Cita 1
Porque el ejercicio corporal para poco es provechoso; mas la piedad para todo aprovecha, pues tiene promesa de esta vida presente, y de la venidera. 1 Timoteo 4:8.
“Hay salud en la obediencia de la ley de Dios.”—The S.D.A. Bible Commentary 1:1105.
Cita 2
“La religión no está en conflicto con las leyes de la salud sino en armonía con ellas. Si el hombre hubiera obedecido siempre la ley de los diez mandamientos y hubiera practicado en su vida los principios de estos diez preceptos, la maldición de las enfermedades que ahora azotan al mundo no existiría.”—Counsels on Health, 627.
Cita 3
“La seguridad de la aprobación de Dios promoverá la salud física; fortificará el alma contra la duda, la perplejidad y el pesar excesivo que tan a menudo minan las fuerzas vitales y causan enfermedad de los nervios.”— The S.D.A. Bible Commentary 3:1146.
Cita 4
“La conciencia del bien hacer es la mejor medicina para los cuerpos y mentes enfermos. La bendición de Dios significa salud y fortaleza.» (La fe por la cual vivo 231.5)
Cita 5
“Una persona cuya mente descansa serena y satisfecha en Dios anda en la senda de la salud. La seguridad de que los ojos de Dios están sobre nosotros y sus oídos atentos a nuestras oraciones, nos trae verdadera satisfacción. Saber que tenemos un amigo que nunca nos falla, a quien podemos confiar todos los secretos del alma es un privilegio que no puede expresarse en palabras.”—The Review and Herald, 30 de marzo de 1886.
Cita 6
“El valor, la esperanza, la fe, la simpatía, el amor: todas estas cosas fomentan la salud y alargan la vida. Un espíritu satisfecho y alegre es como salud para el cuerpo y fuerza para el alma.”—El Ministerio de Curación, 228.
Cita 7
Y él les dijo: Venid vosotros aparte al lugar desierto, y reposad un poco. Porque eran muchos los que iban y venían, que ni aun tenían lugar de comer. Marcos 6:31.
“Las palabras de Cristo se dirigen a sus obreros actuales tanto como a sus discípulos de entonces…. No es prudente estar siempre bajo la tensión del trabajo y la excitación … porque de esta manera se descuida la piedad personal y se agobian las facultades de la mente, del alma y del cuerpo.”—El Deseado de Todas las Gentes, 315.
Cita 8
“Se deben regular cuidadosamente las horas para el trabajo y el sueño. Debemos tener períodos para el descanso, para la recreación y para la contemplación.”— The Adventist Home, 494.
Cita 9
“Conviene para nuestra salud y felicidad salir de nuestras casas y pasar tanto tiempo como sea posible al aire libre.”—The Review and Herald, 25 de Julio de 1871.
Cita 10
“El aire puro, el sol, la abstinencia, el descanso, el ejercicio, un régimen alimenticio conveniente, el uso del agua, la confianza en el poder divino; éstos son los verdaderos remedios…. La naturaleza, si no se le ponen trabas, desempeñará su obra con acierto. Los que perseveran en la obediencia a las leyes de ella encontrarán su recompensa en la salud del cuerpo y del espíritu.”—El Ministerio de Curación, 118, 119.
Cita 11
“Jesús … se solazaba contemplando las bellezas de la naturaleza … y sus horas de mayor felicidad eran las que podía pasar, dejada la escena de su trabajo, en el campo meditando en tranquilos valles, y en comunión con Dios, ora en la falda del monte, ora entre los árboles de la selva.”—Ibid. 46.—(La Fe por la Cual Vivo 235.6)
Cita 12
Y como tus días serán tus fuerzas… El eterno Dios es tu refugio, y acá abajo los brazos eternos. Deuteronomio 33:25, 27.
Estoy tan agradecida a mi Padre celestial por bendecirme diariamente. Hace una semana me sentía completamente fatigada debido al esfuerzo que había hecho para escribir. Mi mente no quería trabajar, y me sentía muy deprimida. Casi había abandonado la esperanza de volver a sentirme bien. Pero una noche oré a Dios muy fervientemente para que me proporcionara su poder sanador y fortalecedor, a fin de que pudiera escribir algunas cosas que debían ser publicadas. Entonces me dispuse a dormir. Durante la noche me pareció estar hablando a diferentes congregaciones con respecto al poder sanador y vivificante del Espíritu Santo. A las dos y media me desperté. El dolor de cabeza había desaparecido, y la suavizante influencia del Espíritu Santo reposaba sobre mí. Caminé por mi habitación y alabé a Dios. Tomé la pluma y descubrí que mi mente estaba despejada y que podía escribir tan bien como antes. Desde ese momento he escrito mucho.
Nuestro Salvador es el médico más experto del mundo. Lo alabo por la notable bendición que me concedió en ese momento. La verdadera religión tiene siempre presente la honra y la gloria de Dios. Debemos considerar a nuestro Padre Celestial con santo temor y reverencia. Requiere gozosa obediencia de su herencia adquirida con sangre. Al comprender su gran amor, nuestros corazones se llenarán de gratitud, lo serviremos con alegría, y pondremos firme y confiadamente toda nuestra fe en él.
Deseo expresar en mi vida de servicio mi gozo en Cristo. Deseo ser imbuida de su Espíritu a fin de ser una bendición para los demás. Tenemos la promesa: “Y les daré un corazón, y un camino, para que me teman perpetuamente, para que tengan bien ellos, y sus hijos después de ellos. Y haré con ellos pacto eterno, que no me volveré atrás de hacerles bien, y pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí”. Jeremías 32:39, 40. Dios es “grande en consejo, y magnífico en hechos; porque tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos de los hombres, para dar a cada uno según sus caminos, y según el fruto de sus obras”. Jeremías 32:19.
—Carta 139, del 17 de abril de 1904, dirigida al Hno. Robert Vickery, miembro laico de la Asociación de Illinois. (Cada Día con Dios – 17 de Abril).
Cita 13
¿No sabéis que sois templo de Dios, y que el Espíritu de Dios mora en vosotros? 1 Corintios 3:16.
Desde siglos eternos fue el propósito de Dios que cada ser creado, desde el resplandeciente y santo serafín hasta el hombre, fuera un templo donde morara el Creador. Debido al pecado, la humanidad dejó de ser un templo para Dios… Dios tenía el propósito de que el templo de Jerusalén fuera un recordativo continuo del alto destino abierto a cada alma. Pero los judíos no habían entendido el significado del edificio que contemplaban con tanto orgullo…
Los atrios del templo de Jerusalén, llenos del tumulto de un tráfico profano, representaban con demasiada veracidad al templo del corazón, contaminado por la presencia de la pasión sensual y los pensamientos no santificados. Al limpiar el templo de los compradores y vendedores mundanos, Jesús anunció su misión de limpiar el corazón de la contaminación del pecado: deseos mundanos, pasiones egoístas, malos hábitos que corrompen el alma… Solamente Cristo puede limpiar el templo del alma … Su presencia limpiará y santificará el alma para que pueda ser un santo templo para el Señor, “para morada de Dios en el Espíritu”. Efesios 2:22.
Mediante esta hermosa e imponente figura, la Palabra de Dios muestra la importancia que Dios le da a nuestro organismo físico y la responsabilidad que hay en nosotros de preservarlo en las mejores condiciones. Nuestros cuerpos son la posesión adquirida de Cristo y no estamos libres de hacer con ellos lo que nos plazca. El hombre ha hecho eso. Ha tratado a su cuerpo como si sus leyes no previeran castigos. Mediante el apetito pervertido sus órganos y facultades se han debilitado, enfermado, lisiado… Hemos de responder a Dios por nuestros hábitos y prácticas. Por lo tanto no debiéramos preguntarnos: “¿Qué dirá el mundo?”, sino: “Pretendiendo ser cristiano, ¿cómo trataré yo la habitación que Dios me ha dado?”
The Review and Herald, 31 de diciembre de 1908. (En los Lugares Celestiales – 3 de Julio).
Cita 14
Te alabaré; porque formidables, maravillosas son tus obras; estoy maravillado, y mi alma lo sabe muy bien. Salmos 139:14.
Dios nos ha dado facultades mentales y físicas que es el deber de todos conservar en las mejores condiciones. Si algunos debilitan sus facultades mediante la indulgencia del apetito, disminuyen su capacidad de influencia haciéndose imperfectos. —Carta 90, 1898.
Debemos aprovechar al máximo las capacidades y talentos que Dios nos ha prestado. Todos los que están debilitando y destruyendo las facultades físicas, mentales y morales, con una alimentación y una manera de vestir pecaminosa y la violación de las leyes de la salud en todo respecto, deberán rendir cuenta a Dios por todo el bien que podrían haber hecho si hubiesen observado las leyes de la salud en vez de practicar la complacencia propia y de ser descuidados e irreflexivos en cuanto a la morada en que viven…
Dios dice: “Vosotros no sois vuestros”. Sois propiedad de Dios. Vuestro rescate costó la vida del Hijo de Dios … Todos deben considerar la magnitud del sacrificio hecho. La Majestad del cielo, el Rey de gloria quiere que hombres y mujeres le den su servicio de todo corazón. Hay un significado muy profundo en las palabras del apóstol Pablo: “Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. No os conforméis a este siglo, sino transformaos por medio de la renovación de vuestro entendimiento, para que comprobéis cuál sea la buena voluntad de Dios, agradable y perfecta”. Romanos 12:1, 2… Nuestro sacrificio debe ser santo y sin mancha. Este es el servicio racional de cada uno. Somos hechura de Dios, el edificio de Dios.—Ibid. (En los Lugares Celestiales – 4 de Julio).
Cita 15
Así que, hermanos, os ruego por las misericordias de Dios, que presentéis vuestros cuerpos en sacrificio vivo, santo, agradable a Dios, que es vuestro culto racional. Romanos 12:1.
El apóstol ruega a sus hermanos que consagren sus cuerpos a Dios… Cuando llevamos una conducta que disminuye nuestro vigor mental y físico—en la comida, la bebida o en cualquiera de nuestros hábitos—deshonramos a Dios porque le robamos los servicios que reclama de nosotros. Cuando complacemos el apetito a expensas de la salud, o complacemos hábitos que disminuyen nuestra vitalidad y vigor mental, no podemos tener una elevada apreciación de la expiación y una estimación correcta de las cosas eternas.
Cuando nuestras mentes están nubladas y parcialmente paralizadas por la enfermedad, somos vencidos fácilmente por las tentaciones de Satanás. La ingestión de comidas malsanas para complacer el apetito tiene una tendencia directa en desequilibrar la circulación de la sangre, en producir debilidad nerviosa, y el resultado es, entonces, gran falta de paciencia y del verdadero afecto elevado. La fuerza constitucional, tanto como el todo de las facultades morales y mentales, son debilitadas por la complacencia del apetito pervertido...
Todos los tesoros del mundo se hunden en la insignificancia comparados con el valor de las facultades mentales y morales. Y el ejercicio pleno de esas facultades depende de la salud física. ¡Cuán importante es, pues, que sepamos cómo conservar la salud para que podamos cumplir con nuestro deber hacia Dios y los hombres según sus mandamientos! Las leyes de Dios son claras y distintas. Ninguna incertidumbre nubla una de ellas. Ninguna puede ser malentendida. Los que no pueden discernirlas están obnubilados por malos hábitos que debilitan su intelecto… Si queremos discernir las obligaciones de la ley de Dios proclamada en el Sinaí, debemos trabajar en armonía con las leyes naturales.
—Carta 27, 1872. (En los Lugares Celestiales – 5 de Julio).
Cita 16
¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber! Eclesiastés 10:17.
Las leyes de la salud deben ser obedecidas. Es importante que los órganos de la digestión no estén sobrecargados. Hay muchos que mantienen el estómago trabajando continuamente. No le dan la oportunidad de recuperar sus fuerzas, y como resultado pueden tener desórdenes digestivos. No se debería comer entre horas, y a lo menos deberían pasar cinco entre las comidas. La indigestión es el resultado de ingerir alimentos antes que los órganos hayan tenido tiempo de terminar su tarea con la comida anterior…
Tres comidas diarias bastan, y dos son aún mejor que tres. Durante los últimos treinta años he tomado sólo dos comidas diarias. La somnolencia que sufre la gente se debe a menudo al exceso de alimentos, y por ingerirlo en forma irregular. La dispepsia produce desánimo, y si alguien padece esa dolencia actuará en forma anticristiana aunque profese ser cristiano. Hay quienes pretenden que el apetito es una guía suficiente. Sin embargo, alguien podría caer en el hábito de comer muchas veces por día, pero eso no sería lo mejor. Tal hábito podría provocar una enfermedad, porque los órganos digestivos estarían sobrecargados.
Practiquen la reforma sanitaria y no permitan que nada los aparte de la senda recta. No se desanimen; por el contrario, apliquen su fuerza de voluntad para someter el apetito a un propósito digno… Dios encargó a Adán que cuidara y labrase el jardín del Edén, y le dijo lo siguiente acerca de todos los árboles y plantas que dan semilla: “Os serán para comer”. Génesis 1:29; véase Génesis 3:18. Más tarde se permitió la ingestión de carne como una de las consecuencias de la caída. Antes del diluvio no se hizo provisión para el consumo de alimentos de origen animal…
Traten de eliminar la carne por seis meses y verifiquen si no se produce una mejoría. Les pido que lo hagan en seguida. Santifiquen su imaginación. Despierten la mente y la conciencia, y eleven todo el ser. Guárdense de tener demasiada simpatía por sí mismos. Sean heroicos. Decídanse a vencer el apetito pervertido.
—Carta 208, del 20 de julio de 1905, dirigida a un médico y a su esposa. (Cada Día con Dios – 20 de Julio).
Cita 17
Hay que subyugar y dominar los apetitos y las pasiones, para que los nervios puedan estar en calma y el cerebro esté en condiciones de percibir claramente el deber. Esto se puede lograr por medio de la gracia divina.
—Carta 21, del 5 de octubre de 1901, dirigida a un evangelista de Nueva York. (Cada Día con Dios – 5 de Octubre).
Cita 18
¡Bienaventurada tú, tierra, cuando tu rey es hijo de nobles, y tus príncipes comen a su hora, para reponer sus fuerzas y no para beber! Eclesiastés 10:17.
Coma a intervalos regulares. Mediante sus hábitos erróneos relativos a la alimentación, usted se está preparando para sufrir en el futuro. No es siempre prudente aceptar invitaciones para comer, aun de sus hermanos y amigos, que quieren hacer ante usted un despliegue de muchas clases de platos. Usted sabe que puede ingerir dos o tres clases de alimentos por comida, sin perjudicar su aparato digestivo. Cuando se lo invite a comer, descarte la gran variedad de alimentos que sus anfitriones ponen ante usted. Tiene que hacerlo si quiere ser un centinela fiel.
Cuando se nos sirve alimento que, si lo comemos, recarga nuestros órganos digestivos con horas de duro trabajo, no debemos aceptarlo, y si lo comemos, no culpemos de los resultados a los que lo pusieron delante de nosotros. Dios espera que resolvamos comer sólo lo que no cause trastornos al aparato digestivo. A veces no combinan los distintos alimentos que llegan al estómago, y como resultado de ello fermentan. Esto provoca muchos trastornos estomacales.
Aliméntese con comida sana y a intervalos regulares. No llene el estómago con una gran variedad de alimentos en una sola comida. No me atrevo a decirle a usted ni a nadie que sólo deben tomar dos comidas por día, pero sí puedo decir que no hay que poner demasiada comida en el estómago en una sola ocasión, porque si se lo hace no podrá realizar correctamente su tarea. Para muchos tres comidas por día son mejor que dos.
Durante treinta años sólo he comido dos veces por día, y no he comido nada entre comidas. Sé por experiencia personal que es posible tomar dos comidas diarias de manera que esto sea perfectamente conveniente. Pero nadie debe hacer de su propio caso un criterio para los demás. Cada cual debe estudiar cuidadosamente su organismo, para saber cómo tratarlo inteligentemente, y para asegurarse de que la intemperancia en el comer no destruye sus fuerzas vitales. Cada cual debiera saber por sí mismo cómo cuidar apropiadamente la máquina humana, porque nadie más lo puede hacer por él.
—Carta 324, del 27 de noviembre de 1905, dirigida al pastor W. W. Simpson, evangelista en Los Ángeles, California. (Cada Día con Dios – 27 de Noviembre).
GS – 11/24/2022
*Las citas de este libro se actualizan constantemente
Bendiciones para ud, hno Toni y su equipo. Quisiera saber si el Espíritu de Profecía tiene algún comentario sobre la «técnica medica de la acupuntura». O en todo caso cual es la posición de la Iglesia al respecto. He investigado y no he podido encontrar nada sobre este tema. Muchas gracias por su encomiable labor . Dios les bendiga.
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Hola:
Del tema de la acupuntura, el espíritu de profecía no habla mucho.
Hace un tiempo atrás leí en alguna parte, la condenación de ciertas prácticas médicas, y entre ellas estaba la acupuntura.
Desde ese día en adelante, en mi mente la acupuntura no es aceptada.
Tendré pendiente su pregunta y si algún día encuentro el texto mencionado, lo compartiré con usted.
un abrazo
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