Arrepentimiento

Cita 1

“Muchos están confundidos acerca de lo que constituyen los primeros pasos en la obra de la salvación. Creen que el arrepentimiento es una obra que el pecador debe realizar por sí mismo a fin de poder acudir a Cristo. Creen que el pecador debe ponerse en condición de obtener la bendición de la gracia de Dios. Pero, si bien es verdad que el arrepentimiento debe preceder al perdón, porque sólo un corazón contrito y quebrantado es aceptable ante Dios, es verdad también que el pecador no puede llegar por sí mismo al arrepentimiento o prepararse para acudir a Cristo…. El primer paso hacia Cristo, es dado por obra del Espíritu de Dios; a medida que el hombre responde a ese llamado, avanza hacia Cristo a fin de poder arrepentirse…. Cuando Pedro compareció ante los sacerdotes y saduceos, presentó claramente el hecho de que el arrepentimiento es un don de Dios. Hablando de Cristo, declaró: ‘A éste a Dios ensalzado con su diestra por Príncipe y Salvador, para dar a Israel arrepentimiento y remisión de pecados.’ El arrepentimiento es un don de Dios tanto como lo son el perdón y la justificación, y no puede experimentarse a menos que el alma lo reciba de Cristo. Somos atraídos a Cristo en virtud de su gracia y poder. La gracia de la contrición viene de él y de él procede también la justificación.”—Selected Messages 1:390, 391.


Cita 2

“Es precioso el pensamiento de que la justicia de Cristo nos es imputada, no por mérito de nuestra parte, sino como don gratuito de Dios. El enemigo … no quiere que esta verdad sea presentada … porque sabe que si la gente la recibe … habrá perdido su poder sobre ella.”—Obreros Evangélicos, 169.


Cita 3

“Únicamente el manto que Cristo mismo ha provisto puede hacernos dignos de aparecer ante la presencia de Dios. Cristo colocará este manto, esta ropa de su propia justicia sobre cada alma arrepentida y creyente. ‘Yo te amonesto—dice él—que de mí compres … vestiduras blancas, para que no se descubra la vergüenza de tu desnudez.’ “Este manto, tejido en el telar del cielo, no tiene un solo hilo de invención humana. Cristo, en su humanidad, desarrolló un carácter perfecto, y ofrece impartirnos a nosotros este carácter. ‘Como trapos asquerosos son todas nuestras justicias.’ Todo cuanto podamos hacer por nosotros mismos está manchado por el pecado. Pero el Hijo de Dios ‘apareció para quitar nuestros pecados, y no hay pecado en él.’ Se define el pecado como la ‘transgresión de la ley.’ … “Por su perfecta obediencia ha hecho posible que cada ser humano obedezca los mandamientos de Dios. Cuando nos sometemos a Cristo, el corazón se une con su corazón, la voluntad se fusiona con su voluntad, la mente llega a ser una con su mente, los pensamientos se sujetan a él; vivimos su vida. Esto es lo que significa estar vestidos con el manto de su justicia. Entonces, cuando el Señor nos contempla, él ve no el vestido de hojas de higuera, no la desnudez y deformidad del pecado, sino su propia ropa de justicia, que es la perfecta obediencia a la ley de Jehová.”—Sketches From the Life of Paul, 288, 289.


Cita 4

“El arrepentimiento comprende tristeza por el pecado y abandono del pecado. No renunciaremos al pecado a menos que veamos su pecaminosidad; mientras no lo repudiemos de corazón, no habrá cambio real en la vida.”—Ibid, 15. (La Fe por la cual vivo 129.3)


Cita 5

“Un rayo de luz de la gloria de Dios, un centelleo de la pureza de Cristo que penetre en el alma, hace dolorosamente visible toda mancha de pecado, y descubre la deformidad y los defectos del carácter humano. Hace patentes los deseos impuros, la infidelidad del corazón y la impureza de los labios. Los actos de deslealtad del pecador que anulan la ley de Dios, quedan expuestos a su vista, y su espíritu se aflige y se oprime bajo la influencia escudriñadora del Espíritu de Dios.”—Ibid, 20. (La Fe por la cual vivo 129.4)


Cita 6

“Las lágrimas del penitente son tan sólo las gotas de lluvia que preceden al brillo del sol de la santidad. Esta tristeza es precursora de un gozo que será una fuente viva en el alma.”—El Deseado de Todas las Gentes, 258.


Cita 7

“Si dais, arrepentidos, un solo paso hacia él, se apresurará a rodearos con sus brazos de amor infinito. Su oído está abierto al clamor del alma contrita. El conoce el primer esfuerzo del corazón para llegar a él. Nunca se ofrece una oración, aun balbuceada, nunca se derrama una lágrima, aun en secreto, nunca se acaricia un deseo sincero, por débil que sea de llegar a Dios, sin que el Espíritu de Dios vaya a su encuentro. Aun antes de que la oración sea pronunciada, o el anhelo del corazón sea dado a conocer, la gracia de Cristo sale al encuentro de la gracia que está obrando en el alma humana.”—Sketches From the Life of Paul, 190.


Cita 8

«Si el impío restituyere la prenda, devolviere lo que hubiere robado, caminare en las ordenanzas de la vida, no haciendo iniquidad, vivirá ciertamente y no morirá». Ezequiel 33:15.


Cita 9

“Ningún arrepentimiento que no obra una reforma es genuino…. “En sus negocios, el cristiano ha de representar delante del mundo la manera en que nuestro Señor dirigiría las empresas comerciales. En toda transacción ha de dejar manifiesto que Dios es su maestro. Ha de escribirse ‘Santidad al Señor,’ en el diario y el libro mayor, en escrituras, recibos y letras de cambio. Los que profesan seguir a Cristo, y comercian de un modo injusto, están dando un testimonio falso contra el carácter de un Dios santo, justo y misericordioso…. “Si hemos perjudicado a otros por cualquier transacción comercial injusta, si nos hemos extralimitado en el comercio, o defraudado a algún hombre, aun dentro del marco de la ley, deberíamos confesar nuestro agravio, y hacer restitución en la medida en que podamos. Es justo que restauremos, no solamente lo que hemos tomado, sino todo lo que se habría ganado con ello si se lo hubiese usado correcta y sabiamente durante el tiempo que haya estado en nuestro poder.”—El Deseado de Todas las Gentes, 499.


Cita 10

“Si en cualquier manera hemos estafado o perjudicado a nuestro hermano, debemos hacer las retribuciones necesarias. Si hemos dado falso testimonio, sin saberlo, si hemos repetido equivocadamente sus palabras, si hemos afectado su influencia en cualquier manera, debemos acudir a las personas con quienes sostuvimos esa conversación, y retractarnos.”—El Discurso Maestro de Jesucristo, 53.


Cita 11

“Cada semilla sembrada produce una cosecha de su especie. Así también es en la vida humana. Todos debemos sembrar las semillas de compasión, simpatía y amor, porque hemos de recoger lo que sembramos. Toda característica de egoísmo, amor propio, estima propia, todo acto de complacencia propia producirá una cosecha semejante…. Dios no destruye a ningún hombre. Todo hombre que sea destruido se habrá destruido a sí mismo. Todo el que ahogue las amonestaciones de la conciencia está sembrando la semilla de la incredulidad y éstas producirán la segura cosecha. Al rechazar la primera amonestación de Dios, el faraón de la antigüedad sembró las semillas de la obstinación y cosechó obstinación…. “Cada acto, cada palabra, es una semilla que llevará fruto. Cada acto de bondad bien pensado, de obediencia o de abnegación, se reproducirá en otros y por medio de ellos aun en otros, así como cada acto de envidia, malicia o disensión es una semilla que brotará en raíz de amargura de la cual muchos recibirán daño.”—Sketches From the Life of Paul, 78, 79.


Cita 12

Entonces dije: ¡Ay de mí! que soy muerto; que siendo hombre inmundo de labios, y habitando en medio de pueblo que tiene labios inmundos, han visto mis ojos al Rey, Jehová de los ejércitos. Isaías 6:5.

“Isaías había denunciado el pecado de otros; pero ahora se veía a sí mismo expuesto a la misma condenación que había denunciado en ellos. Se había sentido satisfecho con una fría y hueca ceremonia en su culto a Dios. No se había dado cuenta de esto hasta que tuvo la visión del Señor. ¡Cuán insignificante aparecía ahora su sabiduría y sus talentos al ver la santidad y majestad del santuario! … Cómo se vio a sí mismo está expresado en el lenguaje del apóstol Pablo: ‘¡Miserable hombre de mí! ¿quién me librará del cuerpo de esta muerte?’ Romanos 7:24.

“‘Y voló hacia mí uno de los serafines, teniendo en su mano un carbón encendido, tomado del altar con unas tenazas: Y tocando con él sobre mi boca, dijo: He aquí que esto tocó tus labios, y es quitada tu culpa, y limpio tu pecado.’ Isaías 6:6, 7. 

“La visión que recibió Isaías representa la condición del pueblo de Dios en los últimos días…. Cuando, por medio de la fe, miran dentro del lugar santísimo y ven la obra de Cristo en el santuario celestial, comprenden que son un pueblo de labios inmundos: un pueblo cuyos labios a menudo hablan vanidad y cuyos talentos no han sido santificados y empleados enteramente para la gloria de Dios. Bien pueden desesperarse al ver el contraste entre su propia debilidad e indignidad y la pureza y hermosura del glorioso carácter de Cristo. Pero si, como Isaías … humillan sus almas delante de Dios, habrá esperanza para ellos.”— The S.D.A. Bible Commentary 4:1138, 1139.


Cita 13

“Una unión con Cristo por medio de una fe viva es duradera; toda otra unión ha de perecer…. Pero esta unión nos costará algo…. Debe haber una penosa obra de separación tanto como una obra de adhesión. Deben ser vencidos el orgullo, el egoísmo, la vanidad, la mundanalidad, es decir el pecado en todas sus formas, si queremos obtener esta comunión con Cristo. La razón por la cual muchos hallan que la vida cristiana es tan lamentablemente difícil, la razón por qué son tan volubles e inconstantes es porque tratan de allegarse a Cristo sin separarse de todos esos ídolos acariciados.”—The S.D.A. Bible Commentary 5:1143, 1144.


Cita 14

Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo para perdonar nuestros pecados, y limpiarnos de toda maldad. 1 Juan 1:9.

Vendrán las tentaciones del enemigo; pero, ¿le daremos la ventaja de quebrantar todas las barreras al ceder aunque sea en una jota a los más estrictos principios de integridad? Si cedemos en lo más mínimo, lanzará sobre nosotros una tentación tras otra, hasta que vayamos directamente en contra de las claras afirmaciones de la Palabra de Dios, para seguir los planes y hacer la voluntad de Satanás.

Este y su confederación de ángeles malignos están siempre alerta para ver por qué medios pueden engañar y arruinar a las almas que se han enrolado bajo la bandera ensangrentada del Príncipe Emanuel. Corrieron bien por un tiempo, probaron y vieron que el Señor es bueno; pero cuando cayeron en el pecado anduvieron en tinieblas. Cuando cayeron en tentación deben de haber dejado de mirar a Jesús, el autor y consumador de nuestra fe. Pero al confesar sus pecados, crean que la Palabra de Dios no falla, sino que el que ha prometido es fiel. Es tanto su deber creer que Dios cumple su palabra y perdona sus pecados, como confesarlos.

Deben ejercer fe en Dios puesto que hará exactamente lo que ha prometido en su Palabra, y perdonará todas sus transgresiones. ¿Cómo podemos saber verdaderamente que el Señor es nuestro Redentor, que perdona nuestros pecados, y comprobar que dispone de santidad, gracia y amor en nuestro beneficio? ¡Oh, debemos creer sin reservas en su Palabra, con espíritu contrito y obediente! No hay necesidad de que andemos contristados y arrepintiéndonos siempre, como si anduviéramos bajo una nube de constante condenación. Crea en la Palabra de Dios, mire constantemente a Jesús, medite en sus virtudes y su misericordia, y surgirá en su corazón un odio incontenible hacia el mal. Se contará entre los que tienen hambre y sed de justicia.

Mientras más de cerca examinemos a Jesús, más claramente veremos nuestros propios defectos de carácter. Al ver nuestras faltas, confesémoslas a Jesús, y con el alma verdaderamente contrita cooperaremos con el poder divino del Espíritu Santo para vencer todo mal. Si confesamos nuestros pecados, debemos creer que son perdonados, porque la promesa es positiva.

—The Review and Herald, 21 de marzo de 1912. (Cada Día con Dios – 21 de Marzo).


Cita 16

Porque Jehová da la sabiduría, y de su boca viene el conocimiento y la inteligencia. Proverbios 2:6.

En un mundo como el nuestro, donde la verdad y el error están tan entremezclados que es difícil distinguirlos, es peligroso dejar de buscar sabiduría de lo alto. Los que quieren prestar atención ahora mismo y volverse al Señor sin demora, ubicándose sobre el verdadero fundamento, recibirán perdón. Todo error está mezclado con algo de verdad y esta circunstancia contribuye a que los engaños de Satanás sean más difíciles de discernir.

Muchos de los que han conocido la verdad han corrompido su camino delante de Dios y se han apartado de la fe. Las filas raleadas se llenarán con aquellos a quienes Cristo se refiere cuando dice que acuden a la hora undécima.

Hay muchos con quienes el Espíritu de Dios todavía está luchando. El momento de los juicios destructivos de Dios será la hora de la misericordia para los que no han tenido la oportunidad de aprender la verdad. El Señor los contemplará con ternura.

Su corazón misericordioso se sentirá conmovido; su brazo seguirá extendido para salvar, mientras se cierra la puerta para los que no quieren entrar. Serán admitidos en grandes cantidades los que en estos últimos días oigan acerca de la verdad por primera vez.

—Carta 103, del 3 de junio de 1903, al pastor Jorge B. Starr y Sra., obreros de mucha experiencia relacionados con la Hna. White tanto en los Estados Unidos como en Australia. (Cada Día con Dios – 3 de Junio).


Cita 17

Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. 1 Crónicas 29:14.

Los que viven en esta tierra debieran unirse con las huestes celestiales en atribuir toda honra y gloria al Creador. Ningún hombre tiene el menor motivo para ufanarse o exaltarse a sí mismo, aunque haga al máximo lo mejor que puede…

Constantemente Dios está obrando para subsanar las deficiencias humanas. Aun el arrepentimiento es originado por medio de la aplicación de la gracia. El corazón natural siente que no necesita arrepentimiento. Las lágrimas que brotan de los ojos del hombre a causa de la tristeza por su pecaminosidad y debidas a la simpatía hacia otros pecadores, comienzan espontáneas. Ellas son como rocío de los ojos que pertenecen a Dios…

Las buenas resoluciones que hacemos no son sino la expresión de deseos que son de Dios. La vida reformada no es sino el mejor empleo de una vida que ha sido rescatada por el sacrificio de su Hijo Jesús. Ningún crédito debiéramos atribuir para nosotros mismos por ninguna cosa que podamos hacer… También la fe es un don de Dios. La fe es el asentimiento de la comprensión del hombre ante las palabras de Dios, que ata el corazón al servicio de Dios. ¿Y de quién es la comprensión humana sino de Dios? ¿De quién el corazón sino de Dios?

Tener fe es rendir a Dios la inteligencia, la energía, que hemos recibido de él. Por lo tanto los que ejercitan la fe no merecen para sí mismos ningún crédito… Las aptitudes celestiales concedidas no debieran emplearse con fines egoístas. Cada energía, cada don es un talento que debiera contribuir a la gloria de Dios al ser usado en su servicio… No busque nadie la exaltación propia al hablar de lo que ha hecho, no enaltezca sus habilidades, no haga gala de sus conocimientos y no cultive la presunción.

—The Review and Herald, 19 de diciembre de 1904. (En los Lugares Celestiales – 2 de Agosto).


Cita 18

Los pecados de algunos hombres se hacen patentes antes que ellos vengan a juicio, mas a otros se les descubren después. Asimismo se hacen manifiestas las buenas obras; y las que son de otra manera, no pueden permanecer ocultas. 1 Timoteo 5:24, 25.

Muchos de los que aman la complacencia propia y murmuran contra el recto testimonio contenido en el mensaje a Laodicea, ignoran cuán pecaminosas son realmente sus acciones; pero en ocasión del juicio se avergonzarán de su ingratitud y su rebelión contra Aquel que tanta paciencia tuvo con ellos, y no los separó de su pueblo por causa de sus pecados. No habrá entonces confesión ni llanto que valga para los que hayan mancillado su registro.

Muchos que en la actualidad pretenden ser discípulos de Cristo se contarán entre los que no se arrepintieron, sino que engañaron sus almas para su ruina eterna. El evadir la verdad no le dará valor a ninguna alma en el día del juicio para que abra sus labios en defensa propia… Dios ha enviado mensajes de su Palabra a las almas que viven descuidadamente, y que no se avergüenzan de su conducta errónea. Oí pronunciar estas palabras: “¿Por qué dices, oh Jacob, y hablas tú, Israel: Mi camino está escondido de Jehová, y de mi Dios pasó mi juicio? ¿No has sabido, no has oído que el Dios eterno es Jehová, el cual creó los confines de la tierra? No desfallece, ni se fatiga con cansancio, y su entendimiento no hay quien lo alcance”. Isaías 40:27, 28.

Si las almas descuidadas y complacientes buscaran al Señor y confesaran sus pecados, comprenderían que mediante sus vidas inconversas han desviado a otras, y entonces se arrepentirían y se convertirían… Dios está llamando constantemente al corazón humano, induciéndolo a reconocer su amor y su misericordia, y a aceptar su justicia en lugar de los principios del mal. De ese modo le ha suplicado a la humanidad en todas las épocas. En los días de Noé Cristo habló a los hombres por medio de un instrumento humano, y predicó a los que se hallaban en la esclavitud del pecado. Se presentó a Israel envuelto en una columna de nube de día y en una columna de fuego de noche…

Hay quienes no valoran suficientemente estas cosas. La instrucción dada a Israel debiera ser comprendida hoy por toda alma viviente. El hombre puede pretender ser muy inteligente, pero se necesita más que inteligencia humana para captar las revelaciones del Evangelio.

—Carta 106, del 26 de septiembre de 1909, dirigida a nuestras Iglesias de Oakland y Berkeley. (Cada Día con Dios – 26 de Septiembre).


Cita 19

“Quien desee experimentar un verdadero arrepentimiento, ¿qué debe hacer? Debe acudir a Jesús tal cual es y sin demora.”—Selected Messages 1:390, 391.


Cita 20

¿Qué Dios como tú, que perdonas la maldad, y olvidas el pecado del resto de su heredad? No retuvo para siempre su enojo, porque es amador de misericordia. Miqueas 7:18.

“El perdón de Dios no es solamente un acto judicial por el cual nos libra de la condenación. No es solamente el perdón por el pecado, sino también una redención del pecado. Es la efusión de amor redentor que transforma el corazón. David tenía el concepto verdadero del perdón cuando oró, ‘Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio; y renueva un espíritu recto dentro de mí.’ Y otra vez dice, ‘Cuanto está lejos el oriente del occidente, hizo alejar de nosotros nuestras rebeliones.’”—El Discurso Maestro de Jesucristo, 95.


Cita 21

“Si dais, arrepentidos, un solo paso hacia él, se apresurará a rodearos con sus brazos de amor infinito. Su oído está abierto al clamor del alma contrita. El conoce el primer esfuerzo del corazón para llegar a él. Nunca se ofrece una oración, aun balbuceada, nunca se derrama una lágrima, aun en secreto, nunca se acaricia un deseo sincero, por débil que sea de llegar a Dios, sin que el Espíritu de Dios vaya a su encuentro. Aun antes de que la oración sea pronunciada, o el anhelo del corazón sea dado a conocer, la gracia de Cristo sale al encuentro de la gracia que está obrando en el alma humana.”—Sketches From the Life of Paul, 190.


Cita 22

“Vuestro Padre celestial os quitará los vestidos manchados por el pecado. En la hermosa profecía parabólica de Zacarías, el sumo sacerdote Josué, que estaba delante del ángel del Señor vestido con vestimentas viles, representa al pecador. Y el Señor dice: ‘Quitadle esas vestimentas viles.’”—Sketches From the Life of Paul, 190.


*Las citas de este libro se actualizan constantemente

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