Censuras y Acusaciones

Cita 1

Hay palabras que pueden herir el corazón. ¡Oh! Sean cuidadosos entonces, y revístanse del amor y la ternura de Jesús. El amor y la simpatía deben suavizar el tono de la voz… Así como tratan a los demás, así como juzgan a otros, así los tratará y juzgará el Señor. Quien pretenda ser hijo de Dios debe poner en práctica las lecciones de Cristo. Si cree que tiene que herir, siéntase obligado a curar también. Siempre hay que comunicar la verdad con amor, con el Espíritu de Cristo en el alma.

—Carta 70, del 13 de enero de 1894, para los “queridos hermanos dirigentes de la Review and Herald”. (Cada Día con Dios – 13 de Enero).


Cita 2

Desechando, pues, toda malicia, todo engaño, hipocresía, envidias, y todas las detracciones, desead, como niños recién nacidos, la leche espiritual no adulterada, para que por ella crezcáis. 1 Pedro 2:1, 2.

Deberíamos estudiar estas instrucciones. Es nuestro privilegio crecer “a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo”. Efesios 4:13. No debiéramos ser irreflexivos o descuidados al hablar, hiriendo el uno al otro con palabras descorteses… Cada agente humano relacionado con la obra del Señor necesita apreciar la obra en la cual está tomando parte. La obra en las instituciones de Dios debe realizarse sin fricciones, sin palabras apresuradas, sin palabras dictatoriales. Los obreros deben ser puros, limpios y santos en pensamiento, en palabra y en acción. Deben ser testigos de Cristo, testificando que han nacido de nuevo.—Carta 179, 1902.

No debe haber palabras hirientes, reprensiones irritantes, porque los ángeles de Dios están recorriendo cada habitación. Cristo anhela alabar a cada fiel obrero y lo hará. Cada acto bueno es registrado en el libro. Pueden cometerse pequeños errores, pero las palabras de censura levantan sentimientos de venganza y Dios es deshonrado…

Cada palabra hablada irreflexiva o imprudentemente debería retirarse en el acto… Debemos recordar que como cristianos que profesamos trabajar en unidad no debemos actuar como los pecadores, cuyas palabras y acciones pecaminosas, a menos que se arrepientan de ellas, los condenarán…

(En los Lugares Celestiales – 24 de Junio).


*Las citas de este libro se actualizan constantemente

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