Cita 1
Acerquémonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno socorro. Hebreos 4:16.
Jesús conoce las necesidades de sus hijos y le gusta escuchar sus oraciones. Que sus hijos se aparten del mundo y de todo lo que pudiera apartar los pensamientos de Dios, y que sientan que están solos con el Señor, que su ojo contempla lo más profundo del corazón y lee los deseos del alma, y que pueden hablar con Dios. Con fe humilde, podéis pedir el cumplimiento de sus promesas y sentir que aunque no tenéis nada en vosotros mismos que pudiera serviros para suplicar el favor de Dios, debido a los méritos y la justicia de Cristo podéis acercaros confiadamente al trono de la gracia, para hallar socorro en el momento oportuno.
Nada puede fortalecer tanto al alma para resistir las tentaciones de Satanás en el gran conflicto de la vida, como buscar a Dios en humildad, y presentar delante de él vuestra alma en toda su indigencia, a la espera de que él será vuestro Ayudador y Defensor. Con la fe confiada de un niñito, hemos de acudir a nuestro Padre celestial, contándole todas nuestras necesidades. Siempre está listo para perdonarnos y ayudarnos. La fuente de sabiduría divina es inagotable, y el Señor nos anima a sacar abundantemente de ella. El anhelo que podríamos tener de bendiciones espirituales se describe en estas palabras: “Como el ciervo brama por las corrientes de las aguas, así clama por ti, oh Dios, el alma mía”.
Necesitamos una profunda hambre espiritual por los ricos dones que el cielo puede concedernos. Debemos tener hambre y sed de justicia. Oh, que podamos tener un deseo consumidor de conocer a Dios por experiencia, para llegar hasta la cámara de audiencia del Altísimo, extendiendo la mano de fe, y vaciando nuestras almas impotentes sobre Aquel poderoso para salvar. Su bondad amante es mejor que la vida. El desea conceder a los hijos de los hombres las riquezas de una herencia eterna. Su reino es un reino eterno. (Dios nos Cuida – 12 de Enero).
Cita 2
Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. Isaías 30:21.
Sé que los seres humanos sufren mucho porque salen de la senda que Dios ha elegido para ellos. Caminan a la luz de las chispas del fuego que ellos mismos han encendido, y el resultado inevitable es la aflicción, la intranquilidad y el pesar, males que habrían podido evitar, si hubieran sometido su voluntad a la de Dios, y le hubieran permitido dirigir sus pasos. Dios considera necesario contradecir nuestra voluntad y proceder, y poner bajo sujeción nuestra voluntad humana. Cualquiera que sea la senda que Dios ha escogido para nosotros, cualquiera que sea el camino que ordena para nuestros pies, ése es el único camino de seguridad. Con los ojos de la fe, con una sumisión infantil como hijos obedientes, debemos mirar a Dios, seguir su dirección, y así desaparecerán las dificultades.
La promesa es: “Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar; sobre ti fijaré mis ojos”. Salmos 32:8… Si acudimos a Dios con una disposición humilde y deseos de aprender, sin llevar preparados nuestros planes antes de pedirle consejo, y dispuestos según nuestra propia voluntad, sino con sumisión, dispuestos a ser enseñados, con fe, será nuestro privilegio reclamar las promesas cada hora del día. Debemos desconfiar de nosotros mismos y vigilar nuestras propias fuertes tendencias e inclinaciones, para no actuar según nuestras propias ideas y planes y pensar que estamos haciendo la voluntad del Señor… Nuestro Padre celestial es nuestro Gobernador, y debemos someternos a su disciplina. Somos miembros de su familia. (Dios nos Cuida – 22 de Mayo).
Cita 3
Alabad a Jehová, invocad su nombre; dad a conocer sus obras en los pueblos. Cantadle, cantadle salmos; hablad de todas sus maravillas. Salmos 105:1-2.
Se nos exhorta a traer “a la memoria los días pasados, en los cuales, después de haber sido iluminados, sostuvisteis gran combate de padecimientos”. Hebreos 10:32. El Señor ha obrado como un Dios realizador de prodigios en favor de su pueblo en esta generación… Necesitamos relatar a menudo la bondad de Dios y alabarle por sus obras admirables.
No podemos menos que prever nuevas perplejidades en el conflicto venidero, pero podemos mirar hacia el pasado tanto como hacia el futuro, y decir: “¡Hasta aquí nos ha ayudado Jehová!” “Según tus días serán tus fuerzas”. La prueba no excederá a la fuerza que se nos dé para soportarla. Así que sigamos con nuestro trabajo dondequiera lo hallemos, sabiendo que para cualquier cosa que venga él nos dará fuerza proporcionada a la prueba. (Dios nos Cuida – 31 de Julio).
Cita 4
Todo el cielo está interesado en nuestro bienestar; y nuestra ansiedad y nuestro temor entristecen al Santo Espíritu de Dios. No debemos permitir que nos embarguen preocupaciones que sólo nos desgastan y nos cansan, y que no nos ayudan a sobrellevar las dificultades.
No debiéramos dar lugar a esta desconfianza en Dios que nos induce a descuidar la preparación necesaria para cumplir en el futuro el principal propósito de la vida, como si nuestra felicidad dependiera de las cosas terrenales, y pudiéramos lograrlas mientras ignoramos el hecho de que Dios controla todo.
Los negocios pueden sumirlos en perplejidad; las perspectivas pueden ser cada vez más oscuras e incluso pueden enfrentar la amenaza de alguna pérdida financiera. Pero no se desanimen; depositen en Dios sus preocupaciones y permanezcan tranquilos y alegres. Comiencen cada día con una ferviente oración, sin olvidarse de alabar y dar gracias. Pidan sabiduría para administrar sus asuntos con discreción, para que no experimenten pérdidas ni desastres. Hagan todo lo posible para lograr resultados favorables. Jesús ha prometido ayuda divina, pero no sin el concurso del esfuerzo humano. (Dios nos Cuida – 4 de Septiembre).
Cita 5
Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; llamad, y se os abrirá. Mateo 7:7.
¡Oh, si cada cual conociera por experiencia propia cuánto del descanso prometido por el cielo puede lograr el alma ahora mismo mediante la oración sincera! Si alguien no ha aprendido esta lección, es mejor que no trate de aprender ninguna de las otras lecciones de la vida hasta que aprenda ésta en la escuela de Cristo. Como cristianos necesitamos una experiencia nueva y viva cada día. Necesitamos aprender a confiar en Jesús, a creer en él y a hacer de él nuestro confidente en todo.
Al conversar con Dios le podemos confiar las cosas más secretas del alma, porque él lo sabe todo, pero no al hombre… No se descuide ni se separe de la Fuente de su fortaleza. Vigile sus pensamientos y palabras, y en todas las cosas que quiera hacer, trate de glorificar a Dios.
No permita que las presiones del trabajo lo separen de Dios, porque si alguna vez necesita consejo, buen juicio e ideas claras, eso ocurre cuando tiene mucho trabajo entre manos. Entonces necesita usted dedicar tiempo a la oración, para tener más fe y una confianza inquebrantable en el consejo del Médico jefe. Pídale que le ayude. Cuando sus tareas lleguen a un punto crítico, ore más.
Cada prueba soportada con paciencia, cada bendición recibida con gratitud, cada tentación fielmente resistida, hará de usted un hombre fuerte en Jesucristo… Aférrese del poder de lo alto. Aun Jesús, cuando se preparaba para hacer frente a una gran prueba, acudía a la soledad de las montañas y pasaba la noche orando a su Padre. (Dios nos Cuida – 8 de Septiembre).
Cita 6
Entonces hablaste en visión a tu santo, y dijiste: He puesto el socorro sobre uno que es poderoso. Salmos 89:19.
Cuando el enemigo se aproxime como una inundación, el Espíritu del Señor levantará bandera contra él y en favor de ustedes. Recuerden que Jesucristo es nuestra esperanza. En medio de las circunstancias tristes y desanimadoras que les pueden sobrevenir en cualquier momento, Cristo les dice: “Haga[n] conmigo paz; sí, haga[n] paz conmigo”. Isaías 27:5.
Nada es tan querido para Dios como su iglesia. El Señor mira el corazón. Sabe quiénes son los suyos. Probará a toda alma viviente. “Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”. Daniel 12:10.
Entonen himnos de alabanza y gratitud los que aman a Dios y obedecen su Palabra, en lugar de pronunciar acusaciones, de criticar y murmurar. El Señor bendecirá a los pacificadores. Confíen en el Señor. No permitan que los depriman ni los sentimientos, ni los discursos, ni las actitudes de ningún ser humano. Tengan cuidado que ni sus palabras ni sus actos les den a los demás la ventaja de herirlos. Mantengan la vista fija en Jesús. El es la fortaleza de ustedes. Al contemplarlo, se transformarán a su semejanza; será la salud del rostro de ustedes, y su Dios. (Dios nos Cuida – 20 de Septiembre).
Cita 7
Clama a mí, y yo te responderé, y te enseñaré cosas grandes y ocultas que tú no conoces. Jeremías 33: 3
No siempre nos damos cuenta de que la santificación, que tan fervorosamente deseamos y por la cual oramos tan fervientemente, se produce mediante la verdad, y por la providencia de Dios, en la manera que menos esperamos.
Cuando buscamos gozo, he aquí tristeza. Cuando esperamos paz, frecuentemente tenemos desconfianza y duda debido a que nos encontramos sumergidos en tribulaciones que no podemos evitar. En estas pruebas estamos recibiendo las respuestas a nuestras oraciones. A fin de ser purificados, el fuego de la aflicción debe encenderse sobre nosotros, y nuestra voluntad debe ser puesta en conformidad con la voluntad de Dios…
Debemos descansar más seguramente sobre Cristo y dejar nuestro caso con Dios para que él responda nuestras oraciones en la forma que crea más conveniente. Dios no ha prometido otorgar sus bendiciones a través de los medios que nosotros establecemos. Dios es demasiado sabio para equivocarse y demasiado solícito por nuestro bien como para permitirnos elegir por nosotros mismos.
Los planes de Dios son siempre los mejores aunque no siempre podamos discernirlos. La perfección del carácter puede obtenerse solamente mediante trabajo, conflicto y abnegación… Cuán inestimablemente preciosos son los dones de Dios—las gracias de su Espíritu—y cómo debiéramos desechar la idea de huir del proceso de examen y prueba, no importa cuán penoso o humillante nos resulte. (Dios nos Cuida – 10 de Octubre).
Cita 8
Necesitamos desarrollar una firme confianza en el “Así dice el Señor”. Cuando la tengamos no confiaremos en los sentimientos ni seremos gobernados por ellos. Dios nos pide que descansemos en su amor. Es nuestro privilegio conocer la Palabra de Dios como guía confiable y probada, una seguridad infalible. En este asunto pongámonos del lado de la fe. Creamos, confiemos y expresémonos en términos de fe, de esperanza y valor. Que la alabanza de Dios esté en nuestros corazones y en nuestros labios más a menudo. “El que sacrifica alabanza me honrará”. Salmos 50:23.
Carta 12, del 23 de enero de 1897, dirigida al “Hermano y la hermana Nicola”. (Alza tus Ojos – 23 de Enero).
Cita 9
Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Hebreos 11:9,10.
Jesús ascendió al Padre como representante de la raza humana, y Dios hará que aquellos que reflejan su imagen lo contemplen y compartan con El su gloria. Hay hogares para los peregrinos de la tierra. Hay mantos para los justos, coronas de gloria y palmas de victoria.
Las providencias de Dios que ahora nos producen perplejidad serán entonces aclaradas. Las cosas difíciles de comprender encontrarán una explicación. Los misterios de la gracia se abrirán delante de nosotros. Donde nuestras mentes finitas descubrieron solamente confusión y propósitos frustrados, veremos la armonía más perfecta y hermosa. Sabremos que un amor infinito ordenó las experiencias que nos parecieron más penosas y difíciles de sobrellevar. Al comprender el tierno cuidado de quien hace que todas las cosas obren para nuestro bien, nos regocijaremos con un gozo indescriptible y pleno de gloria.
El dolor no puede existir en la atmósfera del cielo. En el hogar de los redimidos no habrá lágrimas, cortejos fúnebres ni símbolos de luto. “No dirá el morador: Estoy enfermo; al pueblo que more en ella le será perdonada la iniquidad”. Isaías 33:24. Una rica corriente de felicidad fluirá y se profundizará a medida que la eternidad transcurra. Piensen en esto; díganselo a los que sufren y están tristes, y estimúlenlos a regocijarse en la esperanza. Cuanto más nos acerquemos a Jesús, tanto más claramente veremos la pureza y grandeza de su carácter, y menos inclinados nos sentiremos a exaltar al yo. El contraste entre nuestros caracteres y el suyo conducirá a la humillación del alma y a un profundo escudriñamiento del corazón. Cuanto más amemos a Jesús, más cabalmente nos humillaremos y nos olvidaremos del yo…
El manso de espíritu, el que es más puro y más semejante a un niño, será fortalecido para la batalla con poder por medio del Espíritu de Dios en el hombre interior. Quien percibe su debilidad y lucha con Dios como lo hizo Jacob, y como este siervo de antaño clama: “no te dejaré si no me bendices”, avanzará con una renovada unción del Espíritu Santo. La atmósfera del cielo lo rodeará. Andará haciendo bienes. Su influencia será positiva en favor de la religión de Cristo… Nuestro Dios es una ayuda siempre presente en tiempo de necesidad. Conoce los pensamientos más secretos de nuestros corazones y todas las intenciones y los propósitos que abrigan nuestras almas. Cuando estamos en perplejidad, aun antes que le contemos nuestras angustias, está tomando las providencias para nuestra liberación.—Carta 73, del 1 de febrero de 1905, dirigida a los Drs. D. H. y Lauretta Kress. (Alza tus Ojos – 1 de Febrero).
Cita 10
Velad, estad firmes en la fe; portaos varonilmente, y esforzaos. 1 Corintios 16:13.
Los discípulos de Cristo no deben asombrarse si son llamados a participar de los sufrimientos de Cristo. La obra de los representantes de Cristo debe ser similar a la de su Redentor. No deben contemplarse a sí mismos ni confiar en el yo. No deben hacer una evaluación demasiado alta de sus propios esfuerzos, pues cuando vean que otros no consideran sus labores de tanto valor como ellos mismos las estiman, llegan a sentir que no vale la pena seguir trabajando. Pero ésta es la obra del enemigo.
No vivimos para los hombres sino para Dios. El considera nuestra obra en su verdadero valor. Aprecia la nobleza de carácter, y sea que los hombres la aprecien o no, ella continúa viviendo después que el hombre ha desaparecido. Cuando ya el ser humano no tiene nada que hacer con cosa alguna debajo del sol, el ejemplo que dejó, las palabras de oro que pronunció, continúan viviendo por toda la eternidad. Esta influencia que correspondió al modelo divino nunca muere. Su vida se conectó con Dios.
Todos ejercemos una influencia personal, y nuestras palabras y acciones dejan una impresión indeleble. Es nuestro deber vivir, no para el yo, sino para el bien de otros; no para ser manejados por nuestros sentimientos, sino para tener en cuenta que nuestra influencia es un poder para el bien o para el mal.
Dios quiere que sus obreros sean lo que David encomendó a Salomón que fuera: “Sé hombre”. A Dios no le complace que alguno de sus representantes se preocupe, se canse y se agote al punto de no poder esparcir ya la dulce fragancia del cielo en su vida. No tenemos sino una vida para vivir. Jesús vino a nuestro mundo para enseñamos a vivir esa vida a fin de que podamos representar el carácter del Cielo.
Nunca debiéramos ser pusilánimes, porque ello será perjudicial para nosotros mismos y para aquellos que estén al alcance de nuestra influencia. Dios requiere que nos comportemos con dignidad en las pruebas y en las tentaciones. El Varón de dolores, experimentado en quebranto, está ante nosotros como nuestro ejemplo. “Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me he sentado con mi Padre en su trono”. Apocalipsis 3:21.
—Carta 7, del 10 de febrero de 1885, dirigida a Daniel T. Bourdeau, uno de nuestros primeros misioneros en Europa. (Alza tus Ojos – 10 de Febrero).
Cita 11
No te desampararé, ni te dejaré. Hebreos 13:5.
No hay mejor manera de agradar al Salvador que teniendo fe en sus promesas. Su misericordia puede llegar a ti, y tus oraciones llegarán a El. Nada puede interrumpir esta línea de comunicación. Debemos aprender a llevar todas nuestras perplejidades a Jesucristo, porque El nos ayudará, escuchará nuestros pedidos. Podemos acudir a El, sin ninguna duda, en completa seguridad de fe, porque El es el camino viviente…
Cuanto más insistimos en las peticiones que hacemos llegar a su trono, tanto más seguros estamos de recibir constantemente la abundante gracia de nuestro Señor Jesucristo. Tú no fortaleces el camino que recorres por [tener] fe. Pero creces en fuerza y seguridad porque tienes un Guía a tu lado, y puedes pedirle con perfecta fe que guíe rectamente tus pasos.
Confía, entonces, en el Señor Jesús para que te guíe paso a paso en el sendero recto. Puedes obtener seguridad y fuerza en cada paso que das, porque puedes tener la seguridad de que tu mano está en la suya. Puedes “correr y no cansarte”, puedes “caminar y no desmayar”, porque puedes ver por fe que tienes tu mano en la de Cristo. No te hundirás en el desaliento, porque a medida que sigas conociendo al Señor, confiando en El, tendrás la seguridad de que Aquel que nunca abandona a quienes confían plenamente en El, es tu constante Ayudador.
—Carta 213, del 2 de noviembre de 1905, dirigida a Mabel White, su nieta de 19 años. (Alza tus Ojos – 2 de Noviembre).
Cita 12
El que no duerme, sino que obra incesantemente por el cumplimiento de sus propósitos, hará progresar su causa. Estorbará los planes de los impíos y confundirá los proyectos de quienes intenten perjudicar a su pueblo. El que es el Rey, Jehová de los ejércitos, está sentado entre los querubines, y en medio de la guerra y el tumulto de las naciones guarda aún a sus hijos. El que gobierna en los cielos es nuestro Salvador. Mide cada aflicción, vigila el fuego del horno que debe probar a cada alma. Cuando las fortificaciones de los reyes caigan derribadas, cuando las flechas de la ira atraviesen los corazones de sus enemigos, su pueblo permanecerá seguro en sus manos (El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 102).
Cita 13
A ordenar que a los afligidos de Sion se les dé gloria en lugar de ceniza, óleo de gozo en lugar de luto, manto de alegría en lugar del espíritu angustiado; y serán llamados árboles de justicia, plantío de Jehová, para gloria suya. Isaías 61:3
La aflicción y la adversidad pueden causar muchos inconvenientes y ocasionar profunda depresión, pero es la prosperidad lo que puede hacer peligrar la vida espiritual. A menos que el individuo se someta constantemente a la voluntad de Dios, a menos que haya sido santificado por la verdad y posea la fe que obra por el amor y purifica el alma, la prosperidad seguramente despertará la inclinación natural a la presunción…
De todos los árboles, el pino albar es uno de los cuales los cristianos podemos extraer mejores lecciones inspiradoras. Las raíces de éste requieren menos tierra que cualquier otro árbol. En suelo seco y en medio de áridas rocas halla suficiente alimento para mantenerse tan verde en invierno como en verano. Con una mínima cantidad de tierra en sus raíces, se destaca entre todos los otros árboles del bosque al alcanzar la más elevada altura, que apunta al cielo. Sería bueno que plantáramos y cultiváramos el pino albar puesto que éste constituye una demostración práctica que trae a la mente de todos lo que un cristiano debería ser. Desearía poder presentar el significado de este símbolo como me lo fue mostrado. Los miembros de la iglesia que permanecen en su puesto y lugar son árboles de justicia, la plantación del Señor. Aunque las circunstancias que los rodeen puedan ser adversas, sin embargo, al igual que el pino con escasa tierra en sus raíces, constantemente se elevan hacia el cielo, tomando su nutrimiento de lo alto. Como las fragantes ramas del árbol, ellos imparten gracia por la gracia recibida. El alimento oculto que proviene de Dios, lo devuelven en el más puro servicio…
El Señor requiere las mejores energías de cada hombre. Nadie puede encontrar en ser humano alguno la fortaleza que lo capacitará para servir a Dios con todas sus fuerzas. Debe participar de la naturaleza divina.
—Diario, Manuscrito 145, del 2 de septiembre de 1902. (Alza tus Ojos – 2 de Septiembre).
Cita 14
Cita 15
Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo; echando toda vuestra ansiedad sobre él. porque él tiene cuidado de vosotros. 1 Pedro 5:6, 7.
A menudo su mente puede estar nublada por causa del dolor. Entonces no trate de pensar, sino descanse, y muestre que ha entregado su alma a Dios como a un fiel Creador. Es privilegio suyo mostrar en su debilidad y sufrimiento que no duda del amor de Dios hacia Ud., que sabe que es fiel el que ha prometido y que Ud. pone su alma y su cuerpo en sus manos, y que El guardará lo que se confíe a su cuidado.
Deje que su mente se espacie en la bondad de Dios, en el gran amor con que nos ha amado, como se muestra en la obra de la redención. Si no nos amara, y no nos considerara de valor, no habría hecho este tremendo sacrificio. Es grande en misericordia y gracia. Deje que su corazón y su mente descansen, como un niño cansado en los brazos de su madre. Sus brazos eternos están sosteniéndola. En todas sus aflicciones, Jesús es afligido. Qué privilegio es para Ud., afligida ahora, encontrar refugio en Jesús. La armadura del Evangelio parece demasiado pesada para llevar. Bien, Cristo es su armadura. Escóndase en El, y el enemigo no la atormentará ni confundirá su fe. Jesús le ha legado su paz…
Alabe al Señor porque ha sentido la eficacia purificadora de la sangre del Salvador. El Sol de Justicia se ha levantado sobre su alma llevando sanidad en sus alas. Cuán vacía e insatisfactoria es toda cosa mundanal. Pero Jesús, el precioso Salvador, es su sostén espiritual. Ha ligado su vida con la de El. La palabra de su gracia es maná para el alma creyente. Las preciosas promesas de su Palabra son vida, grandeza y paz. No se preocupe. Jesús la ama, y cuidará de Ud. y la bendecirá. Ud. ya no puede pelear la batalla activa y agresiva, pero puede dejar que Jesús pelee en su lugar. El le dice: “Entrega tu caso enteramente en mis manos. Permanece tranquila y conoce que yo soy Dios”. Querida hermana: Esperamos y oramos para que el Señor le ayude y le dé fuerzas en su gran tribulación.
Ese Dios que vio a Natanael bajo la higuera, la ve a Ud. y entiende su dolor y su tristeza. El Señor Jesús será su fortaleza en este día de aflicción… La Palabra es el pan vivo. Coma de él diariamente. Será el poder que la sostendrá para que pueda hacer todo lo que debe hacer. Infundirá vigor inmortal en su alma, perfeccionará su experiencia y le traerá gozos reales que permanecen para siempre.
— Carta 16, del 17 de noviembre de 1896, dirigida a una hermana anciana. (Alza tus Ojos – 17 de Noviembre).
Cita 17
Busqué a Jehová, y él me oyó, y me libró de todos mis temores. Salmos 34:4.
No hablen de las faltas de otros. Cuiden su propio jardín. Traten que sus corazones sean limpiados por el poder de Dios. Cuando haya problemas, en vez de perder la paciencia, en vez de irritarse y preocuparse, vayan al Señor y cuéntenle todo… No vayan a amigos humanos, porque ellos tienen demasiado con sus propias cargas… No piensen que colocando las cargas que tienen sobre otros encontrarán alivio. Acudan directamente al Salvador, y cuéntenle todo lo que los preocupa. Crean que es capaz y que está dispuesto a enfrentar las circunstancias del caso de ustedes. Cuando acudan contritos al pie de la cruz, cuando tengan fe en los méritos de un Salvador crucificado y resucitado, recibirán poder a través de El. Y cuando echen sobre El sus almas impotentes, les dará paz, gozo, fortaleza y valor. Entonces estarán en condiciones de decir a otros cuán precioso es Cristo para ustedes.
Podrán decir: “Lo busqué, y encontré que es precioso para mi alma”. “Hallaréis descanso”. ¿Cómo? Mediante una experiencia viviente, debido a que el yugo de Cristo es un yugo de paciencia, bondad y longanimidad. Los que aprendan de su mansedumbre y humildad, aprendan también a amarse como Cristo los amó. Alcanzan un grado tal, que rehúsan criticar y condenar a otros. Saben que se les ha confiado una obra que ningún otro podrá hacer por ellos: aprender de Cristo. Cuando nos colocamos en sus manos, nos muestra las posibilidades que están delante de nosotros y nos invita a acudir en busca de ayuda a Alguien que es infinitamente superior a los seres humanos que yerran. Cristo es nuestra eficiencia.
¿Cómo lo es? Lo sé por experiencia propia. Hace muchos años, durante algún tiempo estuve desesperada. Entonces me entregué a la misericordia y al amor del Salvador y su poder reposó sobre mí. En una ocasión los que estaban trabajando [en la oficina de la Casa Editora] pensaron que había muerto. Pero de pronto elevé mi voz en oración. El poder de Dios estuvo sobre mí toda aquella noche, y a partir de ese momento comprendí que debía confiar en Cristo. Había estado orando y orando por ayuda, y durante todo ese tiempo mi Salvador había estado parado junto a mí, esperando que yo le reconociera como mi suficiencia, mi fortaleza y mi gracia. Aprendí la lección, y después de aquella oportunidad, cuando me arrodillaba a orar creía que recibiría una respuesta, ya fuera que sintiera o no que la recibía… ¡Oh, cuánto quisiera que honrásemos a Cristo dándonos cuenta de lo que El desea hacer por nosotros y aceptando su Palabra! Si lo hiciéramos, seríamos cristianos luminosos. Contemplando a Cristo somos transformados a su semejanza.
—Manuscrito 118, del 11 de diciembre de 1904, “Unión con Cristo”. (Alza tus Ojos – 11 de Diciembre).
Cita 18
Porque no abandonará Jehová a su pueblo, ni desamparará su heredad. Salmos 94:14.
El Dios del cielo está en comunicación con los habitantes caídos de este planeta. No se despreocupa de nuestro mundo ni de la variedad de asuntos que lo afectan. En su Palabra se lo representa como inclinado hacia la tierra y sus habitantes, los cuales son engañados y molestados por los instrumentos satánicos. Dios escucha cada palabra que se pronuncia. Cuando Moisés se sintió atraído por el espectáculo de la zarza que ardía y no se consumía, el Señor lo llamó: “¡Moisés, Moisés! Y él respondió: Heme aquí. Y dijo: “No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es. Y dijo: Yo soy el Dios de tu padre, Dios de Abraham, Dios de Isaac, y Dios de Jacob. Entonces Moisés cubrió su rostro, porque tuvo miedo de mirar a Dios”. Éxodo 3:4-6. Destaquemos las palabras del Señor: “Dijo luego Jehová: Bien he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído su clamor a causa de sus exactores; pues he conocido sus angustias, y he descendido para librarlos de mano de los egipcios”. Vers. 7, 8…
El Señor no se despreocupa de su pueblo, y castigará y reprenderá a cualquiera que lo oprima. Escucha cada gemido; oye cada oración; observa los movimientos de cada uno; aprueba o condena cada acción. Al Señor del cielo se lo representa como levantando al caído. Es el Amigo de todo el que lo ama y honra, y castigará a cuantos se atrevan a apartarlos de los senderos seguros, colocándolos en situaciones angustiosas cuando ellos tratan conscientemente de guardar el camino del Señor y de alcanzar las moradas de los justos.
Ni un gorrión cae al suelo sin que lo advierta nuestro Padre celestial. Por lo tanto los hombres deben ser cuidadosos de no causar tristeza o pena a uno de los pequeños de Dios por medio de sus palabras o acciones. Si el pequeño gorrión… no cae al suelo sin que lo advierta nuestro Padre celestial, seguramente son preciosas las almas de aquellos por quienes Cristo murió. ¿Y no juzgará El a quienes causan dolor o chascos a aquellos por quienes Cristo dio su vida?… ¿Quién puede medir o anticipar el don de Dios? Por las edades, el pecado… interrumpió el flujo divino de la benevolencia hacia el hombre, pero la misericordia y el gran amor manifestados a la raza caída no han cesado de acumularse; no han perdido su dirección hacia la tierra… Dios vive y reina, y en Cristo ha derramado sobre el mundo un diluvio sanador. Nuestro Salvador hizo plena provisión para los hombres.
—Manuscrito 142, del 16 de diciembre de 1897, “El cuidado de Dios por sus obreros”. (Alza tus Ojos – 16 de Diciembre).
Cita 19
Confía en Jehová, y haz el bien; y habitarás en la tierra, y te apacentarás de la verdad. Salmos 37:3
“Confía en Jehová”. Cada día tiene sus preocupaciones, cuidados y perplejidades; y cuando conversamos, ¡cuán dispuestos estamos a hablar de nuestras dificultades y pruebas! Aparecen tantos problemas innecesarios, nos explayamos en tantos temores, damos a conocer un cúmulo tan grande de ansiedades que se podría suponer que no disponemos de un Salvador amante y piadoso, listo para escuchar nuestras plegarias y para ser nuestro pronto auxilio en las tribulaciones.
Algunos están continuamente albergando temores y cargándose de problemas. Cada día están rodeados de las manifestaciones del amor de Dios, cada día gozan de las bondades de su providencia, pero pasan por alto estas bendiciones. Sus mentes se espacian continuamente en algo desagradable que temen pueda sobrevenir; o pueda ser que exista realmente alguna dificultad que, aunque pequeña, no les permite ver las muchas cosas que demandan su gratitud. Las dificultades que encuentran, en lugar de conducirlos a Dios, la única fuente de auxilio, los separarán de él, porque les sugieren inquietud y los inducen a quejarse. Hermanos y hermanas: ¿Hacemos bien en ser tan incrédulos? ¿Por qué tenemos que ser tan ingratos y desconfiados?
Jesús es nuestro amigo. Todo el cielo está interesado en nuestro bienestar; y nuestra ansiedad y nuestro temor entristecen al Santo Espíritu de Dios. No debemos permitir que nos embarguen preocupaciones que sólo nos desgastan y nos cansan, y que no nos ayudan a sobrellevar las dificultades. No debiéramos dar lugar a esta desconfianza en Dios que nos induce a descuidar la preparación necesaria para cumplir en el futuro el principal propósito de la vida, como si nuestra felicidad dependiera de las cosas terrenales, y pudiéramos lograrlas mientras ignoramos el hecho de que Dios controla todo.
Los negocios pueden sumirlos en perplejidad; las perspectivas pueden ser cada vez más oscuras e incluso pueden enfrentar la amenaza de alguna pérdida financiera. Pero no se desanimen; depositen en Dios sus preocupaciones y permanezcan tranquilos y alegres. Comiencen cada día con una ferviente oración, sin olvidarse de alabar y dar gracias. Pidan sabiduría para administrar sus asuntos con discreción, para que no experimenten pérdidas ni desastres. Hagan todo lo posible para lograr resultados favorables. Jesús ha prometido ayuda divina, pero no sin el concurso del esfuerzo humano.
— The Review and Herald, 3 de febrero de 1885. (Cada Día con Dios – 3 de Febrero).
Cita 20
Me acordaré de las obras de JAH; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos. Salmos 77:11, 12.
El futuro nos depara grandes acontecimientos, y deseamos invitar al pueblo para que abandone su indiferencia y se prepare para ese día… No tenemos que abandonar ahora nuestra confianza, sino tener una firme seguridad, más firme que nunca antes. Hasta ahora nos ha ayudado el Señor, y nos ayudará hasta el fin.
Contemplaremos las monumentales columnas, recuerdos de lo que el Señor ha hecho por nosotros, para consolarnos y salvarnos de la mano del destructor. Debemos recordar con nitidez cada lágrima nuestra que el Señor ha enjugado, cada dolor que ha calmado, cada ansiedad que ha eliminado, cada temor que ha disipado, cada necesidad que ha satisfecho, cada misericordia concedida…
Sólo podemos esperar nuevas perplejidades en el conflicto que está por venir, pero podemos considerar tanto lo pasado como lo venidero, y decir: “Hasta aquí nos ayudó Jehová”. 1 Samuel 7:12. “Como tus días serán tus fuerzas”. Deuteronomio 33:25. La prueba no sobrepujará la fortaleza que se nos concederá para resistirla. Emprendamos, entonces, nuestra tarea justamente donde la encontramos, sin una palabra de queja, sin pensar en otra cosa que no sea la seguridad de que recibiremos fortaleza suficiente para hacer frente a la prueba.
Nuestros hijos están en las manos de Dios. Nuestra fe debe despertarse para captar las promesas de Dios, y no debemos quejarnos ni estar tristes, porque si lo hacemos deshonramos a Dios. Debemos tratar de tener una actitud mental que nos llene de alegría y esperanza. La paz de que gozamos en la actualidad no debe ser perturbada por pruebas anticipadas, porque Dios nunca abandonará una sola alma que confíe en él. Dios es más poderoso que nuestros temores.
Si pusiéramos empeño en recordar y enumerar sus misericordias, rememorando los casos cuando Dios obró en nuestro favor y superó nuestros temores, cuando interpuso su poder y su gracia en momentos cuando estábamos sumamente perplejos, y nos sostuvo cuando estábamos a punto de caer, cómo nos consoló cuando estábamos tristes, descubriríamos que manifestar desconfianza en Dios y llenarnos de ansiedad es incredulidad. Recordemos cada día sus misericordias y disfrutemos de ellas. Debemos vivir por fe siempre… Regocíjense siempre en Dios. Alaben hoy a Dios por su gracia y sigan alabándolo cada día.
—Carta 11a, del 19 de febrero de 1884, dirigida al pastor Urías Smith y Sra. (Cada Día con Dios – 19 de Febrero).
Cita 21
Confirmando los ánimos de los discípulos, exhortándolos a que permaneciesen en la fe, y diciéndoles: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 14:22.
La vida que ahora vivimos debe ser vivida por fe en el Hijo de Dios. La vida del cristiano es una extraña mezcla de dolores y placeres, frustraciones y esperanzas, temores y confianza. Se siente sumamente insatisfecho consigo mismo, puesto que su propio corazón se agita tremendamente, impulsado por pasiones avasalladoras, que ceden ente el remordimiento, el pesar y el arrepentimiento, que a su vez dan lugar a un sentimiento de paz e íntimo regocijo, porque sabe, cuando su fe se aferra de las promesas reveladas en la Palabra de Dios, que cuenta con el amor perdonador y la paciencia infinita del Salvador, a quien trata de introducir en su vida y de incorporar a su carácter. Son estas revelaciones, estos descubrimientos de la bondad de Dios, los que le dan humildad al alma y la inducen a clamar con gratitud: “Y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí”. Gálatas 2:20.
Tenemos razón para sentirnos reconfortados. Tremendas pruebas procedentes del exterior pueden asediar al alma donde mora Jesús. Volvamos a él para recibir el consuelo que él ha provisto para nosotros en su Palabra. Las fuentes terrenales de esperanza y consuelo nos podrán fallar, pero las fuentes superiores, alimentadas por el río de Dios, están llenas y nunca se agotan. Dios quiere que usted aparte sus ojos de la causa de su aflicción, y que los fije en el dueño de su alma, de su cuerpo y de su espíritu. El es el amante del alma. Sabe cuánto vale. Es la vida verdadera y nosotros somos los pámpanos…
—Carta 10, del 23 de febrero de 1887, al Dr. J. H. Kellogg. (Cada Día con Dios – 23 de Febrero).
Cita 22
Entonces tus oídos oirán a tus espaldas palabra que diga: Este es el camino, andad por él; y no echéis a la mano derecha, ni tampoco torzáis a la mano izquierda. Isaías 30:21.
Tú [Edson] necesitas un Consejero que no pueda errar; Alguien a quien la maledicencia no llene de prejuicios; Alguien cuyo criterio no se distorsione debido a las ideas estrechas.
Se abre una senda a tu lado; pero si es la senda que debes recorrer, o debes evitarla, es algo que no puedes decidir y nadie te puede ayudar. Otra senda se cierra delante de ti; y no hay nadie suficientemente sabio para decidir si sólo ha sido cerrada para que vayas en otra dirección, o para probar la firmeza de tus propósitos. Por eso necesitas un Guía, un Poder invisible para los ojos mortales, que pueda juzgar los motivos, propósitos e intenciones de tu corazón, a fin de señalar tus caminos.
Si comprendes qué es lo recto y lo haces, todo estará bien. Si solicitas la ayuda de Dios, no pedirá en vano. El Señor está actuando de muchas maneras para lograr que confíes de todo corazón en él. En nada se deleita más que en que deposites tus cargas, acudas a él en procura de luz y fortaleza, y ha prometido que entonces hallarás descanso para tu alma. Si tienes corazón y voz para orar, con toda seguridad te va a escuchar, y extenderá su brazo desde el cielo para salvarte.
— Carta 2, del 24 de junio de 1886, dirigida a Edson y Emma White. (Cada Día con Dios – 24 de Junio).
Cita 23
Entonces hablaste en visión a tu santo, y dijiste: He puesto el socorro sobre uno que es poderoso. Salmos 89:19.
El Señor los ama. El Señor es tierno y compasivo. Su promesa es la siguiente: “Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros”. Santiago 4:8. Cuando el enemigo se aproxime como una inundación, el Espíritu del Señor levantará bandera contra él y en favor de ustedes. Recuerden que Jesucristo es nuestra esperanza. En medio de las circunstancias tristes y desanimadoras que les pueden sobrevenir en cualquier momento, Cristo les dice: “Haga conmigo paz; sí, haga paz conmigo”. Isaías 27:5.
La tarea de ustedes consiste en echar mano de la fortaleza que es tan firme como el trono eterno. Crean en Dios. Confíen en él. Manténganse alegres en toda circunstancia. Aunque sufran pruebas, sepan que Cristo padeció estas aflicciones en favor de su herencia. Nada es tan querido para Dios como su iglesia. El Señor mira el corazón. Sabe quiénes son los suyos. Probará a toda alma viviente. “Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”. Daniel 12:10.
Entonen himnos de alabanza y gratitud los que aman a Dios y obedecen su Palabra, en lugar de pronunciar acusaciones, de criticar y murmurar. El Señor bendecirá a los pacificadores. Confíen en el Señor. No permitan que los depriman ni los sentimientos, ni los discursos ni las actitudes de ningún ser humano. Tengan cuidado que ni sus palabras ni sus actos les den a los demás la ventaja de herirlos. Mantengan la vista fija en Jesús. El es la fortaleza de ustedes. Al contemplarlo, se transformarán a su semejanza, será la salud del rostro de ustedes, y su Dios.
La iglesia los necesita, y ustedes necesitan suavizar y someter sus propios sentimientos por causa de Cristo. Quiere que su Santo Espíritu obre en ustedes. Entonces estarán en condiciones de impartir vida y consuelo a la iglesia. Elijan bien sus palabras de manera que sean una bendición para ella. No se aflijan por las inconsecuencias de los demás. Preocúpense de ustedes mismos, y sean consecuentes en todo.
—Carta 125, del 24 de agosto de 1900, a los Hnos. James, nuevos creyentes en Australia. (Cada Día con Dios – 24 de Agosto).
Cita 24
Cita 25
¿Por qué te abates, oh alma mía, y por qué te turbas dentro de mi? Espera en Dios. Salmos 43:5.
En visiones de la noche yo estaba conversando con usted. Le estaba diciendo…: “No ceda a la depresión; en cambio, dé la bienvenida en su corazón a la influencia del Espíritu Santo, que le dará consuelo y paz”. Estoy orando para que el Señor se le manifieste como un Consolador personal. Hay que mantener abiertos los ojos del alma para reconocer las grandes misericordias de nuestro Padre celestial. Jesús es una luz que brilla y resplandece. Permita que sus brillantes rayos iluminen su mente y su corazón. No se olvide de dar gracias. “El que sacrifica alabanza me honrará”. Salmos 50:23.
Contemplelo y preséntele todas sus necesidades. ¿Hay algo demasiado difícil para el Señor? Es el gran Médico. Puede curar el alma y el cuerpo, y quiere que usted se aferre de él por fe. Comprende plenamente las necesidades que implica su caso. Es un pronto auxilio en las tribulaciones. Y le agrada que le manifestemos gratitud. Cristo es la luz del mundo. “Mas a vosotros los que teméis mi nombre, nacerá el Sol de justicia, y en sus alas traerá salvación”. Malaquías 4:2. Resplandezca la luz de su paz en su alma. Se preocupa tiernamente por usted, y debiera alabarlo con el corazón, el alma y la voz.
Puede agradarlo manifestando un espíritu alegre. No permita que ni una sola nube de desánimo y desagrado oculte la luz de su presencia. Al reconocer su luz usted va a vencer. Puede aumentar su fe al ejercitar su voz en alabanzas a Dios. Al corazón que lo reconoce, le promete: “Yo soy… la estrella resplandeciente de la mañana”. Apocalipsis 22:16.
Si quiere obtener preciosas victorias, contemple la luz que difunde el Sol de justicia. Hable de esperanza, fe y gratitud a Dios. Sea alegre; tenga esperanza en Cristo. Edúquese para alabarlo. Este es el gran remedio para las enfermedades del alma y del cuerpo. “Porque aún he de alabarle, salvación mía y Dios mío”. Salmos 42:11; 43:5.
— Carta 322, del 23 de octubre de 1906, dirigida a la esposa de un obrero de Australia. (Cada Día con Dios – 23 de Octubre).
*Las citas de este libro se actualizan constantemente
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