Cita 1
Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho. Tito 3:9.
El Espíritu Santo no obra por medio de hombres que gozan siendo incisivos y criticones. Este espíritu se adquiere como consecuencia de relacionarse con polemistas, y algunos tomaron el hábito de alistarse para el combate. No se honra a Dios de este modo. Refrene los impulsos hirientes; no aprenda en la escuela de Satanás sus métodos de guerra. El Espíritu Santo no inspira palabras de censura.
No repita las palabras de sus adversarios ni discuta con ellos. No sólo enfrenta a los hombres sino a Satanás y sus ángeles. Cristo no acusó al enemigo en lo que respecta al cuerpo de Moisés. Si el Redentor del mundo, que comprendió las estratagemas capciosas y malignas de Satanás, no osó formular tal acusación contra éste, sino que dijo en humildad y santidad: “El Señor te reprenda, oh Satanás”, ¿no sería prudente que sus siervos siguieran su ejemplo?
A esta altura de la historia del mundo tenemos una obra demasiado importante como para comenzar un nuevo tipo de contienda al enfrentar el poder sobrenatural de los agentes satánicos. Debemos dejar de lado las personalidades, no importa cuán tentados podamos sentimos a sacar ventaja de palabras y acciones. Debemos dominar nuestras almas ejercitándolas en la paciencia.
—Carta 21, del 13 de septiembre de 1895, dirigida a un evangelista en Australia. (Alza tus Ojos – 13 de Septiembre).
Cita 2
Apacentad la grey de Dios que está entre vosotros, cuidando de ella, no por fuerza, sino voluntariamente; no por ganancia deshonesta, sino con ánimo pronto; no como teniendo señorío sobre los que están a vuestro cuidado, sino siendo ejemplos de la grey. 1 Pedro 5:2, 3.
¿Quién le dio vida al hombre? ¿Quién le dio inteligencia? ¿No fue acaso Dios? No se exalte por encima de sus hermanos el cristiano que depende de Dios hasta por su aliento. No debiera dictarles condiciones, como si les hubiera dado vida e inteligencia, y por lo tanto todos tuvieran que responder ante él. Se está manifestando entre vosotros un espíritu que Dios no va a tolerar. Jamás los cristianos deben creer que son señores sobre la herencia del Señor. No debería manifestarse entre los cristianos un espíritu que haga patrones de algunos y sirvientes de otros. Este mandamiento de Dios lo prohíbe: “Todos vosotros sois hermanos”. Mateo 23:8. Nadie debe creer que es dueño de las mentes y los talentos de sus hermanos. No debe pensar que los demás se tienen que someter a sus órdenes. Está sujeto a errar, a cometer equivocaciones, como todo ser humano. No debe tratar de manejar los asuntos de acuerdo con sus ideas. Quien ceda al espíritu de exaltación propia se pone bajo el dominio del enemigo.
—Carta 92, del 2 de julio de 1900, dirigida al Dr. J. H. Kellog. (Cada Día con Dios – 2 de Julio).
*Las citas de este libro se actualizan constantemente