Si esto [soportar diversas pruebas] es nuestro privilegio—y no podemos pensar que el apóstol nos ha guiado por mal camino—, apropiémonos por fe de las promesas de Dios para nosotros. “Para que seáis perfectos y cabales, sin que os falte cosa alguna”. La Palabra no dice: “tened por sumo gozo cuando os halléis bajo prueba”, sino “cuando os halléis en pruebas”. Por el hecho de que se hallen en pruebas, no es necesario que deban estar bajo ellas. Pero es reconfortante saber cuando estén en pruebas que son hijos e hijas de Dios, y que la prueba de su fe, ¿obra mala voluntad, murmuración y mal genio? No; ¡paciencia!
La evidencia de que somos hijos e hijas de Dios es que la prueba de nuestra fe origina paciencia. Pero Jesús nos ayudará porque recurrimos a Dios en busca de apoyo y fortaleza en toda emergencia.
—Manuscrito 20, del 25 de septiembre de 1887, conferencia dada en una asamblea de obreros en Grand Rapids, Míchigan. (Alza tus Ojos – 25 de Septiembre).
Cita 3
Y me ha dicho: Bástate mi gracia; porque mi poder se perfecciona en la debilidad. Por tanto, de buena gana me gloriaré más bien en mis debilidades, para que repose sobre mí el poder de Cristo. 2 Corintios 12:9.
Dormí muy poco la noche pasada. Traté de mirar a Jesús, de ponerme en las manos del gran Médico. El ha dicho: “Bástate mi gracia”. La gracia de Cristo induce a los hombres a pronunciar palabras acertadas en todas circunstancias. El sufrimiento físico no excusa las acciones anticristianas. Durante estas horas de insomnio, el tema de la victoria era el motivo central de mis pensamientos. “Al que venciere -declara el Señor-, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Apocalipsis 3:21.
Hay quienes siempre presentan excusas por andar de acuerdo con los consejos del enemigo. Hay quienes piensan que porque padecen una debilidad física, tienen el privilegio de pronunciar palabras mezquinas y actuar de manera antipática. Pero, ¿acaso no ha hecho provisión Jesús para que los tales venzan la tentación? ¿Han de ser desagradecidos e impíos por causa de las pruebas y las aflicciones? ¿No son acaso los rayos de la justicia de Cristo lo suficientemente luminosos como para disipar las sombras de Satanás?
Se afirma que la gracia de Dios es suficiente para contrarrestar todos los males y las pruebas contra los cuales tienen que luchar los seres humanos. ¿Podrá carecer de poder entonces contra las debilidades físicas? ¿Retrocederá la gracia divina mientras Satanás ocupa el campo y mantiene sus víctimas bajo el poder de sus malos atributos? ¡Oh, cuán precioso es Jesús para el alma que confía en el! Pero muchos andan en tinieblas porque sepultan su fe en las sombras de Satanás. No han hecho lo que podían hacer por medio de la gracia de Jesús. No hablan acerca de la fe, la esperanza y el valor.
Jamás deberíamos permitirle a Satanás que crea que su poder para perturbar y molestar es mayor que el poder de Cristo para sostener y fortalecer. Hay que “orar siempre y no desmayar”. Lucas 18:1. Toda oración sincera que se ofrece a Dios va mezclada con la eficacia de la sangre de Cristo. Si la respuesta se demora, se debe a que Dios desea que manifestemos una santa osadía al reclamar el cumplimiento de la palabra empeñada por Dios. Fiel es el que prometió.
—Manuscrito 19, del 17 de junio de 1892. (Cada Día con Dios – 17 de Junio).
Cita 4
Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre, quizá seréis guardados en el día del enojo de Jehová. Sofonías 2:3.
En vista de lo que pronto ha de sobrevenir a la tierra, os suplico, hermanos y hermanas, que caminéis delante de Dios con toda mansedumbre y humildad, recordando el cuidado que Jesús tiene de vosotros. Todos los humildes de la tierra son exhortados a buscar a Dios… Rómpase el yo en pedazos delante de Dios. Es difícil hacerlo; pero se nos amonesta a caer delante de la Roca y ser quebrantados, de lo contrario ella caerá sobre nosotros y nos reducirá a polvo.
Jesús habla a los humildes de corazón. Sus brazos eternos los rodean y no los dejará que perezcan en las manos de los impíos. ¿Qué es ser cristiano? Es ser como Cristo; es hacer las obras de Cristo. Algunos fracasan en un punto, otros en otro. Algunos son naturalmente impacientes. Satanás comprende su debilidad y se las arregla para vencerlos vez tras vez. Pero nadie se desanime por esto. Cada vez que se levanten pequeñas molestias y dificultades, pedid a Dios en oración silenciosa que os dé fortaleza y gracia para sobrellevarlas pacientemente.
Hay poder en el silencio; no habléis una palabra hasta que hayáis elevado vuestra petición al Dios del cielo. Si siempre hacéis esto, pronto venceréis vuestro genio rápido, y tendréis un pequeño cielo aquí para ir al cielo del más allá. Dios quiere que los suyos se limpien las manos y purifiquen los corazones. ¿Les traerá desgracia hacer esto? ¿Traerá desgracia a su familia si son bondadosos y pacientes, corteses y tolerantes? Lejos de eso. La bondad que manifiesten a su familia se reflejará sobre ellos…. Debemos procurar apartar el pecado de nosotros, descansando en los méritos de la sangre de Cristo, y entonces en el día de la aflicción, cuando el enemigo nos oprima, caminaremos entre los ángeles.
—The Review and Herald, 19 de noviembre de 1908. (En los Lugares Celestiales – 24 de Enero).
Cita 5
Pues a sus ángeles mandará acerca de ti, que te guarden en todos tus caminos. En las manos te llevarán, para que tu pie no tropiece en piedra. Salmos 91:11, 12.
Los ángeles de Dios están velando sobre nosotros. Sobre esta tierra hay miles y decenas de miles de mensajeros celestiales enviados por el Padre para impedir que Satanás obtenga alguna ventaja sobre aquellos que se niegan a caminar en el sendero del mal. Y estos ángeles que guardan a los hijos de Dios en la tierra están en comunicación con el Padre en el cielo. “Mirad que no menospreciéis a uno de estos pequeños”, dijo Cristo, “porque os digo que sus ángeles en los cielos ven siempre el rostro de mi Padre que está en los cielos”. Mateo 18:10.—Manuscrito 8, 1905.
Difícilmente nos damos cuenta de que hay ángeles a nuestro alrededor; y esos preciosos ángeles, que ministran a aquellos que serán herederos de salvación, nos están salvando de muchas, muchas tentaciones y dificultades. Toda la familia del cielo está interesada en las familias de la tierra; y cuán agradecidos deberíamos estar por este interés manifestado hacia nosotros día y noche.Las palabras impacientes y poco bondadosas que pronunciamos en nuestros hogares son oídas por los ángeles; ¿queréis encontrar en los libros del cielo el registro de las palabras impacientes y apasionadas que habéis expresado en vuestra familia?
La impaciencia trae al enemigo de Dios y del hombre a vuestra familia y echa a los ángeles de Dios. Si estáis viviendo en Cristo, y Cristo en vosotros, no podéis hablar palabras airadas. Padres y madres, os suplico por el amor de Cristo que seáis bondadosos, tiernos y pacientes en vuestros hogares. Entonces entrará la luz y la claridad del sol en vuestras casas y sentiréis que los rayos brillantes del Sol de Justicia están realmente brillando en vuestros corazones.
—The Review and Herald, 5 de agosto de 1890. (En los Lugares Celestiales – 2 de Abril).
Cita 6
Sean gratos los dichos de mi boca y la meditación de mi corazón delante de ti, oh Jehová, roca mía, y redentor mío. Salmos 19:14.
Todos necesitamos estudiar la vida de Cristo y las lecciones que nos dio, para saber conducirnos en nuestras relaciones mutuas. Alberguemos la suave influencia del Espíritu de Dios. Recordemos que el habla es un talento de gran valor cuando se lo usa correctamente, y que de la abundancia del corazón habla la boca. Recordemos también que por nuestras palabras seremos justificados, y por nuestras palabras seremos condenados.
Las palabras imprudentes a menudo crean dificultades que de otra manera no se hubieran producido. Hemos sido puestos en este mundo para ser hijos de Dios y a fin de prepararnos para la futura vida inmortal. No pronunciemos palabras imprudentes y poco amables. En nuestra relación familiar, tengamos cuidado de decir palabras amables y tiernas que consuelen y animen. No nos olvidemos de los pequeños actos de bondad que tanto ayudan al miembro de la familia que está luchando con debilidades que sólo él puede comprender. No vale la pena insistir en que las cosas se hagan como uno quiere, y en no ceder en asuntos de menor importancia, que suscitan amargura y resentimiento en el hogar.
La vida es demasiado corta, y está demasiado llena de pesares. Sin pérdida de tiempo deberíamos atender toda herida y a todo corazón sometido a la tentación. Cada cual sea considerado y amable con el otro. Jamás permita que el sol se ponga sobre su enojo. Jamás cierre los ojos para dormir sin arreglar esas pequeñas e insignificantes dificultades que hieren y dañan el alma… Cada vez que se sienta tentado a hablar imprudentemente, arrodíllese donde está, y ore hasta encontrar descanso en Jesús. Estoy segura de que no lo dejará ni lo olvidará. Tal vez usted se desprecie por las palabras apasionadas que acaba de pronunciar, pero recuerde que Jesús tiene piedad de usted, y que le va a cuidar su cuerpo y su alma, si está dispuesto a hacer su voluntad.
Estas son sus palabras: “Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo”. Isaías 27:5. Jesús quiere crear una armonía celestial en su alma. Lea sus palabras, no con desánimo, sino con confianza y esperanza. Escuche las benditas palabras que Dios le dirige. Caminar con Cristo significa que, aunque invisible, Cristo camina con usted.
—Carta 104, del 4 de agosto de 1901, dirigida a E. K. Beaman. (Cada Día con Dios – 4 de Agosto).
*Las citas de este libro se actualizan constantemente