Cita 1
La presunción es una tentación común, y cuando Satanás asalta a los hombres con ella, obtiene la victoria nueve veces de cada diez. Los que profesan seguir a Cristo y aseveran por su fe hallarse en guerra contra todo lo malo de su naturaleza, se precipitan con frecuencia irreflexivamente en tentaciones de las cuales sólo un milagro podría sacarlos sin contaminación. La meditación y la oración los habría preservado e inducido a rehuir la posición crítica y peligrosa en la cual se colocaron cuando dieron a Satanás ventaja sobre ellos. Las promesas de Dios no están destinadas a que nosotros apelemos a ellas temerariamente mientras nos precipitamos al peligro, violando las leyes de la naturaleza y despreciando la prudencia y el juicio con que Dios nos ha dotado. Esta es la más flagrante presunción.Testimonios para la Iglesia 4:44, 45 (1876).. 1JT 414.1-1JT 415.1
Cita 2
Así que, el que piensa estar firme, mire que no caiga. 1 Corintios 10:12.
Antes que Pedro cayera, Cristo le dijo: “Simón, Simón, he aquí Satanás os ha pedido para zarandearos como a trigo”. Lucas 22:31. ¡Cuán leal era la amistad del Salvador por Pedro! ¡Cuán compasiva fue su advertencia! Pero a Pedro lo hirió. Basándose en su suficiencia propia afirmó con toda confianza que jamás haría lo que Cristo le había advertido. “Señor -dijo-, dispuesto estoy a ir contigo no sólo a la cárcel, sino tambien a la muerte”. Lucas 22:33. Su confianza propia fue su ruina. Tentó a Satanás a que lo tentara, y cayó en la trampa de su mortal enemigo. Cuando Cristo más lo necesitaba se puso de parte del enemigo y negó abiertamente a su Señor…
Muchos en la actualidad se encuentran donde se hallaba Pedro cuando con confianza propia afirmó que no iba a negar a su Señor. Debido a su suficiencia propia son presa fácil de los engaños de Satanás. Los que son conscientes de su debilidad confían en un poder superior. Y mientras miran a Dios, Satanás no tiene poder sobre ellos. Pero los que confían en sí mismos son fácilmente derrotados. Recordemos que si no prestamos atención a las advertencias de Dios, caeremos.
Cristo no evitará las heridas de los que se introduzcan por su cuenta en el terreno del enemigo. Deja que el autosuficiente avance impulsado por su supuesta fortaleza, actuando como si supiera más que su Señor. Entonces sobrevienen el sufrimiento y una vida trunca, o tal vez la derrota y la muerte. En la guerra el enemigo aprovecha los puntos débiles de la defensa de aquellos a quienes ataca. En ese punto concentra sus más fieros asaltos. El cristiano no debiera tener puntos débiles en su sistema defensivo. Debiera estar protegido por el apoyo que brinda la Escritura al que está dispuesto a hacer la voluntad de Dios.
El alma tentada logrará la victoria si sigue el ejemplo del que enfrentó al tentador con las palabras “Escrito está”. Puede permanecer seguro bajo la protección de un “Así dice Jehová”… El Señor permite que sus hijos caigan, y entonces, si se arrepienten de sus malas acciones, les ayuda a ponerse en terreno ventajoso. Así como el fuego purifica el oro, Cristo purifica a su pueblo mediante la tentación y la prueba.
—Manuscrito 115, del 7 de septiembre de 1902, “El peligro de la suficiencia propia”. (Cada Día con Dios – 7 de Septiembre).
Cita 3
Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después. Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas. 1 Timoteo 5:24, 25.
Muchos de los que aman la complacencia propia y murmuran contra el recto testimonio contenido en el mensaje a Laodicea, ignoran cuán pecaminosas son realmente sus acciones; pero en ocasión del juicio se avergonzarán de su ingratitud y su rebelión contra Aquel que tanta paciencia tuvo con ellos, y no los separó de su pueblo por causa de sus pecados. No habrá entonces confesión ni llanto que valga para los que hayan mancillado su registro.
Muchos que en la actualidad pretenden ser discípulos de Cristo se contarán entre los que no se arrepintieron, sino que engañaron sus almas para su ruina eterna. El evadir la verdad no le dará valor a ninguna alma en el día del juicio para que abra sus labios en defensa propia… Dios ha enviado mensajes de su Palabra a las almas que viven descuidadamente, y que no se avergüenzan de su conducta errónea. Oí pronunciar estas palabras: “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance”. Isaías 40:27, 28.
Si las almas descuidadas y complacientes buscaran al Señor y confesaran sus pecados, comprenderían que mediante sus vidas inconversas han desviado a otras, y entonces se arrepentirían y se convertirían… Dios está llamando constantemente al corazón humano, induciéndolo a reconocer su amor y su misericordia, y a aceptar su justicia en lugar de los principios del mal. De ese modo le ha suplicado a la humanidad en todas las épocas. En los días de Noé Cristo habló a los hombres por medio de un instrumento humano, y predicó a los que se hallaban en la esclavitud del pecado. Se presentó a Israel envuelto en una columna de nube de día y en una columna de fuego de noche…
Hay quienes no valoran suficientemente estas cosas. La instrucción dada a Israel debiera ser comprendida hoy por toda alma viviente. El hombre puede pretender ser muy inteligente, pero se necesita más que inteligencia humana para captar las revelaciones del Evangelio.
—Carta 106, del 26 de septiembre de 1909, dirigida a nuestras Iglesias de Oakland y Berkeley. (Cada Día con Dios – 26 de Septiembre).
*Las citas de este libro se actualizan constantemente