciones del enemigo y las muchas trampas que tiende a vuestros pies….
“La oración correcta consiste en pedir a Dios con fe las cosas específicas que necesitáis. Id a vuestro aposento o algún lugar apartado y en el nombre de Jesús pedid que el Padre os ayude. Hay poder en la oración que brota de un corazón convencido de su propia debilidad pero que no obstante anhela fervientemente aquella fortaleza que viene de Dios. La oración fervorosa será oída y contestada.» FV 226.4 {La Fe por la cual Vivo}
Cita 4
“No desmayéis. Acudid a los pies de Jesús quien fue tentado en todo y sabe cómo ayudar a los que son tentados…. Presentad vuestro caso ante Dios por medio de Jesús hasta que vuestra alma descanse confiadamente en su fortaleza y sintáis que no estáis solos en esta lucha por la victoria.”—The Youth’s Instructor, 1 de octubre de 1855.
Cita 5
“Se está apoderando del mundo un afán nunca visto. En las diversiones, en la acumulación de dinero, en la lucha por el poder, hasta en la lucha por la existencia, hay una fuerza terrible que embarga el cuerpo, la mente y el alma. En medio de esta precipitación enloquecedora, habla Dios. Nos invita a apartarnos y tener comunión con él. ‘Callad, y sabed que yo soy Dios.’ Salmos 46:10. FV 227.2 {La Fe por la cual Vivo}
“Muchos aun en sus momentos de devoción, no reciben la bendición de la verdadera comunión con Dios. Están demasiado apremiados. Con pasos presurosos penetran en la amorosa presencia de Cristo y se detienen tal vez un momento, mas no esperan consejo. No tienen tiempo para permanecer con el divino Maestro. Vuelven con sus preocupaciones al trabajo…. FV 227.3 {La Fe por la cual Vivo}
Cita 6
“Nuestra necesidad no consiste en detenernos un momento en su presencia, sino en tener relación personal con Cristo, sentarnos en su compañía.”—La Educación, 254.
Cita 7
“Podemos llevarle nuestros pequeños problemas y perplejidades tanto como nuestras preocupaciones mayores. Cualquier cosa que nos turbe o aflija debemos llevar al Señor en oración.”—Testimonies for the Church 5:200, 201.
Cita 8
“Si mantenemos al Señor siempre delante de nosotros … tendremos una frescura perdurable en nuestra experiencia religiosa. Nuestras oraciones tomarán la forma de una conversación con Dios, como si habláramos con un amigo…. A menudo nos vendrá un dulce y gozoso sentimiento de la presencia de Jesús.”—Sketches From the Life of Paul, 120.
*Las citas de este libro se actualizan constantemente