Tiempo de Aflicción y Angustia

Cita 1

Por lo demás, hermanos míos, fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza. Efesios 6: 10

El futuro está delante de nosotros y ocurrirán hechos imprevistos que cambiarán el estado actual de las cosas del mundo.

Tiempos turbulentos están delante de nosotros. En muchos casos los amigos se enemistarán. Sin causa alguna los hombres llegarán a ser nuestros enemigos. Los motivos del pueblo de Dios serán tergiversados no solamente por el mundo, sino también por los propios hermanos. Los siervos del Señor serán colocados en situaciones difíciles. A fin de justificar la conducta egoísta e injusta de los hombres, se hará una montaña de una insignificancia. La obra que los hombres han hecho fielmente será desacreditada y desestimada, debido a que sus esfuerzos no son acompañados por una aparente prosperidad. Por medio de tergiversaciones estos hombres serán vestidos con los oscuros ropajes de la deshonestidad debido a que circunstancias que están más allá de su control, confundieron su obra. Se los señalará como hombres en quienes no se puede confiar. Y esto lo harán los miembros de la iglesia.

Los siervos de Dios deben armarse con la mente de Cristo. No deben esperar que escaparán del insulto y la tergiversación. Se los tildará de excéntricos y fanáticos. Pero nadie debe desanimarse. La mano de Dios está sobre el timón de su providencia, guiando su obra para la gloria de su nombre. Dios exhorta a su pueblo a ser una brillante luz en el mundo; una luz que brille en medio de las tinieblas del pecado. Vivir la vida del Dador de la vida tiene su recompensa. El anduvo haciendo bienes. Esto es lo que hará todo verdadero seguidor de Cristo, imbuido de un sentido sagrado de lealtad a Dios y de deber hacia sus prójimos. (Dios nos Cuida – 15 de Octubre).


Cita 2

Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis guardados en el día del enojo de Jehová. Sofonías 2:3.

La transgresión casi ha llegado a su límite. La confusión llena el mundo y pronto ha de sobrecoger a los seres humanos un gran terror. El fin está muy cerca. El pueblo de Dios debiera estarse preparando para lo que ha de sobrevenir al mundo como una sorpresa abrumadora.

El “tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente” se iniciará pronto; y para entonces necesitaremos tener una experiencia que hoy por hoy no poseemos y que muchos no pueden lograr debido a su indolencia.

Sucede muchas veces que los peligros que se esperan no resultan tan grandes como uno se los había imaginado; pero éste no es el caso respecto de la crisis que nos espera. La imaginación más fecunda no alcanza a darse cuenta de la magnitud de tan dolorosa prueba. En aquel tiempo de tribulación, cada alma deberá sostenerse por sí sola ante Dios.

El último gran conflicto entre la verdad y el error no es más que la última batalla de la controversia que se viene desarrollando desde hace tanto tiempo con respecto a la ley de Dios. En esta batalla estamos entrando ahora; es la que se libra entre las leyes de los hombres y los preceptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la religión de las fábulas y de la tradición. Deberíamos estudiar los grandes hitos que nos señalan los tiempos en que vivimos…

Deberíamos orar fervientemente para estar listos para las luchas del gran día que Dios está preparando.

Los que se colocan bajo el control de Dios para ser guiados y dirigidos por él, captarán la marcha firme de los sucesos que él ordenó.

Inspirados por el Espíritu de Aquel que dio su vida por la vida del mundo, no continuarán inactivos en la impotencia, señalando lo que no pueden hacer. Colocándose la armadura del cielo, avanzarán hacia la batalla deseosos de hacer cosas osadas en favor de Dios, sabiendo que la omnipotencia divina suplirá su necesidad. (Dios nos Cuida – 12 de Diciembre).


Cita 3

Las naciones están en desasosiego. Nos aguardan tiempos de perplejidad. Los corazones de los hombres están desfalleciendo por el temor de las cosas que sobrevendrán sobre la tierra. Pero aquellos que creen en Dios oirán su voz en medio de la tormenta, que dice: “Yo soy; no temáis”.—The Signs of the Times, 9 de octubre de 1901.


Cita 4

En los libros del cielo se está registrando una historia extraña y memorable, eventos que, según fue declarado, debieran ocurrir poco antes del gran día de Dios. Todo en el mundo se encuentra en una situación inestable.—Manuscript Releases 3:313 (1908).


Cita 5

Muchos apartarán su mirada muy lejos de los deberes actuales, del actual consuelo y de las presentes bendiciones, y pedirán prestado dificultades para la crisis futura. Esto significará fabricar un tiempo de angustia anticipado; y no recibiremos gracia para ninguna de esas pruebas anticipadas.—Mensajes Selectos 3:438 (1884).


Cita 6

Hay un tiempo de angustia que se aproxima para el pueblo de Dios, pero no hemos de mantener eso constantemente delante de los nuestros, manejándolos de tal manera que pasen por un tiempo de angustia de antemano. Ha de haber un zarandeo entre el pueblo de Dios, pero no es esta la verdad presente para llevar a las iglesias.—Mensajes Selectos 1:211 (1890). EUD 17.7-EUD 18.2


Cita 7

En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Daniel 12:1.

Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido la “lluvia tardía”, el “refrigerio de la presencia del Señor”, y estará preparado para la hora de prueba que le espera.

Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido “el sello del Dios vivo”. Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial. Levantará sus manos y con gran voz dirá: “Hecho es”…

Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir sin intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya a los malos y Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su misericordia, despreciado su amor y pisoteado su ley. Los impíos han dejado concluir su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieron obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los habitantes de la tierra en una gran tribulación final.

Cuando los ángeles de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones humanas, todos los elementos de contienda se desencadenarán. El mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que cayó antiguamente sobre Jerusalén.

Únicamente los que tengan manos limpias y corazones puros subsistirán en aquel tiempo de prueba… Ahora, mientras los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que debemos asegurar nuestra vocación y elección. (Dios no cuida – 20 de Diciembre).


Cita 8

Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación. Isaías 26:20.

En el día de la dura prueba [Cristo] dirá: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; encóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación”. ¿Cuáles son las cámaras en las cuales habrán de esconderse? Son la protección de Cristo y sus ángeles. El pueblo de Dios no estará en ese tiempo en un solo lugar. Formará grupos esparcidos por toda la tierra. Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos, y juntarse en grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles les proveían comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed.

Durante la noche pasó ante mí una escena sumamente impresionante. Parecía haber gran confusión y lucha de ejércitos. Un mensajero del Señor se paró ante mí y dijo: “Llama a tu familia. Yo os conduciré; seguidme”. Me llevó por un oscuro pasaje a través de un bosque; luego por un desfiladero de las montañas, y dijo: “Aquí estarás segura”. Había otros que habían sido llevados a aquel retiro. El mensajero celestial dijo: “El tiempo de prueba vendrá como ladrón en la noche, como el Señor anunció que vendría”.

En el período final de la historia de esta tierra, el Señor obrará poderosamente en favor de los que se mantengan firmemente por lo recto… En medio del tiempo de angustia cual nunca hubo desde que existiese nación, sus escogidos permanecerán inconmovibles. Satanás con toda la hueste del mal, no puede destruir al más débil de los santos de Dios. Los protegerán ángeles excelsos en fortaleza, y Jehová se revelará en su favor como “Dios de dioses”, que puede salvar hasta lo sumo a los que ponen su confianza en él. En el tiempo de angustia que vendrá inmediatamente antes de la venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio de los santos ángeles; pero no habrá seguridad para el transgresor de la ley de Dios. Los ángeles no podrán entonces proteger a los que estén menospreciando uno de los preceptos divinos. (Dios no cuida – 21 de Diciembre).


Cita 9

Así dice Jehová: Ciertamente el cautivo será rescatado del valiente, y el botín será arrebatado al tirano; y tu pleito yo lo defenderé, y yo salvaré a tus hijos. Isaías 49:25.

Cuando los que honran la ley de Dios hayan sido privados de la protección de las leyes humanas, empezará en varios países un movimiento simultáneo para destruirlos. Conforme vaya acercándose el tiempo señalado en el decreto, el pueblo conspirará para extirpar la secta aborrecida. Se convendrá en dar una noche el golpe decisivo, que reducirá completamente al silencio la voz disidente y reprensora.

El pueblo de Dios—algunos en las celdas de las cárceles, otros escondidos en ignorados escondrijos de bosques y montañas—invocan aún la protección divina, mientras que por todas partes grupos de hombres armados, instigados por legiones de ángeles malos, se disponen a emprender la obra de muerte. Entonces, en la hora de supremo apuro, el Dios de Israel intervendrá para librar a sus escogidos…

Multitudes de hombres perversos, profiriendo gritos de triunfo, burlas e imprecaciones, están a punto de arrojarse sobre su presa, cuando de pronto densas tinieblas, más sombrías que la oscuridad de la noche, caen sobre la tierra. Luego un arco iris, que refleja la gloria del trono de Dios, se extiende de un lado a otro del cielo, y parece envolver a todos los grupos en oración. Las multitudes encolerizadas se sienten contenidas en el acto. Sus gritos de burla expiran en sus labios. Olvidan el objeto de su ira sanguinaria. Con terribles presentimientos contemplan el símbolo de la alianza divina, y ansían ser amparadas de su deslumbradora claridad.

Los hijos de Dios oyen una voz clara y melodiosa que dice: “Enderezaos” y, al levantar la vista al cielo, contemplan el arco de la promesa. Las nubes negras y amenazadoras que cubrían el firmamento, se han desvanecido, y como Esteban, clavan las miradas en el cielo, y ven la gloria de Dios y al Hijo del hombre sentado en su trono.

Mientras todo el mundo esté sumido en tinieblas, habrá luz en toda morada de los santos. Percibirán la primera vislumbre de su segunda aparición. (Dios no cuida – 22 de Diciembre).


Cita 10

Todos los hacedores de la Palabra de Dios serán bendecidos abundantemente. Cualesquiera sean las cruces que deban cargar, las pérdidas que puedan tener o la persecución que deban afrontar, aun cuando ésta significara la pérdida de la vida temporal, serán ampliamente recompensados, porque se les asegura la vida que se mide con la vida de Dios. Al perder sus vidas por el nombre de Cristo ganan una vida que durará por las edades eternas. Caminan bajo la dirección del Padre de las luces, en el cual no hay mudanza ni sombra de variación. Verán su rostro y su nombre estará en sus frentes. (—Carta 48, del 21 de enero de 1897, dirigida a los “Hermanos Daniells y Salisbury”, dirigentes de la obra en Australia.)


Cita 11

El Señor me ha mostrado repetidas veces que sería contrario a la Biblia el hacer cualquier provisión para nuestras necesidades temporales durante el tiempo de angustia. Vi que si los santos guardaran alimentos almacenados o en el campo en el tiempo de angustia, cuando hubiese en la tierra guerra, hambre y pestilencia, manos violentas se los arrebatarían y extraños segarían sus campos. Será entonces tiempo en que habremos de confiar por completo en Dios, y él nos sostendrá. Vi que nuestro pan y nuestras aguas nos estarán asegurados en aquel tiempo, y no sufriremos escasez ni hambre; porque Dios puede preparar mesa para nosotros en el desierto. Si fuese necesario, mandaría cuervos para que nos alimentasen, como alimentó a Elías, o haría bajar maná del cielo, como lo hizo en favor de los israelitas. PE 56.1

En el tiempo de angustia, de nada les valdrán a los santos las casas ni las tierras, porque entonces tendrán que huir delante de turbas enfurecidas, y en aquel entonces no podrán deshacerse de sus bienes para hacer progresar la causa de la verdad presente. Me fue mostrado que la voluntad de Dios es que, antes que venga el tiempo de angustia, los santos se libren de cuanto los estorbe y hagan pacto con Dios por medio de sacrificio. Si ponen sus propiedades sobre el altar y preguntan fervorosamente a Dios cuál es su deber, les enseñará cuándo habrán de deshacerse de aquellas cosas. Entonces estarán libres en el tiempo de angustia y no habrá trabas que los detengan. PE 56.2

Vi que si algunos se aferraban a sus propiedades y no preguntaban al Señor en qué consistía su deber, él no se lo hará conocer y les permitirá conservar sus propiedades, pero en el tiempo de angustia éstas se levantarán delante de ellos como una montaña para aplastarlos, y ellos tratarán de deshacerse de ellas, pero no podrán. Oí a algunos lamentarse así: “La causa languidecía, los hijos de Dios morían por carecer de la verdad, y nosotros no hicimos esfuerzos para suplir la falta; ahora nuestras propiedades no tienen valor. ¡Ojalá que nos hubiésemos librado de ellas y hecho tesoros en los cielos!” Vi que un sacrificio no crece, sino que decrece y es consumido. También vi que Dios no ha pedido a todos sus hijos que se deshagan de sus propiedades al mismo tiempo; pero si ellos desean que se les enseñe, él les hará saber, en tiempo de necesidad, cuándo y cuánto deben vender. En tiempos pasados, se les pidió a algunos que se deshicieran de sus propiedades para sostener la causa bendita, mientras que a otros se les permitió guardar la suya hasta un momento de necesidad. Entonces, a medida que la causa lo necesite, es su deber vender. PE 57.1


 Cita 12

Mirad que nadie os engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo. Colosenses 2:8

En este tiempo, es decir, en los días finales de la historia de esta tierra, debemos hacer un estudio especial del libro del Apocalipsis. ¿Por qué? Porque describe escenas con las que hemos de encontramos.

Necesitamos comprender qué es lo que nos espera y cómo enfrentarlo. Debemos conocer qué esfuerzos deben hacerse, de tal manera que en este tiempo peligroso no seamos sorprendidos por las estratagemas del enemigo.

Sabemos que el último gran conflicto será el esfuerzo más decidido de Satanás para cumplir sus propósitos. Vendrá, no solamente como león rugiente, sino como seductor, revistiendo el pecado con hermosas vestimentas de luz a fin de poder capturar en su trampa a los seres humanos.

El Señor quiere que comprendamos que es de la mayor importancia en estos días que nos mantengamos sobre la plataforma de la verdad eterna. Los que piensan que la iglesia militante es la iglesia triunfante, cometen un gran error. La iglesia militante obtendrá grandes triunfos, pero también tendrá fieros conflictos con el mal para poder establecerse firmemente sobre la plataforma de la verdad eterna. Y cada uno de nosotros debiera estar decidido a permanecer con la iglesia sobre esa plataforma…

Hay quienes califican al Apocalipsis como un libro sellado. Es un misterio, pero un misterio revelado. Necesitamos comprender qué es lo que nos dice acerca de las escenas que han de ocurrir en los últimos días de la historia de esta tierra. El enemigo introducirá todo lo que pueda para llevar adelante sus designios engañosos. ¿No son faltos de sabiduría los que no tienen deseos de comprender las cosas que habrán de ocurrir sobre esta tierra?…

—Manuscrito 46, del 18 de mayo de 1904, “El fundamento de nuestra fe”, un sermón dado en Berrien Springs, Míchigan, Estados Unidos. (Alza tus Ojos – 18 de Mayo).


Cita 13

El que no duerme, sino que obra incesantemente por el cumplimiento de sus propósitos, hará progresar su causa. Estorbará los planes de los impíos y confundirá los proyectos de quienes intenten perjudicar a su pueblo. El que es el Rey, Jehová de los ejércitos, está sentado entre los querubines, y en medio de la guerra y el tumulto de las naciones guarda aún a sus hijos. El que gobierna en los cielos es nuestro Salvador. Mide cada aflicción, vigila el fuego del horno que debe probar a cada alma. Cuando las fortificaciones de los reyes caigan derribadas, cuando las flechas de la ira atraviesen los corazones de sus enemigos, su pueblo permanecerá seguro en sus manos (El Discurso Maestro de Jesucristo, p. 102).


Cita 14

La diferencia entre el carácter de Cristo y el de otros hombres de sus días era totalmente evidente; y por esta diferencia el mundo lo odiaba. Lo aborrecía por su bondad y su estricta integridad. Y Cristo declaró que los que evidenciaran las mismas cualidades serían aborrecidos del mismo modo. A medida que nos aproximamos al fin del tiempo este odio hacia los seguidores de Jesús irá creciendo cada vez más.
Cristo tomó la humanidad y cargó con el odio del mundo para poder mostrar a los hombres y las mujeres que podían vivir sin pecado, que sus palabras, sus acciones y su espíritu podían ser consagradas a Dios. Podemos ser perfectos cristianos si manifestamos este poder en nuestras vidas. Cuando la luz del Cielo descanse continuamente en nosotros, representaremos a Cristo. Fue la justicia revelada en su vida lo que lo diferenció del mundo y provocó su odio…Las palabras de Cristo están dirigidas a su pueblo en todos los tiempos: a nosotros, a quienes han alcanzado los fines de los siglos.

—Manuscrito 97, del 16 de octubre de 1909, “Yo soy la verdadera vid”, sermón predicado en San José, California, EE. UU. (Alza tus Ojos – 16 de Octubre).


Cita 15

—Manuscrito 153, del 9 de noviembre de 1903, “A través de la naturaleza al Dios de la naturaleza”. (Alza tus Ojos – 9 de Noviembre).


Cita 16

A causa de sus frecuentes triunfos,  Satanás se está tornando más atrevido y desafiante en su rebelión contra Dios. El rápido progreso del mal, la confusión entre las clases trabajadoras, revelan que los hombres están tomando partido con celeridad. Están siendo atados en manojos para ser quemados. Los gremios laborales son incitados rápidamente a la violencia si no se satisfacen sus demandas. Se ve cada vez más claramente que los habitantes del mundo no están en armonía con Dios. Ninguna teoría científica puede explicar la marcha constante de los obradores de maldad bajo el mando de Satanás. En cada tumulto hay ángeles malos que trabajan para excitar a los hombres a cometer actos de violencia… La perversidad y la crueldad de ellos llegará a tal grado que Dios se revelará en toda su majestad. Muy pronto la maldad del mundo habrá llegado a su límite, y como en los días de Noé, Dios derramará sus juicios. Pero aun cuando la maldad llegue a su máxima altura, podemos saber que nuestro Ayudador está a nuestro lado.

—Carta 250, del 16 de noviembre de 1903, dirigida a su hijo J. E. White que estaba trabajando entre la gente de color en los estados del sur. (Alza tus Ojos – 16 de Noviembre).


Cita 17

Me acordaré de las obras de JAH; sí, haré yo memoria de tus maravillas antiguas. Meditaré en todas tus obras, y hablaré de tus hechos. Salmos 77:11, 12.

El futuro nos depara grandes acontecimientos, y deseamos invitar al pueblo para que abandone su indiferencia y se prepare para ese día… No tenemos que abandonar ahora nuestra confianza, sino tener una firme seguridad, más firme que nunca antes. Hasta ahora nos ha ayudado el Señor, y nos ayudará hasta el fin.

Contemplaremos las monumentales columnas, recuerdos de lo que el Señor ha hecho por nosotros, para consolarnos y salvarnos de la mano del destructor. Debemos recordar con nitidez cada lágrima nuestra que el Señor ha enjugado, cada dolor que ha calmado, cada ansiedad que ha eliminado, cada temor que ha disipado, cada necesidad que ha satisfecho, cada misericordia concedida…

Sólo podemos esperar nuevas perplejidades en el conflicto que está por venir, pero podemos considerar tanto lo pasado como lo venidero, y decir: “Hasta aquí nos ayudó Jehová”. 1 Samuel 7:12. “Como tus días serán tus fuerzas”. Deuteronomio 33:25. La prueba no sobrepujará la fortaleza que se nos concederá para resistirla. Emprendamos, entonces, nuestra tarea justamente donde la encontramos, sin una palabra de queja, sin pensar en otra cosa que no sea la seguridad de que recibiremos fortaleza suficiente para hacer frente a la prueba.

Nuestros hijos están en las manos de Dios. Nuestra fe debe despertarse para captar las promesas de Dios, y no debemos quejarnos ni estar tristes, porque si lo hacemos deshonramos a Dios. Debemos tratar de tener una actitud mental que nos llene de alegría y esperanza. La paz de que gozamos en la actualidad no debe ser perturbada por pruebas anticipadas, porque Dios nunca abandonará una sola alma que confíe en él. Dios es más poderoso que nuestros temores.

Si pusiéramos empeño en recordar y enumerar sus misericordias, rememorando los casos cuando Dios obró en nuestro favor y superó nuestros temores, cuando interpuso su poder y su gracia en momentos cuando estábamos sumamente perplejos, y nos sostuvo cuando estábamos a punto de caer, cómo nos consoló cuando estábamos tristes, descubriríamos que manifestar desconfianza en Dios y llenarnos de ansiedad es incredulidad. Recordemos cada día sus misericordias y disfrutemos de ellas. Debemos vivir por fe siempre… Regocíjense siempre en Dios. Alaben hoy a Dios por su gracia y sigan alabándolo cada día.

—Carta 11a, del 19 de febrero de 1884,  dirigida al pastor Urías Smith y Sra. (Cada Día con Dios – 19 de Febrero).


Cita 18

Sólo los que tengan las manos limpias y el corazón puro podrán resistir en aquel tiempo de prueba…. Vi que el tiempo en que Jesús permanecerá en el lugar santísimo pronto terminará: falta muy poco. Tenemos poco tiempo para escudriñar la Biblia por la cual seremos juzgados en el día final…. Que los mandamientos de Dios y el testimonio de Jesucristo estén continuamente en vuestras mentes y destierren todos los pensamientos e intereses mundanos…. Ahora es el tiempo, mientras los ángeles retienen los cuatro vientos, para hacer segura nuestra vocación y elección.”—Early Writings, 58.


Cita 19

Hijitos míos, estas cosas os escribo para que no pequéis; y si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo. 1 Juan 2:1.

Cuando seamos tentados a pecar, recordemos que Jesús está intercediendo por nosotros en el santuario celestial. Cuando abandonamos nuestros pecados y venimos a él con fe, toma nuestros nombres en sus labios, y los presenta a su Padre diciendo: “Los tengo esculpidos en las palmas de mis manos; los conozco por nombre”. Y la orden sale a los ángeles para protegerlos.

Luego en el día de terrible prueba dirá: “Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la indignación”. Isaías 26:20. ¿Cuáles son los aposentos en los que han de esconderse? Son la protección de Cristo y de los santos ángeles. El pueblo de Dios no está en ese tiempo todo en un solo lugar. Están en diferentes grupos y en todas las partes de la tierra; y ellos serán probados individualmente, no en grupos. Cada uno tiene que soportar la prueba por sí mismo.

Nunca hubo un tiempo cuando el pueblo de Dios haya tenido mayor necesidad de reclamar sus promesas como ahora. Atraviese la mano de la fe la oscuridad y aférrese al brazo de poder infinito. Mientras hablamos de la necesidad de separarnos del pecado, recordemos que Cristo vino a nuestro mundo a salvar pecadores, y que “puede también salvar perpetuamente a los que por él se acercan a Dios”. Hebreos 7:25.

Es nuestro privilegio creer que su sangre es capaz de limpiarnos de todo borrón y mancha de pecado… Si caéis en tentación, no os desaniméis. Esta promesa viene resonando hasta nuestros días: “Si alguno hubiere pecado, abogado tenemos para con el Padre, a Jesucristo el justo”. Por esta sola promesa, un continuo canto de gratitud debiera salir de los labios de los mortales. (En los Lugares Celestiales – 14 de Septiembre).


*Las citas de este libro se actualizan constantemente

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