Cita 1
La Biblia es el Libro Guía que debe resolver los muchos problemas difíciles que aparecen en las mentes dominadas por el egoísmo. Es un reflejo de la sabiduría de Dios, y no solamente proporciona principios grandes e importantes, sino que también provee lecciones prácticas para la vida y la conducta del hombre en su relación con su prójimo. Da detalles precisos que determinan nuestra relación con Dios y del uno para con el otro. (Dios nos Cuida – 16 de Octubre).
Cita 2
Tanto las grandes sumas de dinero como las pequeñas deben ser consideradas por Ud. como tesoros que Dios le ha confiado. Cuando piense en gastar medios, debe orar sobre el asunto a fin de que pueda usar los bienes del Señor de una manera que le complazca.
Aquellos a quienes el Señor ha dado el talento de los recursos están bajo una pesada responsabilidad. No han de invertir el dinero meramente para la gratificación de los deseos egoístas, porque todo lo que gasten de esa manera es restado de los tesoros del Señor. Por la soberana bondad de Dios, el Espíritu Santo obra a través del agente humano, y le impulsa a hacer pequeñas o grandes inversiones para la causa del Señor, haciendo que redunden para la gloria de Dios.Siempre que piense usar el dinero del Señor para gratificarse egoístamente, recuerde que hay muchos sumidos en una profunda pobreza, que ni siquiera tienen para comprar alimento o ropa, y son herencia del Señor. Debemos hacer el bien a todos los hombres, especialmente a los que son de la fe. Si los que poseen abundantes recursos son agentes de Dios para comunicar la verdad, usarán sus tesoros sabiamente, de modo que ninguno de la familia de la fe pase hambre o desnudez. (Carta 90, del 15 de enero de 1895, dirigida a una mujer adventista de cuantiosos recursos).
Cita 3
Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga. Mateo 11:29, 30.
La verdadera felicidad no se encuentra en la gratificación propia y en la complacencia propia, sino en aprender de Cristo, en tomar su yugo y llevar su carga. Los que confían en su propia sabiduría y siguen sus propios caminos, se van quejando a cada paso, porque la carga que el egoísmo les impone es muy pesada y su yugo muy irritante. Podrían cambiar todo eso si vinieran a Jesús, y por su gracia se despojarán del yugo que los ata a Satanás… The Youth’s Instructor, 21 de noviembre de 1883.
Cita 4
La dadivosidad es uno de los planes divinos para el crecimiento. El cristiano ha de ganar fortaleza fortaleciendo a otros. “El alma generosa será prosperada; y el que saciare, él también será saciado”. Proverbios 11:25. Esta no es meramente una promesa. Es una ley divina, una ley por la cual Dios establece que los arroyos de benevolencia fluyan continuamente de vuelta hacia tu fuente, como las aguas de lo profundo se mantienen en constante circulación.—The Signs of the Times, 12 de junio de 1901. AFC 165.1
Cita 5
“El pecado tuvo su origen en el egoísmo. Lucifer, el querubín protector, deseó ser el primero en el cielo. Trató de dominar a los seres celestiales, apartándolos de su Creador, y granjearse para sí su homenaje. Para ello, representó falsamente a Dios, atribuyéndole el deseo de ensalzarse. Trató de investir al amante Creador con sus propias malas características.”—El Deseado de Todas las Gentes,17.
Cita 6
Acuérdate, pues, de lo que has recibido y oído; y guárdalo, y arrepiéntete. Pues si no velas, vendré sobre ti como ladrón, y no sabrás a qué hora vendré sobre ti. Apocalipsis 3:3
La posesión de riquezas abre el camino a la gran tentación de llegar a ser codiciosos y egoístas, a sumar riquezas a las riquezas y enterrar en casas y tierras los medios que debieran ser devueltos a Dios. Muchos usan sus medios para gratificar las exigencias del apetito, seguir las modas y edificar para sí magníficas casas. No siguen el ejemplo de Cristo, quien se dio a sí mismo con todo lo que tenía en beneficio del mundo, a fin de librar a los hombres del poder de Satanás. Pero si los que poseen medios siguieran el ejemplo de Cristo, sus corazones se llenarían de benevolencia y podrían ayudar en la proclamación de la verdad en las ciudades, en los caminos y vallados, en llevar el Evangelio a todas las naciones...
La obra de Dios debe ser sustentada mediante diezmos, donaciones y ofrendas. El Señor pide ahora los medios que ha confiado a sus mayordomos. Debiera fluir una corriente constante a la tesorería, a fin de que la obra no se vea obstaculizada. A algunos Dios les ha confiado riquezas terrenales para ser tenidas en custodia y devueltas a El a medida que las requiera para llevar adelante su obra en la tierra. Requiere de sus mayordomos un diezmo fiel de todo su capital, y en adición al diezmo pide donaciones y ofrendas. El Señor no requiere de sus seguidores nada más que lo que El realizó.
(LOS POBRES NO TENEMOS POR QUE QUEJARNOS DE NUESTRA SITUACIÓN, JESUCRISTO LO FUE)
Los que no están expuestos a las tentaciones de los que son ricos en bienes de este mundo no tienen razón para quejarse, porque el Príncipe de la vida compartió con ellos una vida de pobreza. Fue tentado en todos los puntos tal como lo somos nosotros. Fue en nuestro beneficio que caminó en la pobreza como uno de nosotros, para mostrarnos cómo podemos resistir las tentaciones de los instrumentos satánicos… El Señor Jesús nos invita a ser obreros juntamente con El. Es el dueño de todo lo que poseemos y tiene derecho sobre ello. Mediante nuestra disposición de ayudar en su obra podemos mostrar ahora nuestro amor por El.
—Manuscrito 40, del 9 de abril de 1905, “Mayordomía fiel”. (Alza tus Ojos – 9 de Abril).
Cita 7
La Ley de Dios es el trasunto de su carácter. Obedeciéndola diariamente recordamos que Dios es el dador de todo lo que tenemos en custodia. El nos provee de todo lo que tenemos. Es por misericordia y amor que tenemos fuerzas para trabajar. El abre caminos para que podamos obtener riqueza terrenal, no para que el yo sea exaltado, no para que el tesoro obtenido sea acumulado, sino para que el nombre de Dios pueda ser glorificado, para que los necesitados puedan ser ayudados, para que la tesorería de Dios pueda ser provista con lo que El requiere en dones y ofrendas, a fin de que la obra de llevar la norma de la verdad a regiones más distantes no languidezca, sino que pueda avanzar hacia adelante y hacia arriba.
Sobre todos los que se han consagrado a Dios como colaboradores con El, descansa la responsabilidad de custodiar los intereses de su causa y de su obra. Deben vivir la verdad que pretenden creer. Deben mantener constantemente a Cristo delante de sí como su modelo, y mediante sus buenas obras deben hacer que fluya la alabanza de los corazones hambrientos y sedientos del Pan de Vida. No solamente deben ministrar la necesidad espiritual de aquellos a quienes están tratando de ganar para Cristo, sino que deben suplir también sus necesidades temporales. Esta obra de misericordia y amor se presenta constantemente, y cumpliéndola fielmente los siervos de Dios han de mostrar lo que la verdad ha hecho por ellos.Deben ser fieles mayordomos, no solamente de la verdad del Evangelio sino de todas las bendiciones que Dios les ha dado. No solamente deben hablar palabras de simpatía, sino que con sus obras deben mostrar la realidad de su bondad y amor.
—Manuscrito 20, del 22 de abril de 1894, sin título. (Alza tus Ojos – 22 de Abril).
En Jehová se gloriará mi alma; lo oirán los mansos, y se alegrarán. Salmos 34:2.
Estaba a punto de escribir unas palabras de ánimo a alguien que había ayudado en la obra… en un tiempo cuando las cosas se presentaban muy difíciles. Pero una mano se colocó sobre el papel impidiéndome escribir, y una voz me dijo: “Estas palabras de alabanza harán daño a la persona a la cual te estás dirigiendo. Dios es el gran Arquitecto. Glorifícalo a El, no al hombre”…
Seamos muy cuidadosos de no alabar o adular a ningún ser humano. No coloquemos delante de los siervos del Señor la tentación de la alabanza humana. Es Dios quien capacita a los hombres y las mujeres para realizar el bien. El está detrás de cada obrero. Sin su poder, el hombre es impotente…
Hay algunos que mediante la abnegación y el sacrificio propio han preparado el camino para la realización de una buena obra, y que con todo no tienen la capacidad que los habilitaría para llevar exitosamente esta obra hacia adelante al alcanzar ésta un cierto grado de desarrollo… El hermano S ha sido grandemente bendecido por Dios. El Señor lo usó para iniciar la obra en H. Pero él no debe pensar que, a causa de esto, es idóneo para llevar adelante la obra de la escuela en el plano amplio y elevado en el cual debe ser desarrollada.
Otros, cuya educación y entrenamiento los capacitan para ello, deben hacerse cargo de la obra en sus etapas avanzadas y llevarla hacia adelante y hacia arriba. No obstante, el Señor no valora como menos a los que mediante el sacrificio y la abnegación prepararon el camino para que la obra pudiera avanzar.
Los obreros del Señor no deben pensar que ellos deben ser sus propios jueces en relación con la posición que debieran ocupar. Recuerden todos que hay muchas líneas diferentes de trabajo, y que todas son necesarias. Los leñadores y los aguateros cumplen un servicio aceptable y tienen éxito donde otros ciertamente fracasarían…
Contempla a Jesús. No eches a perder tu registro cediendo ante el abatimiento y la desconfianza. Traza senderos rectos para tus pies, no sea que el cojo se aparte del camino… El hombre que está más cerca del Señor es el que espera en El como quien espera la mañana, es el que desconfía de sí mismo y pone toda su confianza en Dios, que puede salvar hasta lo sumo a los que se allegan a El…
El Señor tiene interés en toda la obra que está tratando de hacer para El. No te preocupes. El tiempo de confiar está en nuestras manos. El día del ajuste de cuentas mostrará cómo hemos hecho nuestra obra. Hagamos lo mejor que podamos. Si el Señor está con nosotros, prosperaremos.—
Carta 64, del 24 de abril de 1902, dirigida a J. E. White, quien estaba trabajando en favor de la gente de color del sur de los Estados Unidos. (Alza tus Ojos – 24 de Abril).
Mas vosotros sois linaje escogido, real sacerdocio, nación santa, pueblo adquirido por Dios, para que anunciéis las virtudes de aquel que os llamó de las tinieblas a su luz admirable. 1 Pedro 2:9.
Dios otorga luz a los hombres, pero muchos están llenos de un espíritu dominante y de autosuficiencia; y luchan para llevar adelante sus propias ideas a fin de alcanzar una altura en la que serían como Dios. Sus mentes están en primer lugar, como si Dios debiera servirles a ellos. Aquí es donde yace el peligro: a menos que Dios haga que en alguna forma estos hombres comprendan que El es Dios, y que deben servirle, se introducirán invenciones humanas que los apartarán de la verdad bíblica, a pesar de todas las advertencias que se han dado.
El Señor Jesús siempre tendrá un pueblo escogido que le servirá. Cuando el pueblo judío rechazó a Cristo, el Príncipe de la vida, El les quitó el reino de Dios y se lo dio a los gentiles. Dios continúa obrando de acuerdo con este principio en cada rama de su obra.
Cuando una iglesia demuestra que es infiel a la obra del Señor, no importa cuán alto y sagrado pueda ser su llamado, Dios no puede seguir trabajando con ella. Otros son escogidos entonces para llevar importantes responsabilidades. Pero si éstos a su vez no purifican sus vidas de toda acción errónea, si no establecen principios puros y santos en todos sus límites, entonces el Señor los afligirá y humillará dolorosamente y, a menos que se arrepientan, los quitará de su lugar y hará que sean un baldón… Dios no “es honrado por manos de hombres, como si necesitase de algo”. Hechos 17:25.
Ningún despliegue de magnificencia exterior puede agradar a Dios cuando el corazón está sirviendo a los ídolos y las manos están contaminadas de iniquidad. El Espíritu Santo se unirá con los que estén en la iglesia y caminen humildemente con Dios, con contrición de corazón. Santifica a todos los que miran a Dios y caminan en las huellas de Cristo, los consuela y les da la victoria sobre el mundo.
—Manuscrito 33, del 27 de abril de 1903, “El propósito de Dios para su Iglesia”. (Alza tus Ojos – 27 de Abril).
Está bien, buen siervo; por cuanto en lo poco has sido fiel, tendrás autoridad sobre diez ciudades. Lucas 19:17.
Si nuestro temperamento activo nos lleva a acumular una gran cantidad de trabajo que no tenemos la fortaleza ni la gracia de Cristo para realizar inteligentemente, con orden y exactitud, todo lo que emprendemos revela imperfección, y el trabajo está estropeado constantemente. Dios no es glorificado por buena que sea la motivación…
El Señor nos manda que prestemos atención a sus palabras. El servicio cuidadosamente realizado es de valor a la vista de Dios aunque sea fácilmente pasado por alto por los ojos humanos; sin embargo, es indispensable en este mundo. Dios desea obreros inteligentes, que realicen su tarea no apresurada sino cuidadosa y concienzudamente, conservando siempre la humildad de Jesús. Los que cumplen con solicitud y esmero las obligaciones mayores, deberían también dedicar atención y preocupación por las más pequeñas, manifestando precisión y diligencia.
Oh, cuánto trabajo se hace con descuido, cuántos asuntos pendientes quedan sin resolver por el constante afán de emprender obras mayores. Hacen caso omiso de la labor que se relaciona con el servicio de Dios porque aceptan tanto trabajo que nada se lleva a cabo minuciosamente. Pero cada tarea pasa por el escrutinio del Juez de toda la tierra. Los deberes menores relacionados con el servicio del Maestro cobran importancia porque es el servicio de Cristo.
Deberían tomar precauciones contra el egoísmo y la autoestima, pues son sus enemigos más acérrimos. Pero cuán fácilmente encuentra el yo oportunidades de mostrarse, cómo se regocija Satanás con esas exhibiciones y qué apenados y avergonzados están los ángeles de Dios por la insensatez del hombre. Cuán diferente de Cristo; qué contraste con el ejemplo que El nos dio en su propia vida. Cuán lejos de sus requerimientos de crucificar el yo con sus pasiones y concupiscencias… No sólo hemos de ser partícipes con Cristo en sus sufrimientos y sacrificios, sino que hemos de imitarlo en las pequeñas crucifixiones diarias del yo, y en la negación de las inclinaciones personales.
¿Qué sentiremos cuando estemos en pie sobre el mar de vidrio? ¿Recordaremos nuestra impaciencia aquí? Estaremos en las colinas eternas del paraíso y entenderemos los acontecimientos de nuestra vida pasada y veremos cuántas pruebas innecesarias tuvimos que sobrellevar porque pensábamos que Dios dependía de nosotros para hacer todo. Dios nos ayude a ver nuestra pequeñez y su grandeza. El prohíbe que tengamos ideas exaltadas de nuestra propia grandeza y que ensalcemos el yo. Magnitud de experiencia no es medida de valía. Dios tiene normas muy diferentes a las humanas. Si entendiéramos cuánto valemos para Dios, veríamos valía donde suponíamos que había insignificancia, e insignificancia donde suponíamos que había grandeza.
—Carta 48, del 24 de agosto de 1886, dirigida “A los estimados hermanos dedicados a la obra en Nimes, [Francia]”. (Alza tus Ojos – 24 de Agosto).
Acerquémonos con corazón sincero, en plena certidumbre de fe, purificados los corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura. Hebreos 10:22.
Se debiera acariciar un profundo anhelo de abundantes y plenas bendiciones. Pero no lo obtendremos mientras nos sintamos tan autosuficientes, mientras nuestro amor hacia Dios sea tan débil y tengamos tan poco amor cristiano hacia nuestros hermanos. Cuando el corazón se vacíe del egoísmo, ese vacío será llenado con la plenitud de Cristo. Esté su alma menos ocupada con asuntos materiales. Ponga menos confianza en la sabiduría que tiene evidencias de ser más humana que divina. La alabanza de palabra o de acción dada a cualquier ser humano, es una ofensa a Dios. Sin embargo. El elogiará a cada individuo que guarde sus mandamientos en verdad y justicia.
—Carta 45, del 15 de noviembre de 1897, escrita a A. G. Daniells y “a mis hermanos en el ministerio, y a la iglesia en Melbourne”. (Alza tus Ojos – 15 de Noviembre).
Cita 12
No se turbe vuestro corazón; creéis en Dios, creed también en mí. En la casa de mi Padre muchas moradas hay; si así no fuera, yo os lo hubiera dicho; voy, pues a preparar lugar para vosotros. Juan 14:1, 2.
¡Cuán precioso es saber que tenemos un Amigo fiel, Alguien que nos impartirá un carácter noble y elevado, que nos hará idóneos para estar en compañía de los santos ángeles en las cortes celestiales! Su protección está sobre todos sus hijos. Gozan de una paz que el mundo no puede dar ni quitar. La pérdida de los tesoros terrenales no los hace sentirse desesperados o desposeidos…
Cristo contempla el mundo, tan lleno de actividad en procura de tesoros terrenales. Ve a tantos que tratan ansiosamente tener primero una cosa y después la otra, en sus esfuerzos por obtener el codiciado tesoro terrenal que, según ellos piensan, satisfará su ambición egoísta, mientras en su ansiosa búsqueda pasan por alto el único sendero que conduce a las verdaderas riquezas. Como el que tiene autoridad, Cristo habla a los tales invitándolos a seguirle. Se ofrece a conducirlos a las riquezas que son tan perdurables como la eternidad. Les señala el sendero angosto de la abnegación y del sacrificio. Los que se esfuercen por avanzar en este sendero, superando cada obstáculo, alcanzarán la tierra de gloria. Al levantar la cruz encontrarán que ésta los eleva a ellos, y por último obtendrán el tesoro imperecedero.
—Carta 264, del 7 de diciembre de 1903, dirigida a un hombre de negocios de bastantes recursos. (Alza tus Ojos – 7 de Diciembre).
Cita 13
Porque cualquiera que se enaltece, será humillado; y el que se humilla, será enaltecido. Lucas 14:11.
Nadie se exalte para hablar acerca de sí mismo, para exponer sus habilidades, para ostentar sus conocimientos y cultivar su vanidad. Nadie trate de destruir la obra de los que no trabajan de acuerdo con sus normas. El Maestro celestial nos extiende esta invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas; porque mi yugo es fácil, y ligera mi carga”. Mateo 11:28-30.
Cristo nunca manifestó confianza propia, ni fanatismo ni presunción. Afirmó que “no puede el Hijo hacer nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre; porque todo lo que el Padre hace, también lo hace el Hijo igualmente”. Juan 5:19... Nadie tiene derecho de considerarse dueño de sí mismo. Y nadie posee algo bueno que pueda llamar propio. Todo hombre, todo objeto, es propiedad del Señor. Todo lo que el hombre recibe de la generosidad del Cielo sigue siendo del Señor. Toda cosa de valor que poseamos deberíamos usarla en beneficio de nuestros semejantes a fin de que lleguen a ser obreros valiosos. Toda energía, todo don es un talento que debería contribuir a la gloria de Dios para ser usado en su servicio.
Las facultades que Dios nos ha concedido no deberían servir para lograr fines egoístas. Deberíamos estar siempre dispuestos a impartir, para que los demás aprendan todo lo que sabemos, y deberíamos regocijarnos si desarrollan en su obra una energía y una inteligencia superiores a las nuestras. Los talentos de Dios no deben ser usados para exaltación propia, sino que deben ser llevados a los cambiadores, para que él reciba lo suyo con usura.
Nadie intente asegurar grandezas, felicidad o complacencia personal al invertir en beneficio propio las facultades con las cuales está dotado, porque al actuar así deshonra al Dador, y deja de cumplir el propósito por el cual él fue creado. Todas nuestras facultades provienen de Dios, y deberían ser usadas para su gloria… Nadie tiene el más mínimo motivo de jactancia. Nadie tiene razón alguna para glorificarse o exaltarse, aun cuando haga lo mejor.
—Carta 10, del 3 de mayo de 1884, dirigida a un ministro pionero en Dinamarca. (Cada Día con Dios – 3 de Mayo).
*Las citas de este libro se actualizan constantemente