Pensamientos

Cita 1

Examíname, oh Dios, y conoce mi corazón; pruébame y conoce mis pensamientos; y ve si hay en mí camino de perversidad, y guíame en el camino eterno. Salmos 139:23-24.

Pocos se dan cuenta que es un deber ejercer control sobre los pensamientos y la imaginación. Es difícil mantener la mente no disciplinada fija en temas provechosos. Pero si los pensamientos no son empleados en forma apropiada, la religión no puede florecer en el alma. La mente debe estar ocupada en cosas sagradas y eternas, o acariciará pensamientos triviales y superficiales. Deben disciplinarse las facultades tanto intelectuales como morales, porque así se fortalecerán y mejorarán por el ejercicio.

 

Para comprender correctamente este asunto debemos recordar que nuestros corazones son depravados por naturaleza y que somos incapaces por nosotros mismos de seguir un camino correcto. Solamente podremos ganar la victoria por la gracia de Dios combinada con nuestro mayor esfuerzo. Cuando la mente no está bajo la influencia directa del Espíritu de Dios, Satanás puede moldearla a su voluntad. Depravará todas las facultades racionales que pueda controlar. El se opone completamente a Dios en sus gustos, puntos de vista, preferencias, aversiones, elección de las cosas y propósitos; no hay gusto por las cosas que Dios ama o aprueba, sino un deleite en aquellas cosas que él desprecia…Aquellos que han entrenado la mente para deleitarse en ejercicios espirituales son los que pueden ser trasladados sin ser anonadados por la pureza y la gloria trascendente del cielo. (Dios nos Cuida-14 de Junio).


Cita 2

“El hombre, ‘cual es su pensamiento en su alma, tal es él.’ Debemos vigilar estrictamente nuestros pensamientos, pues un pensamiento impuro hace profunda impresión en el alma. Un pensamiento malo deja una mala impresión en la mente. Si los pensamientos son puros y santos, el hombre mejora por haberlos acariciado. Aceleran el pulso espiritual y aumentan el poder para hacer el bien. Y así como una gota de lluvia prepara el camino para otra en el humedecimiento de la tierra, un buen pensamiento prepara el camino para otro.” MJ 142 {Mensajes para los Jóvenes, 142}


Cita 3

“Los pensamientos mismos no deben correr sin freno. Deben ser contenidos y sujetados a la obediencia de Cristo. Consagradlos siempre a cosas santas. De este modo, mediante la gracia de Cristo serán puros y sinceros. FV 224.3 {La Fe por la Cual Vivo, 224.3}


Cita 4

“Debemos sentir siempre el poder ennoblecedor de los pensamientos puros.” MC 474 {El Ministerio de Curación, 474}


Cita 5

“Aunque estemos rodeados de una atmósfera corrompida y manchada, no necesitamos respirar sus miasmas, antes bien podemos vivir en la atmósfera limpia del cielo. Podemos cerrar la entrada a toda imaginación impura y a todo pensamiento perverso, elevando el alma a Dios mediante la oración sincera. Aquellos cuyo corazón esté abierto para recibir el apoyo y la bendición de Dios, andarán en una atmósfera más santa que la del mundo, y tendrán constante comunión con el cielo.” CC 74 {El Camino a Cristo, 74}


Cita 6

Hermanos, yo mismo no pretendo haberlo ya alcanzado; pero una cosa hago: olvidando ciertamente lo que queda atrás, y extendiéndome a lo que está delante, prosigo a la meta, al premio del supremo llamamiento de Dios en Cristo Jesús. Filipenses 3:13, 14.

Es deber de toda persona que profesa ser cristiana mantener sus pensamientos bajo el control de la razón, y obligarse a ser animosa y feliz. No importa cuán amarga pueda ser la causa de su pena, debiera cultivar un espíritu de reposo y quietud en Dios. El descanso que está en Cristo Jesús, la paz de Cristo, ¡cuán preciosa es! ¡Cuán sanadora es su influencia, cuán suavizadora es al alma oprimida! No importa cuán oscura sea su perspectiva, albergue un espíritu de esperanza para bien.

Mientras que el buen ánimo, una aceptación calmada y la paz contribuirán a la felicidad y salud de otros, serán también del mayor beneficio para uno mismo. La tristeza y el hablar de cosas poco gratas estimulan las escenas desagradables, las que a su vez hacen repercutir sobre uno mismo su efecto pernicioso. Dios desea que olvidemos todas estas cosas, que no miremos hacia abajo sino hacia arriba. ¡Hacia arriba!

La tristeza entorpece la circulación en los vasos sanguíneos y en los nervios, y también retarda la acción del hígado. Obstaculiza el proceso de la digestión y también el de la nutrición y tiene una tendencia a minar todo el organismo… A menudo los propósitos de Dios están velados en el misterio. Resultan incomprensibles para las mentes finitas, pero Aquel que ve el fin desde el principio conoce las cosas mejor de lo que las conocemos nosotros. Lo que necesitamos es limpiarnos de toda mundanalidad, a fin de perfeccionar nuestro carácter cristiano de tal manera que el manto de la justicia de Cristo sea colocado sobre nosotros…

La fe, la paciencia, la clemencia, la actitud mental celestial, la confianza en nuestro sabio Padre celestial, son las flores perfectas que maduran en medio de las nubes de chascos y aflicciones. La orden que la Providencia dirige al pueblo de Dios es que avance, que progrese. El sendero de la santidad es de avance continuo, elevándose más alto y más alto aún en el conocimiento y en el amor de Dios. El cumplimiento de las promesas de Dios será correspondiente a la fe y la obediencia de su pueblo Dios es inmutable; el mismo ayer, hoy y para siempre.

La fe debe ser ejercitada en todas nuestras oraciones, porque no ha perdido su poder así como tampoco la obediencia humilde ha perdido su recompensa. Si nuestros hermanos que profesan creer en la verdad mostraran su fe por sus obras, honrarían a Dios y serían capacitados para convencer a muchas almas de que ellos tienen la verdad, porque de acuerdo a su fe y a su obediencia percibirían el cumplimiento de las promesas de Dios y serían dotados con poder de lo alto.

Carta 1, del 29 de marzo de 1883, dirigida a J. N. Andrews, nuestro primer misionero, que estaba muriendo de tuberculosis en Suiza. (Alza tus Ojos – 29 de Marzo).


Cita 7

Por tanto, ceñid los lomos de vuestro entendimiento, sed sobrios, y esperad por completo en la gracia que se os traerá cuando Jesucristo sea manifestado. 1 Pedro 1:13.

Debemos considerar el propósito de la vida, y mantener siempre en vista un objetivo valioso. Cada día hay que encauzar los pensamientos y mantenerlos bien orientados, como la brújula al polo. Todos debieran tener metas y propósitos, y acto seguido gobernar sus pensamientos y actos para que cumplan esos propósitos. Hay que dirigir los pensamientos. Debe tener firmeza de propósito para llevar a cabo lo que usted quiere emprender. Sólo usted, y nadie más puede controlar sus pensamientos. En la lucha por alcanzar la norma más alta, el éxito o el fracaso dependerán mucho de su carácter y de la forma como estén encauzados sus pensamientos.

Si éstos están bien dirigidos, como Dios quiere que los estén cada día, se espaciarán en los temas que nos van a ayudar a aumentar nuestra devoción. Si los pensamientos son correctos, entonces, como resultado de ello, las palabras también serán correctas; las acciones serán de tal naturaleza que producirán alegría, consuelo y descanso a las almas…

Los que actúan sin pensar y sin la debida consideración, carecen de sabiduría. Hacen esfuerzos intermitentes, dan un golpe por aquí y otro por allá, emprenden esto y aquello, pero no llegan a ninguna parte.

El estudioso que siempre está dispuesto a aprender encontrará nueva luz, nuevas ideas, nuevas joyas de verdad que asimilará con rapidez. Piensa; las leyes de la mente requieren que piense. El intelecto humano se expande, se fortalece y se agudiza cuando se lo exige. La mente debe estar en actividad porque en caso contrario divagará. Morirá de inanición a menos que tenga temas frescos en qué pensar. Si no piensa mucho, ciertamente perderá hasta la facultad de pensar.

—Carta 33, del 27 de febrero de 1886, dirigida a un pastor de Europa. (Cada Día con Dios – 27 de Febrero).


Cita 8

Refutando argumentos, y toda altivez que se levanta contra el conocimiento de Dios, y llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo. 2 Corintios 10:5.

Aun los pensamientos deben ser puestos en sujeción a la voluntad de Dios y los sentimientos bajo el control de la razón y la religión. No nos fue dada nuestra imaginación para que le permitamos correr a rienda suelta y salirse con la suya sin ningún esfuerzo para restringirla y disciplinarla. Si los pensamientos son malos, los sentimientos serán malos; y los pensamientos y sentimientos combinados forman el carácter moral.

—The Review and Herald, 21 de abril de 1885.

El poder del pensamiento recto es más precioso que el oro de Ofir… Necesitamos asignarle un elevado valor al recto control de nuestros pensamientos, porque eso prepara la mente y el alma para trabajar armoniosamente para el Maestro. Es necesario para nuestra paz y felicidad en esta vida que nuestros pensamientos estén centrados en Cristo. Como piensa el hombre, así es. Nuestro avance en la pureza moral depende del recto pensar y actuar…

Los malos pensamientos destruyen el alma. El poder convertidor de Dios cambia el corazón refinando y purificando los pensamientos.

A menos que se haga un esfuerzo decidido para mantener los pensamientos centrados en Cristo, la gracia no puede manifestarse en la vida. La mente debe entrar en la lucha espiritual. Cada pensamiento debe ser puesto en cautiverio a la obediencia de Cristo…

Necesitamos un constante sentido del poder ennoblecedor de los pensamientos puros y de la influencia deletérea de los pensamientos malos. Pongamos nuestros pensamientos en cosas santas. Sean puros y santos, porque la única seguridad para cada alma es el recto pensar. Debemos usar todo medio que Dios ha puesto a nuestro alcance para el gobierno y el cultivo de nuestros pensamientos. Debemos poner nuestras mentes en armonía con su mente. Su verdad nos santificará cuerpo, alma y espíritu y podremos levantarnos sobre la tentación.

—Carta 123, 1904. (En los Lugares Celestiales – 6 de Junio).


Cita 9

Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. 2 Timoteo 2:22.

Los peligros morales a los cuales todos, viejos y jóvenes, están expuestos aumentan cada día. El desorden moral, que nosotros llamamos depravación, halla amplio campo propicio, y se ejerce una vil influencia sensual, diabólica, por hombres, mujeres y jóvenes que dicen ser cristianos…

Los que han aprendido la verdad y no tienen obras correspondientes a su profesión de fe, están sujetos a las tentaciones de Satanás. Harán frente al peligro a cada paso que den. Son puestos en contacto con el mal, ven escenas, oyen sonidos que despiertan sus pasiones incontroladas; están sujetos a influencias que los llevan a elegir el mal antes que el bien, porque no son puros de corazón. En el mismo momento en que debiera ejercerse el poder de la voluntad, cuando se requiere firmeza para resistir el primer embate de la tentación, los veréis fáciles presas de los engaños de Satanás, meros juguetes del diablo. Cada tentación está obrando ahora para llevar a aquellos que pretenden guardar los mandamientos de Dios a quebrantarlos…

Todos debemos aprender la lección de qué poder hay en un buen carácter. No hay una preparación que necesitemos tanto ahora, como la preparación de jóvenes y señoritas para que tengan rectitud moral y para que limpien su alma de cada borrón y de cada mancha de contaminación moral. La norma de moralidad y santidad está siendo arrastrada por el suelo…

Estamos cerca del fin del tiempo de gracia, cuando cada caso pasará delante de Dios. Ahora es el tiempo que Dios nos ha dado para la formación de caracteres puros y santos. Si no se aprovecha bien este tiempo, si los pensamientos son impuros, si el corazón no es santificado, si se complacen prácticas impuras, téngase la seguridad que la porción de los tales [los que así se contaminan] será con los impíos, los viles, los abominables.

—Carta 26d, 1887.  (En los Lugares Celestiales – 8 de Julio).


Cita 10

Amados, yo os ruego como a extranjeros y peregrinos, que os abstengáis de los deseos carnales, que batallan contra el alma. 1 Pedro 2:11.

Existe hoy una alarmante trivialidad en la conversación que muestra un bajo estado de pensamientos y de moralidad. La verdadera dignidad de carácter es muy rara. La verdadera modestia y reserva se ven raramente. Hay unos pocos que son puros y no contaminados… Dios contempla con desagrado estas cosas…

Los pensamientos contaminados albergados llegan a ser hábito y el alma queda desfigurada y contaminada. Una vez cometida una mala acción, queda una mancha que no la puede quitar sino la sangre de Cristo; y si el hábito no es rechazado con firme determinación, el alma se corrompe y las corrientes que fluyen de esta fuente corrompida contaminarán a otros.—Carta 26d, 1887.

Hay hombres y mujeres que invitan a la tentación; se ponen en situaciones en las cuales serán tentados, donde no podrán evitarlo al colocarse en compañías objetables.

La mejor manera de estar a salvo del pecado es actuar con la debida consideración en todo tiempo y bajo todas las circunstancias, nunca actuar impulsivamente. Actúa con el temor de Dios siempre delante de ti y estarás seguro de actuar correctamente; y deja que Dios cuide de tu reputación.La calumnia no podrá entonces mancillar en un ápice tu carácter. Nadie puede degradar nuestro carácter sino nosotros mismos mediante nuestra propia conducta…

Debe mantenerse la mente meditando en temas puros y santos. Debe rechazarse de inmediato toda sugestión impura, y deben cultivarse pensamientos puros, elevadores, la santa contemplación, obteniendo así más y más conocimiento de Dios ejercitando la mente en la contemplación de las cosas celestiales… Proponte alcanzar una norma elevada y santa; mantén en alto tu ideal; actúa con firme determinación, como Daniel, intrépidamente, con perseverancia, y nada que pueda hacer el enemigo estorbará tu progreso.—Ibid.

(En los Lugares Celestiales – 9 de Julio).


Cita 11

¿O ignoráis que vuestro cuerpo es templo del Espíritu Santo, el cual está en vosotros, el cual tenéis de Dios, y que no sois vuestros? 1 Corintios 6:19. “Mediante una figura hermosísima e impresionante, la Palabra de Dios muestra en qué consideración tiene nuestro organismo físico y la responsabilidad que tenemos de conservarlo en la mejor condición…. El cuerpo es un templo en el cual Dios desea morar…; hay que conservarlo puro, como morada de pensamientos elevados y nobles.” ED98 196 {La Educación, 196}


*Las citas de este libro se actualizan constantemente

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